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Miedo y asco en Las Vegas: literatura y cine

¿Quién fue Hunter S. Thompson?

El escritor americano Hunter S. Thompson pasará a la historia por haber sido el padre del ‘periodismo gonzo’, un término acuñado por primera vez en la década de los setenta que hace referencia a una forma de hacer periodismo en la que el autor pasa a ser el protagonista absoluto del texto, influyendo directamente en el resultado final. El ‘periodismo gonzo’ va unos cuantos pasos más allá de lo que se había visto en otras publicaciones del momento, que tenían unos tintes más realistas, y es que con esta narración es difícil discernir entre realidad y ficción.

Como hiciera Truman Capote en ‘A sangre fría’, Thompson se valió de sus propias percepciones para crear sus novelas, por lo que, a menudo, se intercalan opiniones subjetivas con hechos objetivos. Sin embargo, Capote se limitó a contar unos hechos que ya habían sucedido, mientras que Thompson protagonizó su obra, por lo que sus vivencias son el alma de sus escritos. De este modo, podríamos considerar que el ‘periodismo gonzo’ es un subgénero dentro del llamado ‘nuevo periodismo’ que se encargó de llevar el estilo de Capote a una nueva dimensión.

A la hora de analizar las características principales de ‘Miedo y asco en Las Vegas’ se debe tener muy en cuenta la vida de su autor, que estuvo marcada por las dificultades desde su nacimiento hasta su suicidio a los 67 años de edad. En su infancia, Thompson tuvo que hacer frente a la repentina muerte de su padre y a los problemas de alcoholismo de su madre. En su juventud destacan episodios de insubordinación, lo que le llevó a perder varios puestos de trabajo. El espíritu del novelista queda perfectamente reflejado en el libro. Un claro ejemplo de ello es su relación con las drogas. Thompson, que fue candidato a sheriff durante los años setenta, pretendía despenalizar el consumo de este tipo de sustancias, por lo que no es de extrañar que en el texto se hable de drogas con una naturalidad pasmosa.

Literatura adaptada al séptimo arte

‘Miedo y asco en Las Vegas’ nos propone la búsqueda del Sueño Americano de la mano del propio escritor del libro y de su abogado, que aparecen en la obra bajo el pseudónimo de Raoul Duke y Doctor Gonzo respectivamente. La particularidad de este relato es que, para conseguir dicho objetivo, los protagonistas no dudan en utilizar un auténtico ‘arsenal’ de drogas, lo que les hará vivir situaciones de lo más surrealistas. La elección de Las Vegas como escenario en el que transcurre la acción no es casualidad, y es que esta ciudad es considerada como un símbolo del consumismo y el desenfreno. El resultado de este ‘experimento’ es un libro cargado de emociones que contiene situaciones cómicas y momentos absolutamente inquietantes provocados por los efectos de las drogas.

 Esta novela, publicada por primera vez en 1971 en la revista Rolling Stone, supone uno de los máximos exponentes del ‘periodismo gonzo’. El punto de partida de la historia nos sitúa “en algún lugar de Barstow, muy cerca del desierto”. El escritor y su abogado van camino de Las Vegas a bordo de un coche descapotable alquilado con el objetivo de cumplir un encargo periodístico: Cubrir la Mint 400, una importante carrera de motocross. Duke, que ejerce de narrador de la historia, muestra desde el principio sus verdaderas intenciones (encontrar el Sueño Americano) y detalla el alijo de drogas que lleva oculto en el interior de su maleta.

El argumento llamó la atención en Hollywood y es por ello que en 1998 se realizó una adaptación cinematográfica del libro de Thompson en la que Johnny Deep fue el encargado de dar vida al Raoul Duke. El reparto incluía actores de la talla de Benicio del Toro, que interpretaba al abogado samoano y Cristina Ricci, que encarnó a Lucy, otro de los personajes que aparece en la novela. A pesar de que la película se mantuvo fiel a la historia original, el largometraje carece de alguno de los aspectos que convirtieron a ‘Miedo y asco en Las Vegas’ en todo un referente, y es que plasmar todo el contenido, las sensaciones y las emociones que transmite la obra de Thompson era un reto muy complicado.

Tanto el inicio del libro como el de la película nos sumergen de lleno en la acción, que comienza en el mencionado descapotable con destino a Las Vegas. Pese a ello, este punto de partida no obtiene el mismo resultado en los dos formatos. En la novela, el autor no tarda en explicar el porqué del extraño viaje. Sin embargo, el largometraje tarda demasiado en mencionarlo, por lo que los primeros minutos son confusos para una persona que no haya leído el libro con anterioridad. Esta es la primera gran diferencia entre la publicación original y la adaptación cinematográfica, y es que, mientras el libro mantiene un orden dentro del caos, en la película se van sucediendo las escenas sin que se observe una estructura que dé explicación a lo que está sucediendo.

 El filme, condensado en 118 minutos de duración, narra la práctica totalidad de lo que sucede a lo largo de las 200 páginas de la novela. A pesar de ello, la película ‘olvida’ o cambia algunos momentos que hubiesen ayudado a que el espectador se situase. Un claro ejemplo de ello son las diferentes noticias de prensa que aparecen en el libro, que ayudan al lector a conocer el contexto social de la época. Este hecho tiene una gran importancia, ya que la droga tuvo un considerable protagonismo en la sociedad americana de los años 60 y 70 (los años 60 llegaron a ser denominados como ‘la década de la droga’), algo que queda perfectamente reflejado en esas noticias en las que se narran, entre otras cosas, muertes por sobredosis y problemas relacionados con este tipo de sustancias ilegales.

La película tampoco logra transmitir el espíritu de la obra original. El libro de Thompson contiene dosis de un humor un tanto especial que no fue del todo bien llevado a la gran pantalla. Los momentos de paranoia que ocasionan las drogas en Duke y Gonzo no surten el mismo efecto en ambos formatos. Este hecho puede comprobarse desde el principio al comparar el momento en el que los protagonistas deciden recoger a un autostopista. En este punto, el periodista y el abogado se encuentran bajo el efecto de las drogas, por lo que resulta bastante cómico ver cómo se comportan con el recién llegado, que poco a poco se va dando cuenta del sitio en el que se ha metido. Imaginar este capítulo mientras se lee el libro resulta bastante divertido, incluso podemos llegar a ponernos en la piel del pobre autostopista. Sin embargo, la misma escena resulta algo más desconcertante en el largometraje, donde todo sucede sin apenas explicación.

 La esencia de ‘Miedo y asco en Las Vegas’ se diluye a lo largo de la película. Thompson propone una lectura frenética y a la vez divertida mientras que el producto de Terry Gilliam, director de la adaptación cinematográfica, se queda en un relato gris, arrítmico e inconexo que pocas veces resulta tan divertido como el texto original. Para realizar este comentario vi en dos ocasiones la película. En el primer visionado no había tenido la oportunidad de leer el libro y he de decir que no la entendí. Sin embargo, una vez leída la novela volví a ver el largometraje y mi opinión cambió por completo. Al haber leído el texto de Thompson pude conectar todas las piezas del puzzle y conseguí no perderme, algo que sí sucedió la primera vez y es que ahora ya sabía quiénes eran Raoul Duke, el Doctor Gonzo o Lucy, por lo que seguir el ritmo de la película fue mucho más fácil en esta segunda ocasión.

Como en la mayoría de las adaptaciones de Hollywood, la película se desmarca en algunas ocasiones de la novela original. Estas modificaciones se dan, sobre todo, en los últimos compases del largometraje. Ejemplos de ello son los sucesos de Las Vegas Norte, en los que además de omitir a algún personaje, no se refleja la conversación surrealista sobre el Sueño Americano que los protagonistas mantienen con las responsables del local de tacos. En la novela, la escena refleja humor surrealista y tensión a partes iguales. Sin embargo, la película olvida por completo la conversación y se refleja sólo la tensión entre la camarera y el Doctor Gonzo. Del mismo modo, el final del filme no es el mismo que el del libro. Mientras que en la película Duke vuelve a casa por carretera, en el libro se dice que el camino de vuelta lo realiza en avión, por lo que lo sucedido en las últimas diez páginas no se aprecia en el largometraje.

Otro de los contrapuntos entre ambas versiones es la forma en que se plasma la locura y la paranoia, elementos que se repiten a lo largo de toda la obra. Las drogas hacen que los protagonistas vean la realidad de una forma distorsionada. De este modo, Duke y Gonzo se encuentran con murciélagos en mitad del desierto o extrañas bestias a su llegada al hotel de Las Vegas. En la novela, Duke nos describe cómo se siente mientras que en la película podemos ver a través de los ojos del protagonista: Nosotros también vemos los murciélagos y las bestias del hotel Mint. Este apartado está íntimamente ligado al concepto de realidad que plantea Thompson.

 Como ya sucediese en otros libros como ‘A sangre fría’, el lector apenas puede diferenciar lo que es real y lo que no. De este modo, el autor de ‘Miedo y asco en Las Vegas’ nos propone una serie de aventuras que incluyen todo tipo de delitos entre los que destacan el evidente consumo de sustancias prohibidas, el robo o el fraude. La búsqueda del Sueño Americano se transforma en un viaje que muestra lo peor de la sociedad americana del momento, y es que para conseguir hacer realidad este sueño utilizan las drogas como una forma de evadirse de la realidad. El desenfrenado consumo estas sustancias y las múltiples desventuras de los protagonistas resultan un tanto increíbles, de modo que es fácil llegar a pensar que parte del relato es una exageración de lo que realmente sucedió o una invención del autor. Las drogas causan efectos devastadores en los personajes sin repercutir demasiado en el ritmo de vida de los protagonistas, por lo que es de suponer que no todo sucediera del modo en que se cuenta. Al condensar todo el texto en menos de dos horas de metraje se da lugar a situaciones inverosímiles, y es que la distorsión de la realidad que producen las drogas en los personajes no se entiende del mismo modo en la película que en la novela.

 La obra literaria recoge locuras que quedan perfectamente ejemplificadas en la persecución por la carretera o el episodio en el que Duke acerca a su abogado en el aeropuerto. Estas aventuras, que al leer el libro pueden ser consideradas como una exageración, son plasmadas en la película tal cual están narradas libro, por lo que el producto cinematográfico resulta demasiado fantasioso, difícil de creer.

 Johnny Depp vs. Raoul Duke

 En cuanto a los personajes, la adaptación de ‘Miedo y asco en Las Vegas’ para la gran pantalla contó con actores que actualmente cuentan con una gran reputación. La actuación del reparto, y especialmente de Johnny Depp y Benicio del Toro, está muy lograda, ya que logran transmitir a la perfección las múltiples sensaciones que ocasiona el consumo de drogas. Sin embargo, los que hayan leído previamente la obra de Thomson puede que se lleven una pequeña decepción. Los protagonistas cumplen con su papel, aunque es muy posible que al haber leído la novela con anterioridad los hubiésemos imaginado de otra forma. A pesar de ello, su interpretación es uno de los puntos fuertes de la película.

Esta delirante aventura cuenta también con las breves apariciones de actrices como Cameron Díaz o Cristina Ricci. Esta última es la encargada de interpretar a Lucy, una joven que llega a Las Vegas con el objetivo de conocer a su artista favorita. Pese a que en la película no se ahonda demasiado en su historia, Thompson desarrolla esta trama en su libro. El personaje de Lucy podría considerarse como un daño colateral del abuso de drogas de los protagonistas, ya que llega a Las Vegas siendo una niña inocente y termina su viaje totalmente transformada. El abogado samoano de Duke la conoce en el aeropuerto, le da a probar el LSD y después mantiene relaciones sexuales con ella.

Lucy representa las consecuencias de la aventura, y es que todo lo que los personajes hacen con ella en el libro podría hacer que acabasen cárcel. En la película, Duke imagina cómo sería el supuesto juicio en el que la joven les haría pagar por todo lo que le hicieron. Para fortuna de los protagonistas, la muchacha no les delata, aunque supone una seria amenaza para los personajes principales durante buena parte de la historia.

La trama de la joven Lucy pone de manifiesto uno de los planteamientos más interesantes de la novela y es que, a pesar de todas las fechorías de los protagonistas, Duke y el Doctor Gonzo nunca llegan a pagar las consecuencias de sus actos. Los dos personajes aterrorizan y escandalizan allá donde van. Además, son capaces de estafar a dos de los hoteles más importantes de la ciudad sin que esto les suponga un impedimento en su aventura. En la adaptación cinematográfica puede verse cómo acaban las habitaciones de los hoteles en los que se alejan. Del mismo modo, es curioso ver el modo en que ambos personajes escapan de situaciones críticas gracias a la improvisación. El escritor y el abogado muestran una gran soltura a la hora de inventar historias, lo que les ayuda a salir de más de un apuro.

Informa: Jorge Lisbona

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