Entrevistas

Miguel Ángel Yusta: «La cultura es la cenicienta de nuestra sociedad»

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Fisioterapeuta, poeta, escritor, experto en copla, director adjunto de la revista literaria Imán, colaborador de Heraldo de Aragón y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Aragonesa de Escritores, Miguel Ángel Yusta, ha sido uno de los encargados en clausurar el ciclo cultural Los lunes del Principal en la sesión “La literatura, los autores y sus asociaciones”, junto a Julio Cristellys. Tras su paso por el coloquio, hablamos con “Mayusta” sobre su labor como poeta, escritor y difusor de cultura.

Dragón Digital.- Escribe poesía desde la adolescencia ¿qué significa para usted?

 Miguel Ángel Yusta.- La poesía creo que es, ante todo, una actitud frente a la vida y las circunstancias que nos rodean  y que tamizamos con esa visión especial al despertar ante un mundo grande y distinto que supone la adolescencia. Las lecturas y el afán de plasmar en una cuartilla las sensaciones que descubríamos en esos años fueron los principios de mi poesía.

D.D.- ¿Cómo ha combinado un hombre dedicado a la ciencia su trabajo con su pasión por la escritura?

M.A.Y.- En aquellos años de trabajo y dificultades, con una familia que mantener y cuidar, había que, primero, “llenar la nevera” y eso, por desgracia, no se conseguía -excepto casos gloriosos- con la poesía. No obstante escribía a diario, tanto mis colaboraciones de prensa, desde los vieintitantos años, como mis cuadernos de poemas. La noche era mi cómplice y compañera y, robando horas al sueño, leía, leía mucho y escribía…

D.D.- Colabora en diferentes medios de comunicación: columnista en Heraldo de Aragón, director adjunto de la revista literaria Imán, colaborador en su momento de  Criaturas Saturnianas y Barataria, ¿qué le aportan estos trabajos?

M.A.Y.- Escribir es algo maravilloso y aporta vida. También el mundo del escritor tiene peculiaridades específicas, algunas muy hermosas. En conjunto, escribir agrega satisfacción personal, amistad y, ante todo, el inmenso placer de, a través de la escritura, intentar llegar a conocerte a ti mismo cada vez más y a perfeccionar tu devenir vital.

D.D.- Como coordinador del ciclo “Encuentros literarios” y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Aragonesa de Escritores, ¿cómo cree que se debe difundir y promover la cultura en la actualidad?

M.A.Y.- La cultura, actualmente, es la cenicienta de nuestra sociedad, más atenta a otros menesteres como el triunfo inmediato, el brillo social o el consumo.  Hay que intentar imprimir el amor por la cultura desde la escuela y enseñar a amarla, porque ella es la que nos enriquece de verdad como seres humanos. Los gobernantes tienen la obligación de promover la cultura desde la base del sistema educativo. Los padres también deben orientar a sus hijos en ese amor, que les dará armas para mejorar como personas. Pienso, también, que es necesario distinguir entre la verdadera cultura y la que nos intentan vender como cultura quienes hacen de ella simplemente un elemento más de consumo indiscriminado.

D.D.- Su última antología, 20 + 1 poemas, recoge sus mejores poemas en versión bilingüe castellano-gallega. ¿Por qué en gallego si su origen es aragonés y vive en Zaragoza?

M.A.Y.- Fue un ofrecimiento de la Editorial (Lastura) que tiene raíces gallegas y una colección específica. Aunque la antología es necesariamente corta, ha sido muy emotivo ver los poemas en esa lengua dulce que tantos buenos escritores y poetas ha dado a España.

D.D.- Su obra trata mayoritariamente el tema del amor ¿por qué?

M.A.Y.- La poesía lírica está y estará viva, porque el amor es un motor fundamental del hombre. Vivir es amar y la poesía  -que también es un arma cargada con munición diversa y necesaria, además del futuro a que se refería Celaya-  refleja intemporalmente, aunque adaptándose a las diversas épocas y modos, ese amor. En el fondo de toda poesía hay amor. No creo que sean estos “malos tiempos para la lírica” sino, muy al contrario, precisamente en esta época de crisis es cuando más nos hace falta esa capacidad de amor.

Siempre habrá quien se pregunte ante un poemario “de amor”: ¿Otro libro de amor? Podríamos contestarle: ¿Está todo dicho sobre el amor? ¿Quién sabe, entonces, por qué seguimos escribiendo sobre el amor? Pues tal vez porque, como decía el Fénix de los ingenios, simplemente “quien lo probó lo sabe».

D.D.- El poemario Ayer fue sombra, en el que ofrece una visión histórica de Zaragoza en clave autobiográfica, recibió el  VI Premio de Poesía Delegación del Gobierno, ¿qué significó para usted este reconocimiento?

M.A.Y.- Nunca me había presentado a concurso alguno (exceptuando los de coplas, mi otra “debilidad”) y el premio constituyó una gran alegría porque, además, es un poemario escrito en verso libre y que refleja muchos momentos de una infancia en tiempos de grisura y su reconocimiento suponía un premio complementario, una satisfacción adicional a esa especie de “confesión” personal.

D.D.- ¿Por qué firmas tu sección Rincón de la copla como “Mayusta”?

M.A.Y.- Simplemente por abreviar mi nombre. Los artículos y otros trabajos los firmo con el nombre completo pero se queda más fácilmente en el lector esa forma abreviada. Y me gusta Mayusta…

D.D.- ¿Como experto en copla, ¿cuál crees que es su relación con la poesía?

M.A.Y.- Creo que soy un luchador por la consideración de la copla como estrofa poética, como un excelente micropoema nuestro, genuinamente español en el que, en cuatro octosílabos asonantados los pares, hay que expresar una idea poética. Se había llegado a devaluar la copla (tan excelentemente utilizada en toda la literatura castellana y muy especialmente por los mejores representantes de la generación del veintisiete) e incluso en las letras de copla para jota aragonesa ( que se llaman canticas o cantas) se había caído en el tópico y en la vulgaridad. La copla es noble, es bella y se está revalorizando porque los buenos poetas no la desdeñan, sino al contrario.  A través del “Rincón de la copla” han desfilado grandes poetas, (Rosendo Tello, Ángel Guinda, Manuel Vilas…) algunos de los cuales componían su primera copla y se han aficionado a ella, hasta el punto de cultivarla con frecuencia (caso del poeta Joaquín Sánchez-Vallés).

 

Informa: Leyre Beazcochea.

Universidad San Jorge