Entrevistas

Pablo Aragües y Jesús Salvo: El futuro del cine aragonés

La industria cinematográfica no pasa por su mejor momento económico, pero esto no está reñido con el talento y las ganas de sorprender al público. Pablo Aragües y Jesús Salvo son dos jóvenes aragoneses que intentan hacerse un hueco en el cine español con trabajo, ganas y empeño. Los dos quieren conseguir una misma meta: poder mantenerse trabajando en su verdadera vocación.

Directores
Jesus Salvo y Pablo Aragües presentan sus últimos proyectos.

Con solo dieciséis años Pablo Aragües comenzó su carrera como director de cine, productor y guionista. A lo largo de sus quince años de carrera ha presentado una larga serie de cortometrajes y largometrajes como Road to Wocken, Duelo, Noches Rojas o Luz. Hoy por hoy se encuentra inmerso en la promoción de su última película Vigilo el camino que actualmente puede verse en los cines del centro comercial Aragonia. “Era un guión que tenía aparcado desde hace unos años. El principio está basado en un hecho real, que le pasó a un amigo de Logroño que entró dentro de un triángulo amoroso y eso le llevó a una secta”, explica Aragües sobre el argumento del film.

Lo más curioso de esta película es sin duda el proyecto de grabación que se ha llevado a cabo con presupuesto cero, tal y como narra Aragües: “Ha sido una producción de guerrilla total. No teníamos ni un duro, éramos prácticamente tres personas en el equipo técnico y los actores, rodábamos en localizaciones que yo conocía bien porque había rodado allí mis primeros cortos, casi todo exteriores para no tener que alquilar luces, de hecho la película está rodada solo con dos pantallas de fluorescentes”.

Pablo Aragües director
Pablo Aragües al lado del actor William Miller en su último largometraje «Vigilo el camino».

El joven director se siente muy agradecido a su mujer y productora y a su familia, sin la cual no podría haber sacado este proyecto adelante. “No tenía más sitio en mi casa y los actores de fuera de Zaragoza se alojaron en casa de mis padres, donde nos daban de comer al equipo todos los días”, afirma Aragües recalcando la importancia que ha tenido el apoyo de sus familiares por no contar con presupuesto para el rodaje de la película.

Pablo Aragües: “Esto es cine de guerrilla: sin prespuesto”

Preguntado por la situación actual del país y del cine hace alusión de nuevo a su último trabajo: “Esto no es cine low cost, esto es cine de guerrilla: sin presupuesto”. Aragües hace énfasis en la importancia del cine digital para la difusión de las películas: “Nosotros, con una película minúscula, sin dinero y sin ayudas, hemos logrado que se estrene en cines. Eso solo lo hace posible el cine digital. Tanto rodarlo, como editarlo, exhibirlo y distribuirlo, que es lo realmente importante. Ahora tu película va en un disco duro a cualquier cine.” Pablo Aragües cuenta que puede vivir exclusivamente del cine desde el año 2006, aunque hace un matiz: “Yo diría que más que vivir, es sobrevivir”.

Pablo Aragües: “Ahora salgo de los dos peores años de mi vida”

“En toda carrera, en cualquier trabajo, hay momentos buenos y momentos malos. También hay otros malísimos. Yo mismo salgo ahora de los dos peores años de mi vida y mi carrera, La cuestión está en saber salir de ellos y seguir”, explica Aragües haciendo balance sobre lo que ha vivido en esta profesión de la que extrae una conclusión final: “Hay que estar dispuesto a darlo todo. Sarna con gusto no pica”.

Sin salir de las fronteras de nuestra comunidad autónoma encontramos a Jesús Salvo, otro joven emprendedor que con solo veintiséis años se encuentra a punto de estrenar su segundo cortometraje El País de Nunca Jamás que cuenta con Eva Isanta (“La que se avecina”) como protagonista. Salvo debutó en 2012 con su primer cortometraje Diario de una persona del que guarda grandes recuerdos y de cuyo éxito habla como “un reconocimiento a un reto profesional y personal” por la implicación que el director tenía con el argumento de la historia.

El segundo corto de Jesús Salvo, que se estrenará en Enero de 2014 vuelve a ser un drama, para el cual se ha inspirado en la peligrosidad de la calle, en la ingenuidad de los niños y en una tienda retro con unos juguetes preciosos, además de en otras películas. “Plantea un dilema moral que sin duda me llevo largos quebraderos de cabeza, y me hizo preguntarme cosas e investigar más a fondo al ser humano” afirma Salvo al referirse al argumento de su último trabajo.

Jesús Salvo: “No hago un corto pensando en ganar premios. Quiero seguir creciendo.”

Las expectativas de Jesús Salvo sobre este segundo corto son claras: “Seguir creciendo. No hago un corto y me pongo a pensar en si ganaré premios, sino en lo que estoy aprendiendo y creciendo con cada proyecto y las puertas que me abren para encabezar el siguiente. Mis expectativas son seguir teniendo el placer de hacer esto y llevar a cabo el tercer cortometraje”, afirma Salvo, que se muestra impaciente por el estreno de El País de Nunca Jamás.

Jesús Salvo director
El director Salvo dirigiendo su último cortometraje en el centro de Zaragoza.

Eva Isanta y Andrea Dueso son las actrices protagonistas del segundo cortometraje de Jesús Salvo. El director aragonés define la posibilidad de haber trabajado con ellas como un privilegio. De Isanta destaca su nivel humano, que dice haberle dejado anonadado. De Dueso, que repite trabajando con Salvo afirma que es un seguro de vida para cualquier director.

Jesús Salvo también tiene palabras para hablar del alto precio del cine, sobre lo que opina que “Todo es una cuestión de prioridades. En Zaragoza puedes ver una película por cinco euros los miércoles. Esto es lo que te gastas en una copa el fin de semana, es decir, bebe una copa menos y ve al cine.” Salvo también defiende la calidad cinematográfica europea ante la americana, a la que se refiere como “una gran industria”.

En referencia a si puede vivir del cine Salvo se diferencia de Aragües de forma radical: “No puedo vivir de forma holgada del cine. Se sufre y mucho, pero se disfruta sufriendo. Es puro masoquismo” afirma Salvo, que también confiesa: “Mi meta es un día en que pueda decir: puedo vivir de esto, no se si holgadamente o apretado, pero poder vivir.”

 

 

 

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