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¿Eliminando la brecha digital o contaminado Ghana?

“En los ríos ya no fluye agua, solo hay basura electrónica. El agua que queda está completamente negra. Contaminada por aceites y químicos”, explica Raphael Rowe –periodista de investigación de la BBC- sobre la situación del vertedero de Agbogbloshie en Accra (Ghana).

¿Alguna vez ha pensado qué ocurre con su viejo teléfono cuando compra uno nuevo? Algunas personas mantienen que los viejos teléfonos y otros dispositivos electrónicos acaban en Agbogbloshie. Donde niños despiezan estos aparatos quemándolos o con piedras para obtener metales valiosos que puedan vender.

¿Dónde está Accra?

Sin embargo, otras personas argumentan que estos dispositivos entran en el mercado de segunda mano de Ghana. Lo que hace que productos como televisiones o móviles sean más accesibles para algunos ghaneses.

Del tamaño de más de 15 campos de futbol y con alrededor de dos millones de toneladas de desechos, Agbogbloshie es considerado uno de los vertederos más grande del mundo. ¿Cómo se ha convertido Ghana en el hogar de uno de los vertederos más grandes del mundo?

Agbogbloshie Fuente: Environmental Justice Atlas

Haciendo números

En el mundo se generó más de 44 millones de basura electrónica en 2016. Únicamente el 20% se registró como reciclada correctamente, según la Universidad de las Naciones Unidas. En Europa, el porcentaje alcanza un 35% mientras que en África no llega al 1%.

“Lo que se tira en el primer mundo, tiene valor en Ghana”

“Uno de los problemas principales en este tema es la propia definición de basura electrónica. Y la definición que dos culturas diferentes le dan. Lo que en Europa es un desecho, en Ghana es un ordenador más económico que se puede comprar y utilizar de nuevo” explica Juan Solera, periodista que llevó a cabo el documental “The blame game” sobre Agbogbloshie.

“Lo que carece de valor en el primer mundo, sí que lo tiene en Ghana. En Ghana la gente no siempre puede permitirse comprar productos nuevos, por lo que dependen del mercado de segunda mano. En Europa lo normal es utilizar los dispositivos electrónicos unos dos años. Pese a que la vida útil que tienen es mayor” añade Dagna Rams, antropóloga centrada en el mercado de reciclado de metales en Ghana.

Cantidad de basura electrónica generada por continente

¿Mercado de segunda mano o vertedero?

“Rompimos algunas partes de un televisor, pusimos un localizador en su interior y la dejamos abandonada en Reino Unido. Debería haber sido reciclada, pero al seguir el localizador, nos llevó a Ghana. Siguiendo la señal, llegamos a un pueblo y sabíamos que estaba allí, pero no la casa concreta. No mencionamos que éramos periodistas de la BBC. Pero conocimos a un hombre que decía haber visto esa televisión y le dijimos que ganaría un premio si podía decirnos dónde estaba. Ese hombre nos llevó a una casa donde nos presentó a otro hombre que tenía el localizador” explica Raphael Rowe.

Durante años, han dado la vuelta al mundo fotos de niños entre basura electrónica del vertedero de Agbogbloshie. Pero la explicación que hay detrás de esas fotografías es un tema complicado.

El 70% de los dispositivos electrónicos que llegan a Ghana, todavía se pueden utilizar y otro 20% se puede reparar, según el informe Basura electrónica en Ghana. En el informe se destaca que la mayoría de ghaneses no se pueden permitir comprar productos electrónicos a estrenar. Pero sí productos desechados en otros países de Europa o Norte América. A pesar de ello, la mayoría de los productos de segundan mano acaban convirtiéndose en basura electrónica tras uno o dos años de su llegada al país.

La Convención de Basilea es un tratado internacional diseñado con el fin de reducir la cantidad de productos contaminantes que envían de unos países a otros. Más concretamente entre países más y menos desarrollados. Esta convención menciona que los dispositivos eléctricos o electrónicos se pueden mandar a otros países para que sean utilizados allí. Incluyendo aquellos que requieren de una reparación o mejora para su uso.

Al margen de lo que muestran los números, personas como Mike Anane –ecologista muy vinculado a Agbogbloshie durante 18 años- mantienen que lo establecido por la Convención de Basilea tiene “vacíos legales”. Lo que posibilita mandar basura electrónica bajo el nombre de “productos de segunda mano”. “Cuando era joven, un día estaba en el área del puerto y vi llegar un contenedor lleno de basura electrónica. Lo que me sorprendió. Por ello me pregunte: ¿a dónde irá? Al seguirlo descubrí que iba directamente a lo que ahora es un gran vertedero y antes era una zona verde preciosa. Me partió el corazón. Y ahora solo hay basura. Lo que era un lago, ahora no tiene vida, solo residuos electrónicos” explica Mike.

Estado de la firma de la Prohibición – Convención de Basilea

“A pesar de lo que se piensa, la Convención de Basilea no prohíbe nada todavía. Hay una prohibición que se creó en 1995 que restringiría la exportación de residuos contaminantes, incluyendo la basura electrónica. Pero no hay una lay internacional respecto a ello todavía” explica Katharina Kummer Pierry, exdirectora general del Secretariado de la Convención de Basilea.

El debate entre números, opiniones y testigos sigue abierto. Para aquellos que defienden que los productos electrónicos que llegan a Ghana son vendidos en el mercado de segunda mano, el problema está en que cuando estos dispositivos dejan de funcionar acaban llegando a Agbogbloshie. “Allí no existen centros de reciclaje. Por lo que cuando la vida útil de un producto acaba, se lleva al vertedero” explica Luis Alberto Henríquez Hernández, investigador del Departamento de Ciencias Clínicas en la Universidad de las Palmas de Gran Canaria.

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Paula Cámara

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