Reportajes

Freelance: especie en extinción

Por Ana Martín

Se juegan la vida luchando guerras, sin balas; con la muerte sobre sus espaldas; padeciendo hambre, enfermedades y dejando atrás la vida de confort que tienen garantizada en su país por sacar a la luz las atrocidades que están sucediendo en el mundo. Todo ¿para qué? ¿Merece la pena jugarse la vida de tal manera por recibir 50 euros por artículo? Esta es la realidad que viven a día de hoy los periodistas freelance en España.

Bien recibida ha sido la noticia de la actual liberación de los tres reporteros secuestrados en Siria, pero este hecho no puede hacernos olvidar que aún hay 23 periodistas en manos de los yihadistas del Estado Islámico y de Al Qaeda y que la mayoría están abandonados a su suerte porque carecen de la asistencia y apoyo que han tenido nuestros compatriotas por parte del Gobierno español.

Estas 23 personas que se encuentran desaparecidas no solo son nombres de una lista. Tienen familia, amigos, oficio y sueños. Fueron a cumplir su deber laboral como cualquier español, pero a su salario se le debería añadir un plus de peligrosidad. Y sin embargo, como recoge un estudio realizado por la Escuela de Periodistas de Cataluña, nada más lejos de la realidad profesional de un freelance-reportero de guerra, que suele recibir unos 700 euros por crónica con gastos de viaje por separado. Situaciones como ésta, hacen que el periodismo de guerra se esté convirtiendo en una especie de extinción. Y la fatídica guerra de Siria es una muestra de ello.

La mayoría de los periodistas en Siria son freelance que para vender una noticia tienen que pagar de su bolsillo los gastos de producción, gasto fijo de unos 100-150 euros, cuando por una noticia no cobran más de 50 -80 euros ¿sale esto a cuenta?

Este hecho solamente evidencia la situación degradadora que vive el periodismo en España. No solo es indigno para el reportero sino que muestra como en los medios de comunicación ya no se apuesta por la calidad.

Es evidente que en la actualidad prima la inmediatez de una información, que es ofrecida por las nuevas tecnologías y, claro, es más económico contratar a un becario que desde la redacción y con el uso de las redes sociales pueda producir piezas informativas para publicar, aunque por supuesto, no tengan que ver ni de lejos con la calidad de las enviadas por un reportero a pie de calle.

Si a ello le sumamos el alto grado de peligrosidad y riesgo que viven en su quehacer diario estos freelances, todavía es más denunciable y evidente la falta de consideración que se tiene hacia este sector del periodismo.

Con tan solo un chaleco antibalas, con suerte, y su única arma la palabra, llegan a lugares donde solamente son extranjeros, desconocidos y el darse a conocer como periodistas muchas veces no juega a su favor. A ningún país le interesa que un medio extranjero saque a la luz lo que ocurre dentro de sus fronteras, por lo que se convierten en enemigos. Y si no tienen demora en matar a inocentes ciudadanos, ¿por qué la iban a tener con sus contrarios?

No son marionetas del estado, ni de las empresas de la comunicación, son personas que tienen que comer todos los días y pagar facturas como todos. No es fácil dejar a tu familia sabiendo que posiblemente sea la última vez que la vuelvas a ver. Ya no es solo cuestión material, sino ética. Uno elige libremente dedicarse a esta rama del periodismo, ya sea por la adrenalina que genera, por cuestiones de valores o por otros el motivo, pero esto no quita que no haya una falta de humanidad por parte del gobierno de un país, que en vez de facilitar las cosas las complica mucho más, o de los empresas, que no pagan lo que debieran.

Cómo futura periodista, quiero tener garantía de que si me voy a jugar la vida por ofrecer información a medios españoles, información de calidad, merezca la pena. No solo tener un sueldo digno sino condiciones adecuadas para que en caso de cualquier altercado pueda estar protegida, y sentir que mi país está conmigo.

Confieso tener miedo, y no por irme a una guerra, sino porque la profesión, la cual llevo queriendo ejercer desde pequeña, termine por extinguirse totalmente. Estas condiciones desfavorables solo hacen que muchos profesionales freelance se replanteen sus situaciones y elijan la comodidad de una redacción. Por favor, no lleguemos a este límite.

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