Visualmente impactante y con unas buenas actuaciones por parte de Emily Blunt y Benicio del Toro, nada más. Tristemente, la historia detrás de “Sicario” no es más que algo irrelevante sobre un tema muy trillado y sobre el que hemos visto títulos mucho más interesantes. Sin embargo, la habilidad de Villeneuve para crear suspense es innegable, lo que hace que “Sicario” sea algo más que una simple película sobre drogas y sea capaz de entretener al espectador durante algo más de dos horas de metraje.
Una joven agente del FBI especializada en secuestros (Emily Blunt) con sed de venganza tras su última expedición, es captada por la CIA para formar parte del equipo de una importante operación contra uno de los grandes capos del narcotráfico de Ciudad Juárez (México). Los agentes Josh Brolin y Benicio del Toro están a la cabeza del equipo. El film es estrechamente comparable con Zero Dark Thirty (Kathryn Bigelow, 2012), pero ni Emily Blunt es Jessica Chastain ni “Sicario” es la mitad de interesante que la cinta de Bigelow.
Sicario podría ser mucho más si el desenlace no fuera tan insulso y vago. Se han hecho cientos de películas sobre la lucha de la droga y ésta no aporta nada nuevo al respecto. Villeneuve se sirve de su maestría para generar atmósferas que atrapen al espectador, pero me sentiría mucho más satisfecho si toda esa agonía tuviera algo de sentido al final. Como nota positiva, me quedo con el brillante desenlace de la subtrama de Del Toro y la liberación de su personaje tras la venganza.
Fotografías por: Cristina Martínez
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