El periodista de investigación del ABC, Javier Chicote Lerena, destaca por ser autor de informaciones de relevancia como el caso Gürtel, la caja B de Nueva Rumasa o la vinculación de los líderes de Podemos con los gobiernos de Irán y Venezuela. También ha publicado investigaciones sobre la tesis doctoral de Pedro Sánchez o el fraude de la Fundación Leo Messi. En 2008, colaboró con el detective Francisco Marco y publicaron el libro Objetivo Intervida: el complot contra una ONG, donde destapan la realidad del caso rodeada por intereses económicos, políticos y fiscales y grupos de presión.
Son muchas las ocasiones en las que hemos escuchado el concepto «ONG», aunque no son tantas las que se les ha relacionado con el Estado y las leyes que regulan su actividad. Es cierto que existe una gran relación entre este tipo de organizaciones y el propio Estado, que en algunos casos se convierte en un atajo legislativo. Pero, ¿Dónde está el inconveniente? El periodista de investigación Javier Chicote hace eco de las principales problemáticas al respecto.
La regulación por la que se rigen las ONG es muy compleja y amplia, como explica Chicote, puede estar sujeta a múltiples protectorados según su ámbito. El control de este tipo de organizaciones se basa en una serie de auditorías, donde, entre otras cosas, “se les exige que tienen que invertir el 70 por ciento de los ingresos proyectos. Aunque, al final, es todo una gran burocracia, no hay un inspector real, no hay interés de inspeccionar más allá”, explica Chicote.
“La mayoría de esos ingresos están destinados a los propios gastos de la ONG”
Según el artículo 27 de la Ley de Fundaciones, el 70 por ciento de las donaciones y presupuestos que recibe una ONG tienen que dirigirse a proyectos. Esto hace suponer que, de cada 10 euros que reciben, siete serían destinados exclusivamente al desarrollo de proyectos sociales, “pero esto no es así, se parte de una trampa”, explica Javier Chicote. “Hay un montón de capítulos que se les dejan contabilizar a ese 70 por ciento, si nos pusiéramos a investigar nos daríamos cuenta de que, en realidad, llegan como mucho tres o cuatro”, y añade Chicote: “No quiero generalizar, pero en muchos casos es así”.
Esos ‘capítulos’ de los que habla Javier Chicote son, por ejemplo, nóminas de empleados asociados al proyecto: “Meten sus nóminas en ese balance de cuentas y lo imputan a ese proyecto, aunque estén trabajando en Madrid ”, explica Chicote, considerándolo como un atajo para cumplir la ley y, además, “pasado por alto”, alega.
“Se les permite colar un montón de gastos que no son del proyecto”
En junio de 2019, Javier Chicote destapó la estafa de la Fundación Leo Messi (ABC). “Estaban imputando a proyectos facturas de miles de euros empleados en abogados”, revela Chicote, “lo que debería hacer el protectorado es pedir la justificación de que el bufete Cuatro Casas cobrara 100.000 euros de la fundación para proyectos sociales”, señala el periodista.
Al fin y al cabo, “utilizan ese dinero en alimentar su propia red clientelar”, afirma Chicote. “Habría que someterlos a controles muchísimo más exhaustivos, pero es difícil”. Explica Chicote lo siguiente: “Si, por ejemplo, actúas fuera de España, se contrata una segunda parte en el lugar. Al final, la única forma de controlar eso es estar pendiente de todo el proyecto. Y eso es algo que no van a hacer, viven de ello”. Por lo que “salvando excepciones, llega mucho menos dinero del que la gente cree”, concluye.
“No es el hecho de que esté mal legislado, es más el hecho de que no se hacen inspecciones a la altura que se debería”
“Si esto funcionara como la Agencia Tributaria, no habría estos problemas”, valora Chicote, pero “para hacer este tipo de inspecciones habría que ir a ver los proyectos, y es algo muy complicado”. Chicote lo justifica con su experiencia: “He visto cosas en ONG que no se permitirían en empresas privadas, hay muchos intereses políticos”.
“Por ejemplo, tengo tres millones de euros recaudados en España que, a su vez, están destinados en un proyecto en Camerún. La solución se basaría en ir allí y ver la cantidad que ha llegado y cómo se desarrolla el proyecto. No se hace así, por lo que no hay una verdadera inspección”. Javier Chicote
“Si te pones a investigar en el mundo de las ONG, desmantelarías la mitad por lo menos”, sostiene Chicote, «en realidad es todo un gran optimismo. El principal objetivo de de una ONG es su supervivencia. Aunque no es algo ilícito, tienen que sobrevivir”. Pero, por otro lado, “hay mucha gente montándose chiringuitos para vivir de esas subvenciones. ¿A dónde se dirigen? ”, se cuestiona el investigador.
Chicote asegura que “estamos pagando los sueldos de quien maneja la ONG y de su equipo. Después, están los proyectos sociales. Por lo tanto, no son desarrollados con la eficiencia que se haría en una empresa privada”.