Dos equipos con un objetivo en común: ascender en la nueva realidad

En el regreso del fútbol, la SD Huesca venció 1-3 en Málaga, sin embargo, el Real Zaragoza cayó en casa contra el Alcorcón con este mismo resultado de 1-3. Foto: Ángel de Castro
Real Zaragoza
 
No es victimismo, ni debe utilizarse como excusa, sino una realidad. Si hay algún equipo al que le ha perjudicado la interrupción de la Liga, ha sido al Real Zaragoza. Antes del parón obligado por la crisis sanitaria, el conjunto aragonés era el más competitivo de la categoría, tanto por juego como por resultados.
 
Había conseguido esa inercia de equipo ganador que caracteriza a los campeones y que le mantenía con solvencia en la zona de ascenso directo, con paso firme y seguro hacia Primera División. De la misma forma que, cuando a un corredor escapado en la etapa reina del Tour de Francia, le perjudica que su ritmo se vea interrumpido, por el motivo que sea, tras coronar el Alpe d’Huez, al Real Zaragoza, en pleno momento de confianza, buenos resultados y con sus jugadores en un estado de forma sobresaliente, no le ha beneficiado en absoluto que la competición parara justo antes del esprint final, a solo 11 jornadas de la meta. Obvio.
 
Por otro lado, el fútbol de la nueva normalidad va a comenzar sin público en las gradas (al menos, las primeras jornadas), aspecto que también perjudica al Real Zaragoza más que a ningún otro equipo. Y es que, si bien siempre se ha considerado un factor importante la masa social de La Romareda, su apoyo incondicional al equipo y el ambiente incómodo que supone para los rivales, la ausencia de este factor diferenciador, especialmente en Segunda División, contribuye a igualar todavía más a los equipos. En definitiva, que el ascenso del Real Zaragoza, si se produce, como todo apuntaba antes de la interrupción de la Liga, va a ser más complicado, si cabe. Digno de un guion de película de ciencia ficción.
 
Pero dicho esto, las excusas y las lamentaciones deben estar lejos del vestuario zaragocista. Esta es la realidad, la única que hay, y las reglas del juego han cambiado para todos los equipos. Si el conjunto aragonés quiere demostrar su liderazgo esta temporada y conseguir el ascenso, deberá hacerlo también en estas circunstancias. La vida es un constante desafío, y al equipo de Víctor Fernández le ha llegado el suyo. Y sí, es descomunal. Para hacerlo, cuenta con una plantilla comprometida y un entrenador que ha transformado al Zaragoza gris y mediocre de los últimos años en un equipo ganador. Por delante, muchos partidos en pocos días y un desafío: devolver al Real Zaragoza al lugar que por historia y entidad merece.

Opinión de Jorge San Martín (periodista de Aragón TV y docente en la Universidad San Jorge).

SD Huesca 

Sin duda, para la SD Huesca, el obligado parón por el coronavirus ha sido todo lo beneficioso que puede ser una pausa forzada por una pandemia.

El equipo llevaba desde el comienzo de la temporada siendo irregular, con partidos con juego muy solvente que contrastaban sobremanera con visitas a campos a priori, sencillos, que se hacían como visitas al primer clasificado.

El comienzo “de cero” en este nuevo formato va a permitir al Huesca desarrollar su juego sin presiones ambientales, que muchas veces parecían apoderarse de ellos. Aunque esto también pueda parecer una contra por ser el mejor local, lo ciento es que El Alcoraz, pese a apretar mucho durante los partidos, no deja de ser uno de los estadios con menos almas de la categoría, por lo que la ausencia de la marea azulgrana no debería ser muy trascendente.

Otro de los puntos que más benefician al cuadro de Michel es la profundidad de la plantilla y esto se vio de manera muy evidente en el regreso del equipo azulgrana con victoria frente al Málaga. El Huesca fue confeccionado como un equipo sin titulares claros, más allá de la línea vertebral formada por Álvaro, Pulido, Mikel Rico y Mosquera. El resto de jugadores han ido rotando en numerosas ocasiones durante toda la campaña, viendo que nombres como Cristo, Raba, Galán, Sergio Gómez, Eugeni o Rafa Mir han sido suplentes pese a estar al 100% de sus facultades.

El acelerado ritmo de competición obligará a todos los equipos a rotar mucho cada jornada , sacando a relucir ese flamante banquillo que Michel manejará. También le beneficia en este sentido la posibilidad de hacer 5 cambios, puesto que más de estos jugadores podrán entrar a revolucionar o controlar más los partidos. Aquí debemos que destacar dos nombres: Jordi Mboula y Cheick Doukouré. El primero, rápido, ágil y con un gran regate, puede ser determinante en esos momentos del partido en los que los minutos pesan más a los defensas. Ya sea para salir a la contra con más efectividad o para meter presión por bandas, el catalán demostró en La Masía tener cualidades muy buenas que aún no se han visto en El Alcoraz, pero que podrían dejar de estar inéditas en las próximas fechas.

El caso de Doukouré es, si cabe, más beneficioso aún. El costamarfileño estaba recuperándose de una recaída de la lesión de rodilla que llevaba meses arrastrando y justo cuando todo esto explotó comenzaba a trabajar con el grupo. Los meses en casa han bajado el nivel físico de todos hasta el punto en el que estaba él y, de vuelta al verde, ha sido uno más durante todos los entrenamientos. Sin sustos ni complicaciones. Su nombre sonará mucho en las próximas jornadas puesto que es el único recambio natural que tiene Mosquera en la plantilla, a parte de aportar un perfil más físico que él. Sus cualidades permitirán a Michel darle más presencia al centro del campo, para atar partidos o dejar a los atacantes más liberados de sus labores defensivas.

Sin lugar a dudas, un nuevo andar para una Sociedad Deportiva Huesca que busca retornar a primera división. Sería su segunda campaña en la élite después del ascenso logrado en el año 2018.

Opinión de Alberto Lizáldez (periodista encargado de cubrir a la SD Huesca en SportAragón).

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