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La colisión entre la tradición funeraria musulmana y la legislación aragonesa en el cementerio de Torrero

El Ramadán es un acto de adoración personal y de purificación para los musulmanes que comenzó el 24 de abril y durará un mes. Desde Dragón Digital hemos querido investigar un poco más sobre esta comunidad de creyentes aragonesa y hemos descubierto que nuestra autonomía cuenta con uno de los cementerios más relevantes de la Península.

El cementerio municipal de Zaragoza cuenta con una parcela dedicada exclusivamente a los miembros de la comunidad islámica que está experimentando un incremento en las solicitudes de enterramiento año tras año

El cementerio musulmán, integrado en el cementerio de Torrero, se comenzó a utilizar en 1936 para alojar a los combatientes marroquíes de la Guerra Civil española | Rosana Bautista

En un rincón de Torrero, detrás de la capilla en honor a los caídos, yace el cementerio musulmán de Zaragoza. Todas sus tumbas poseen un montículo de tierra que las eleva un palmo del suelo. Están alineadas diagonalmente para que el cuerpo que acogen pueda elevarse fácilmente y mirar directamente hacia la Meca «en caso de que el profeta volviese a aparecer en el mundo», según señala la tradición. 

¿Cómo son las tumbas para los musulmanes que yacen en Torrero?

La capital aragonesa cuenta con uno de los cementerios musulmanes más relevantes del territorio nacional, a pesar de no ser la autonomía con la comunidad islámica más grande ni contar con una legislación mortuoria especialmente compatible con los ritos mahometanos: las tumbas no son vitalicias y la inhumaciones de cadáveres se deben realizar siempre con féretro.

Aragón cuenta con una de las parcelas funerarias dedicadas al Islam más relevantes del país, por detrás de Ceuta y Melilla | Datos del INE y el Observatorio del Pluralismo Religioso en España | elaboración propia

En Aragón viven unos 55.000 musulmanes, según el último censo de la Unión de Comunidades Islámicas de España. La emergencia de la religión en el territorio también ha provocado durante los últimos años un incremento en el número de solicitudes que recibe el cementerio municipal de Zaragoza para enterrar a creyentes de esta confesión.

La parcela de 3.100 metros cuadrados está exclusivamente dedicada a la religión musulmana. Para dibujar la separación, hay un muro de ladrillos color teja que escenifican la diferencia de creencias entre los muertos. «Según indica el Corán, los seguidores de Mahoma deben estar separados de los fieles de otras religiones y de los ateos para preservar su pureza», explica David Knigge, investigador en el departamento de Teología y Religión de la Universidad de Radboud (Nijmegen, Países Bajos).

«¡Qué pobre parece esta parcela!», exclama una mujer de abrigo azul que camina desde el cementerio evangélico y se asoma con curiosidad a la parcela funeraria dedicada al Islam. «La apariencia de las tumbas es humilde porque el modelo ideal para los musulmanes se fundamenta en construir una sociedad formada por iguales y despojada de todo signo material, especialmente cuando llega el momento de la muerte», puntualiza el investigador de la Universidad de Radboud. 

La cifra de cadáveres que acoge Torrero en su parte musulmana oscila entre los treinta y cuarenta anuales, la mayoría de fetos o de procedencia catalana. Pero el número de fallecidos  aragoneses que desean quedarse aquí asciende año tras año. 

Un espacio cada vez más saturado

Hace algunos años, la preferencia por la sepultura en suelo marroquí prevalecía por razones culturales y religiosas: muchos creían que solo en su país se respetaría de forma ortodoxa el rito musulmán en el amortajamiento y el entierro. Sin embargo, cada vez son más los que deciden permanecer en suelo español. 

Knigge y el presidente de la Comunidad Islámica de Zaragoza (CIZ), Fawaz Nahhas, coinciden en la explicación de esta tendencia: «Muchos de los musulmanes que fallecen ahora pertenecen a esa “segunda generación” de migrantes, es decir, son creyentes que han crecido aquí y que no desean volver a sus lugares familiares de origen como le sucedía a la generación anterior», razonan. Además, los trámites de repatriación de cadáveres ascienden hasta los 3.000 euros.

Desde 1988 se han realizado diversas actuaciones que lo han conformado con las características propias de un cementerio musulmán, intervenciones de urbanización y mejora del conjunto funerario | Rosana Bautista 

Normas aceptadas

Aunque se intente respetar el procedimiento musulmán, yacer en Torrero difiere de ser enterrado en un país de mayoría musulmana. «Los creyentes se han adaptado a las opciones que ofrece cada comunidad autónoma en España», indica Nahhas. La legislación mortuoria está transferida desde el Estado hasta las autonomías, pero son los Ayuntamientos en realidad quienes tienen la competencia directa sobre los cementerios municipales. En Andalucía o en Castilla y León, por ejemplo, está permitido enterrar sin ataúd, pero no sucede lo mismo en Aragón: las inhumaciones deben llevarse acabo con féretro

David Knigge
David Knigge es investigador en el departamento de Teología y Religión de la Universidad de Radboud (Nijmegen, Países Bajos)

«El cuerpo debe asearse antes de ser mostrado ante Alah», David Knigge

«En la religión musulmana y judía, el suelo es la morada natural de los difuntos. Cuando son absorbidos por la tierra, se completa el ciclo vital del hombre según su tradición», explica Knigge. El presidente del CIZ recuerda que se solicitado en varias ocasiones al departamento de Salud Pública que se modifique la normativa mortuoria aragonesa, pero sus peticiones, a diferencia de lo que ha sucedido en otras comunidades, no han tenido éxito. 

Espacios adaptados a los rituales musulmanes

No obstante, el Ayuntamiento de Zaragoza sí que ha hecho algunas concesiones a la comunidad musulmana en Torrero. En el año 2012 se dotó al mismo de un edificio con instalaciones destinadas al lavatorio de los cadáveres y a la práctica de los ritos propios del Islam. Además, en 2013 se firmó el Convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Zaragoza y la Comunidad Islámica de Zaragoza a través del cual se asumía con titularidad pública la planificación de las obras y los gastos de acondicionamiento de la parcela. 

El 8 de mayo de 2013 se firmó el Convenio de colaboración entre el Ayuntamiento de Zaragoza (Carlos Pérez Anadón, Consejero de Urbanismo, en la foto viste una americana) y la Comunidad Islámica de Zaragoza (Mohamed Hanna, con camisa de cuadros) | Ayuntamiento de Zaragoza

Preparar el cuerpo cuando una persona musulmana fallece requiere seguir de manera escrupulosa unos rituales. Knigge explica: «Los ritos funerarios pueden diferir ligeramente según la tradición musulmana, pero todos tienen en común el baño (Gusul), el amortajamiento del cuerpo (Takfin), las honras fúnebres y el entierro». Las instalaciones de Torrero resultan imprescindibles para los rituales de lavado de la religión mahometana. «El cuerpo debe asearse antes de ser mostrado a Alah», indica Knigge.

Ella y él

«No se trata solo de lavar el cuerpo del recién fallecido», comienza puntualizando Fawaz Nahhas. «Después del baño mortuorio, que debe realizarlo alguien del mismo sexo, se peina y perfuma al difunto con aceites esenciales. A continuación, se le envuelve en sudarios sin costuras y se inicia la plegaria».

La puerta exterior cuenta con cuatro estrellas tartésicas, también conocidas como estrellas de Abderramán I, primer emir independiente de al-Ándalus, quien las popularizó por todo el Mediterráneo, África y Europa | Rosana Bautista

Incluso en el momento de la muerte, existe un procedimiento diferente para hombres y mujeres. «Cuando van a comenzar las oraciones, el cuerpo se sitúa en dirección hacia la Meca y el imán, o quien oficie la ceremonia, se coloca a un lado del féretro: si es hombre, a la altura de la cabeza del difunto y si es mujer, a la altura de la cintura».

Según las palabras de David Knigge, investigador en el departamento de Teología y Religión de la Universidad de Radboud (Nijmegen, Países Bajos), los cementerios son lugares de silencio que pueden contar muchas historias.

El cementerio musulmán de Torrero, a pesar de ser un espacio dominado por la simbología católica, es un lugar silencioso donde pueden descansar los creyentes de Allah. Para David Knigge esta parcela actúa como reflejo de la sociedad aragonesa: «Se puede apreciar como la pluralidad religiosa crece en un territorio de mayoría cristiana».

En esta lápida, la alabanza aparece en castellano, seguramente se trate de un musulmán de segunda generación según las investigaciones de Knigge | Rosana Bautista

Los entierros islámicos en tiempos de coronavirus

La religión musulmana no permite la incineración de los cadáveres y el contagio del virus impide las tradicionales ceremonias de lavado y amortajamiento del cadáver. El presidente del Consejo Regional de Ulemas de la ciudad marroquí de Timara, Lahcen Sguenfel, declara que en casos de epidemias se puede evitar tanto el lavado como el amortajamiento de un cadáver, y se pueden sepultar en un ataúd sin ninguna ceremonia funeraria.

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Rosana Bautista

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