Por Mario Jiménez, Jorge Bueno y Mario Bordonaba
La élite del fútbol es la cima que todos los jugadores que practican este deporte quieren alcanzar y muy pocos consiguen, solo 1 de cada 1800 federados llegan a ser profesionales, según los datos de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol). Para ello, no solo vale con tener cualidades, también hace falta una cabeza amueblada y, sobre todo, que el futbolista se rodee de personas y agentes que sepan conducir su carrera. A la hora de hacer un fichaje, un club tiene que tener en cuenta muchos factores para seleccionar al jugador ideal.
Lograr que un jugador firme el contrato de un club es el paso final de un largo proceso que consiste, sobre todo, en ver mucho fútbol. “Lo más importante es observar a muchos jugadores y tener una base de datos lo más completa posible para encontrar rápido al ideal”, afirma Andrés Rayo, miembro de la dirección deportiva del San Fernando CD.
Tener en cuenta factores como la vida personal, el cuidado físico, la integración en el vestuario y, sobre todo, el entorno que rodea al profesional son claves para que una operación sea exitosa. “Desde fuera nadie se imagina todas las variables que tienes que controlar para fichar a un futbolista. No solo vale con los criterios futbolísticos, hay un mundo detrás”, explica Rayo.
Distribuidos por diferentes estadios, los ayudantes del director deportivo tienen la misión de observar y analizar a los jugadores cada fin de semana con el objetivo de encontrar la pieza necesaria que ayude a mejorar al equipo. Es un trabajo de continua observación y, por ello, es prácticamente imposible que el perfil demandado no se encuentre.
La figura del ojeador es muy importante, pero no todos los clubes se lo pueden permitir. El futbolista sale a jugar al campo sabiendo que hay alguno en las gradas, pero normalmente lo desconoce. “En nuestros partidos, es habitual su presencia. Incluso, al finalizar alguno de estos, nos han informado que había alrededor de 10”, comenta Jordi Ferrer, jugador del Atlético de Madrid.
Elegido el jugador deseado, el primer paso es contactar con su agente, ya que si no es así este puede considerarlo una falta de respeto y privar al club de dicha contratación por no contar con él en la operación. En ocasiones, la negociación depende de intermediarios, algo útil porque la situación entre algunos clubes y representantes puede no ser buena. “A veces, hay que hacer uso de los contactos para que un equipo cambie de opinión”, explica Rayo.
A la hora de contactar con un jugador, el director deportivo envía una propuesta al representante y este la comunica. “Lo normal es que te llame tu agente y te diga que te quiere un equipo. Entonces, en una reunión con él, valoras todas las posibilidades”, afirma Ferrer. Si el jugador acepta alguna de las opciones, el agente comienza a negociar el fichaje con el club.
En estas categorías (la tercera del fútbol español), los fichajes no conllevan un esfuerzo económico, es poco común, por ello, la intención de los equipos es que el jugador rescinda contrato con el club de origen y una vez libre pueda negociar con otro club. Más allá del ámbito profesional y económico, factores como la zona geográfica donde se sitúa el club puede hacer que el jugador se decante por uno o por otro.
La búsqueda de jugadores, observación, análisis, y capacidad de negociación con ellos y sus agentes son claves en la figura de un director deportivo. Pero también entran situaciones complicadas e incómodas que requieren sangre fría y un trabajo diferente. En ese escenario, cuando un jugador se niega a abandonar un club siendo invitado a ello, la labor del director deportivo cambia radicalmente.
Y es que, en algunos casos, un futbolista tiene en su equipo compañeros que, al no estar contentos con su rendimiento, el club les invita a salir. Pero, en ocasiones, debido a las condiciones económicas del contrato, el jugador desea permanecer. Pero hay que hacerle ver que tiene que buscar minutos porque sino su valor de mercado puede descender y ser menos atractivo para otros clubes. Por ello, deben buscar la mejor solución para ambas partes y que la situación se alargue lo menos posible.
Los agentes suelen -y deben- mirar siempre las mejores opciones para el futbolista, pero, a veces, buscan su propio interés tirando por tierra los deseos de su representado. Por ello, si en el tema económico no le interesa una oferta, puede no transmitirla aunque para el jugador sea un destino idóneo para seguir creciendo.
“Elegir a los jugadores adecuados es una decisión muy compleja y, por ello, hay que estudiar cada uno de los aspectos. Después, que el futbolista triunfe o no es otra historia, pero si cumplía todos los factores requeridos la labor ha estado bien realizada”, comenta Rayo.
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