Toda una vida ligada a la Cadena SER, lo que equivale a más de diez años de carrera como periodista. Graduada en el año 2010 en la Universidad San Jorge, Ana García Cortés es ahora la encargada de dirigir los informativos entre semana de Radio Zaragoza desde 2021. Con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, el pasado 3 de mayo, la periodista aragonesa se suma a una lucha por el periodismo verdadero y contrastado. Ella misma asegura que su sector todavía tiene carencias y problemas que resolver a la hora de informar, sobre todo, en redes sociales.
Pregunta: Coméntame un poco tus inicios en el periodismo y cómo has llegado al puesto en el que estás hoy en día.
Respuesta: «Pues yo empecé toda mi carrera profesional está ligada a la Cadena SER. Soy de Ejea de los Caballeros y terminé la carrera en la USJ en 2010. Pocos meses después conseguí una plaza en Cadena SER en Cinco Villas, donde tienen la sede en Ejea, y empecé a trabajar allí hasta que en 2021 di el paso a Radio Zaragoza. Ahí comencé editando los informativos del fin de semana y, al año siguiente, pasé a editar los informativos de entre semana. La verdad es que pasar por Ejea de los Caballeros para mí ha sido vital. Además, considero que el periodismo local es un verdadero máster, es donde realmente aprendes a hacer periodismo, porque tienes un contacto directo con la calle. A diferencia del ámbito autonómico, las noticias te las tienes que buscar tú. No hay convocatorias de prensa, tienes que desarrollar ese olfato periodístico que luego te sirve para dar el salto a una emisora más grande, como fue mi caso, dentro del mismo grupo empresarial».
Un periodismo marcado por la editorial, pero libre
P: Como bien has comentado, en los dos medios en los que has trabajado, aunque están ligados ¿Has notado que siempre has tenido libertad para contar o proponer contenidos? ¿O habéis estado algo guiados por la línea editorial de Cadena SER?
R: «Está claro que todos los medios de comunicación tenemos una línea editorial, pero sí que existe una verdadera libertad a la hora de desarrollar nuestro trabajo. Creo que más que una cuestión de editorial es una cuestión de ética. En este momento tan compulsivo que vivimos, se generan muchos debates al afrontar ciertos temas, y eso sí lo noto. También es cierto que, quizá en el periodismo local o comarcal, puedes tener más autocensura. Porque al final el protagonista de la noticia es una persona que luego te encuentras en el supermercado o en la sala de espera del centro de salud».
P: Y respecto a esto, ¿has tenido alguna mala experiencia en la que no hayas podido contar algo, ya sea por un testimonio o porque algún superior te ha sugerido tratar el tema con más cautela?
R: «No, realmente no. Es cierto que a veces puede existir autocensura, como te decía antes, pero más por tiempos. A veces se decide esperar a ver cómo evoluciona un tema antes de publicarlo. Pero nunca he tenido cortapisas para publicar ningún tipo de información».
Una sociedad ansiosa por informarse
P: ¿Crees que hay conflicto de intereses entre la prensa y algunas instituciones en nuestro país? Ya sea por subvenciones, publicidad institucional, etc.
R: «Es cierto que las instituciones tienen presencia en los medios, tanto públicos como privados, a través de la publicidad institucional. Pero creo que el problema más grave no es ese, sino que ahora nos enfrentamos a grupos políticos que quieren fomentar un discurso de desconfianza hacia los medios. Buscan que la ciudadanía desconfíe de nosotros, para así poder neutralizar la información y extender mentiras y bulos, que luego les fortalecen a través de medias verdades en sus discursos y políticas».
P: Hablando de aspectos recientes, como el COVID, la DANA o el apagón, ¿crees que se trata más de censura o de desinformación?
R: «Yo creo que vivimos en una dictadura de la inmediatez. En lo que dura esta conversación, seguro que tú o yo recibimos una alerta en el móvil. La ciudadanía quiere saber lo que ocurre al instante y los medios quieren ofrecerlo todo ya. Y eso es un error. Hay que calmarse, mantener los tiempos y hacer un periodismo contrastado, con respeto y con preguntas exigentes. Solo así se puede evitar la desinformación, que sin duda se extiende por ese afán de tener la información de inmediato».
P: Se quiere primar la calidad por encima de la cantidad…
R: «Exacto. Como ciudadanos queremos saberlo todo ya, y como medios nos hemos sumado a la tiranía del clickbait. A eso se suma una situación muy compleja: hay precariedad, las redacciones están cada vez más reducidas por las crisis económicas, los salarios son bajos y muchos periodistas tienen que compaginar varios trabajos o incluso dejar el periodismo porque no pueden vivir de él.
Y también estamos intoxicados de información. Recuerdo una charla de Iñaki Gabilondo que decía que, con la globalización, la información ha pasado de cocinarse a fuego lento a prepararse de forma exprés. Tenemos que adelantarnos a la competencia y contar todo al instante. Y eso es un verdadero problema, no solo para los medios, sino para la salud democrática del país».
Las redes sociales dan pie a todo
P: Me alegra que menciones el clickbait. Con el traslado de los medios a internet, se ha ampliado el alcance. Pero ¿qué opinas de aquellas páginas o redes sociales donde la comunidad puede tumbar contenidos? ¿Están en su derecho?
R: «Bueno, el caso de Twitter —o X— es muy complejo. Se han fomentado discursos muy complicados. Más que preocuparte por si se pueden tumbar artículos o no, lo que más me inquieta es que existen medios creados únicamente para manipular. Han nacido con el objetivo de romper la sociedad, generando confusión a través de la manipulación. Y eso sí es un verdadero problema».
P: ¿Y crees que estos periodistas o medios que fomentan extremos o cruzan ciertos límites deberían tener voz o ser moderados?
R: «Si estamos hablando de medios extremistas que no difunden información veraz ni rigurosa, eso ya es un problema. Es fundamental que haya una regulación, más allá de cómo ejercemos el periodismo, porque nuestra labor es clave para mantener la salud democrática, como decía antes».
El sector informativo, escaso de personal
P: Y ya para terminar, volviendo al plano personal, ¿te consideras una periodista que dice siempre lo que quiere, dentro de esos límites de los que hemos hablado?
R: «Estoy convencida de que sí. No solo yo como Ana García Cortés, sino también porque la Cadena SER se caracteriza por la rigurosidad y la verdad. No solo a la hora de hacer las noticias, que es fundamental, sino también al formular preguntas exigentes y hacer un periodismo contrastado. Es ese ejemplo clásico que nos daban en la carrera: no basta con decir que está lloviendo, hay que abrir la ventana y comprobarlo.
Pero también hay un problema, como decía antes: la precariedad. Cada vez somos menos en las redacciones, tanto en prensa escrita como hablada. Eso nos lleva a depender de ruedas de prensa y agendas marcadas por el gobierno, y se pierde ese olfato para desarrollar temas propios, que es lo que te da el periodismo local. Buscar temas que realmente interesen al ciudadano, no ese “pim pam pum” entre partidos que solo sirve para crispar».
Con una visión crítica, pero profundamente comprometida con su profesión, Ana García Cortés representa a una generación de periodistas que, a pesar de los retos de la inmediatez, la precariedad y la desinformación, sigue apostando por un periodismo riguroso, ético y cercano a la ciudadanía. Su experiencia, desde el ámbito local hasta una emisora de referencia como la Cadena SER, refuerza la importancia de mantener viva la esencia del oficio: contrastar, preguntar y, sobre todo, contar la verdad.
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