La organización no gubernamental Remar se dedica desde sus inicios a la rehabilitación de marginados, ayudando así a miles de personas. Sin embargo, han recibido denuncias periodísticas que ponen en tela de juicio su trabajo altruista. En su sede en Zaragoza, el Ayuntamiento les cedió un solar en el barrio Rosales del Canal, hecho que desató la polémica entre sus vecinos. Esta es la historia.
Desde su página web, Remar se define como “una ONG cristiana sin ánimo de lucro para la ayuda, promoción y desarrollo de personas marginadas”. Nació en 1982 con el fin de dedicarse a la lucha contra la injusticia, la adicción a las drogas y a reinsertar en la sociedad a las personas excluidas. Trabajan en más de 70 países y cuentan con la ayuda de 1.500 voluntarios en España. Está registrada como asociación en el Ministerio del Interior.
Tienen como misión “mejorar las condiciones de vida de los niños, niñas, familias y comunidades en países y regiones pobres, a través de proyectos auto sostenibles de desarrollo integral y actividades de sensibilización, con la finalidad última de propiciar cambios estructurales que contribuyan a la erradicación de la pobreza, y siempre de una manera voluntaria”, comentan en su plataforma digital.
También cuentan en España con diferentes prestaciones a la ciudadanía, como casas de acogida que amparan a más de 1.400 personas como familias desestructuradas, mujeres desmanteladas con sus hijos y jóvenes en situación de riesgo. Reparten bolsas de alimentos en las zonas más desfavorecidas de diferentes ciudades. Cuentan también con atención a la tercera edad, respaldando residencias de ancianos, y prestan atención al Tercer Mundo enviando más de 1.300 contenedores de ayuda a países en emergencia mediante el reparto de artículos de primera necesidad como ropa, alimentos, medicinas, etc. Por último, cuentan con un sistema de atención en cárceles preventivas para trabajar en la reinserción.
«Los integrantes de esta organización, todos voluntarios, después de «limpiar sus vidas» se dedican a trabajar de manera gratuita para ayudar a más personas que, como ellos, necesitan ayuda. Gracias a esto se va cumpliendo el propio ciclo de vida de Remar», comenta Silvia Melero Abascal, periodista freelance.
POLÉMICA EN ZARAGOZA
En Zaragoza, Remar era conocido por su actividad de compra y venta de muebles de ocasión. Hace unos años hubo una polémica con los vecinos de Rosales del Canal que trascendió a los medios.
En el año 2010, el Ayuntamiento de Zaragoza cedió a la organización un terreno de utilidad pública en el barrio de Rosales del Canal, donde se iba a construir un centro social. Después de contrastar información sobre esta ONG, los vecinos se movilizaron para impedir esta construcción ya que la información que encontraron no les gustó. «Hicimos una investigación y nos organizamos por áreas», cuenta el vecino José Pérez, nombre ficticio de una fuente que prefiere no dar su nombre por temor a las represalias.
«Sacan dinero de las personas haciéndoles trabajar en negocios encubiertos como una ONG»
Pérez manifiesta que “Remar no era un tipo de entidad muy transparente ya que estaba muy vinculada a un tema religioso bastante radical. Ahí es cuando empezamos a movernos un poco para saber qué hacían y cómo trabajaban». Además, según afirma, no sólo se centraron en Internet, sino que analizaron si estaban dados de alta en el Registro Mercantil para saber si tenían centros reconocidos o no, «si seguían una pauta terapéutica, si contaban con profesionales cualificados y, hasta qué punto, sus sistemas suponían un riesgo para la persona. Empezamos a contactar con técnicos y profesionales que nos daban una visión muy diferente de lo que ellos venden», añade Pérez.
Asimismo, José Pérez, que es especialista en Trabajo Social, encontró informaciones que señalaban a Remar como una organización de tipo religioso que «saca dinero de las personas haciéndoles trabajar en negocios encubiertos como una ONG». Por otra parte, Pérez sostiene que se capta a los individuos para ser rehabilitados, pero luego no se reintegran a la sociedad, sino que pasan a formar parte de un sistema de voluntariado, y así se evitan el pago de la Seguridad Social.
Ante ello, Pérez recuerda que los vecinos prepararon un archivo para enviarlo a los medios de comunicación y a las diferentes entidades que colaboraban con Remar. «Se hizo un dossier enorme y muy amplio con la información clave y luego enlaces para que pudieran investigar por su cuenta. Los datos se enviaron a muchísimos periodistas», comenta. Añade que “en Aragón tuvimos todos los problemas del mundo. Muchos de los artículos que se publicaban en algunos medios de comunicación sobre lo que estaba pasando con Remar, a las pocas horas, habían desaparecido».
Pérez habla de Silvia Melero como «la primera periodista que destapó el caso y la que más contundente fue».
“Cuando a mí me mandaron el dossier me interesó mucho porque vi un vídeo de Miguel Díez, fundador de Remar, en el que habla auténticas barbaridades acerca de las mujeres. Entonces ahí me di cuenta de que era algo serio, que había cosas importantes”, sostiene Pérez.
Muchas organizaciones no gubernamentales se pusieron en contacto con Melero para quejarse del supuesto daño que ella hacía al sector contando lo que pasaba con Remar. “Nosotros los periodistas no hacemos daño por contar algo que está pasando, todo lo contrario, ayudamos a que se limpien las cosas y a visibilizarlas”, explica por su parte.
“Que denunciemos a una organización que está haciendo cosas que no tienen nada que ver con la cooperación y con la solidaridad les viene bien porque vamos a ir quitando para que al final queden las que de verdad trabajan bien”, concluye Melero.
Nuestro medio se puso en contacto con los responsables de Remar en Aragón, y solo contestaron por correo que «es un asunto cerrado hace cuatro años, se devolvió el solar al Ayuntamiento y nada más, a seguir trabajando». Actualmente, el solar ha sido cedido a Rey Ardid, entidad que abrirá una residencia.