Paula Melús | 03 de mayo 2025
Iago Benavides (2001) es uno de esos periodistas que, pese a su juventud, ya ha recorrido la trastienda de la información en medios públicos y privados como Cadena SER o RTVCyL. Su experiencia en coberturas locales le ha permitido conocer de cerca algunos de los matices —y límites— que marcan hoy la libertad de prensa en España. En un contexto cada vez más incierto para el periodismo, cabe preguntarse: ¿es posible ejercer este oficio con libertad?
Iago Benavides, presentador del programa «Un paseo por Soria», donde recorre la provincia en busca de historias locales.
¿Consideras que en España existe una censura directa o se trata más bien de una autocensura?
Diría que es un 50-50. No es una censura tan directa porque tampoco estamos en una dictadura, por mucho que algunos se empeñen en decir que lo estamos. Es más indirecta: hay que tener en cuenta quiénes son los dueños de los grupos mediáticos, qué empresas hay detrás, y sobre todo, quién pone más publicidad. No es un «no publiques esto», sino saber jugar en la línea de no morder la mano que te da de comer mientras mantienes el oficio del periodismo combativo. Ese equilibrio marca, en gran parte, los límites de la libertad de prensa en España.
«La censura en España es más sutil y compleja»
¿Hasta qué punto han condicionado tu trabajo los intereses empresariales o políticos?
En mis dos años de carrera profesional, nunca he recibido una llamada directa diciendo «esto no lo publiques». Quizás mi trayectoria es aún demasiado corta para haberme metido en temas realmente peliagudos. En medios locales, muchas veces por falta de personal o de tiempo, eres tú contra el mundo. No tienes otro compañero que pueda apoyarte en una investigación, y cuando llega algo complicado, eres tú quien decide si va adelante o no.
¿Dónde has sentido mayor libertad para informar?
Curiosamente, en mi programa cultural «Un paseo por Soria». A pesar de estar patrocinado por la Diputación de Soria, gobernada por el PP con mayoría absoluta, tengo libertad total para elegir los pueblos que visito y los temas que trato. La cultura y el periodismo de viajes permiten más libertad, aunque a veces también hay que saber hasta qué punto reivindicar ciertas cosas.
¿Qué temas generan más resistencia en las redacciones?
Sin duda la política. Te contaré un ejemplo: cubrimos la reapertura de un puente medieval tras dos meses cerrado por desperfectos. Había tensión entre el Ayuntamiento (PP) y la Subdelegación del Gobierno. Desde la central en Valladolid me pedían totales de vecinos cabreados cuestionando la seguridad del puente, pero yo no quería poner en duda el trabajo de los ingenieros. La noticia importante era la reclamación histórica de un puente alternativo, no crear alarma infundada.
¿Crees que el modelo actual de financiación permite un periodismo independiente?
Esta es la pregunta del millón. El periodismo ha dejado de ser un negocio rentable. Necesitamos que la sociedad comprenda que somos un servicio básico, tan importante como la educación o la sanidad. Las instituciones tienen que poner dinero en los medios porque si no, no existirían, pero ¿cómo decides a quién das más? ¿Por qué dar más a El Mundo y menos a El Español? Es complejo, pero el primer paso es concienciar a la sociedad de que no somos medios de desinformación.
¿Qué le dirías a un periodista joven que quiere mantenerse fiel a la verdad?
Es complicado responder con solo 24 años y dos de experiencia. Lo que puedo decir es que hay que ir con las ganas de hacer nuestro trabajo lo mejor posible, sabiendo que la primera vez nunca lo haremos bien. Si uno tiene miedo de tocar un tema delicado, para eso están los jefes y directores. En medios locales, aunque muchas veces «tú te lo guisas, tú te lo comes», siempre se puede acudir a personas con experiencia.
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