Pilar Bernal es la vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras España (RSF), además de impartir Comunicación y Relaciones Internacionales en la Universidad de Nebrija. En su trayectoria profesional destacan sus 20 años como reportera internacional en Informativos Telecinco. Dragón Digital habla con ella en esta entrevista sobre la precariedad del periodismo y la libertad de prensa.
Cada año, en Reporteros Sin Fronteras elaboráis un mapa y un ranking de la libertad de prensa en todo el mundo. ¿Qué criterios se tienen en cuenta?
Son muy amplios y variados como la seguridad de los periodistas, la legislación vigente de los diferentes países o la situación política y económica. Esa clasificación de RSF es una herramienta útil y fiable para medir la ‘temperatura’ de la libertad de prensa en todo el mundo.
El mapa incluye diversas categorías
Hay zonas (representadas en verde) donde la libertad de prensa se respeta. Por ejemplo, los países nórdicos o gran parte del continente europeo. Y luego, están esos otros lugares ‘oscuros’ para la libertad de información, como Corea del Norte, China o Turquía, que está al final de la lista.
Llama la atención que Estados Unidos, que mucha gente considera la cuna del periodismo y la libre información, está en el puesto 45
Hay países, como EEUU, que muchas veces son el reflejo de sus problemáticas sociales. En el último año, dos periodistas han sido asesinados cubriendo tiroteos que, además, es una forma de violencia muy habitual en Estados Unidos. Eso explica su mala situación en el ranking.
España está algo más arriba, en el puesto 36. Pero sigue estando muy alejado de los primeros. ¿Por qué?
Ha bajado del puesto 32 al 36, entre otras razones, por la precariedad laboral. Es una lacra ya cronificada en nuestro país y con la que tenemos que convivir, pero que no podemos dejar de denunciar. Porque cuando hay periodistas bien pagados, hay periodistas que pueden investigar, que son independientes y que hacen mejor periodismo. Sin embargo, la precariedad del periodismo fomenta su dependencia de los poderes políticos y económicos.
Existe un Mapa de Medios en España, que informa sobre las cabeceras que poseen los diferentes grupos mediáticos (Vocento, Prisa, Henneo…). Esta concentración mediática, ¿cómo afecta al día a día del periodismo?
Es un enemigo de la pluralidad, la diversidad y la independencia periodística. Cuando esa pluralidad está en manos de unos pocos es más fácil que se puedan producir coacciones. Unas coacciones que no siempre son directas, sino una serie de presiones indirectas.
¿A qué te refieres con presiones indirectas?
Muchas veces, tienen que ver, por ejemplo, con la publicidad. Tener o dejar de tener publicidad institucional o de empresas que se sientan ‘maltratadas’ por unos medios que no son ‘totalmente afines’, y a los que castigan retirándole la publicidad.
¿Cuál es la solución?
Pasa por entender que los periodistas no deben estar al servicio de los poderes políticos o económicos y que, cuando lo están, es una anomalía. Que los gerentes y los propietarios de los medios y, por supuesto, los poderes políticos, entiendan que la labor del periodismo consiste en informar con independencia y fomentar el pensamiento crítico de la ciudadanía. Esos son los auténticos pilares de la democracia.
¿No crees que esos poderes políticos y económicos son conscientes de la presión que pueden ejercer y la usan a su favor?
Sí, por supuesto. Lo hacen y saben que es una herramienta para coaccionar al periodismo independiente y libre.
En este contexto mediático y social de precariedad, ¿es posible una prensa libre en España?
A rasgos generales, no hay una prensa libre y completamente independiente en España. Pero estoy convencida, y lo sé, porque conozco muy bien a nuestro gremio, que hay muchos periodistas, en muchos medios de comunicación, resistiendo. Que, en esa mesa de redacción, que es ‘un Vietnam’, aguantan e informan de una manera impecable.
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