Somos muchos los aficionados del audiovisual que, en un día de lluvia, o una tarde de domingo nos decantamos por ver películas o series. Pero… ¿y los cortometrajes? si bien es cierto que son de una menor duración que las películas, son igual de complejos de producir que los largometrajes. Para producir un cortometraje se deben seguir una serie de pasos, cuya complejidad va aumentando de manera exponencial. La creación de cualquier producto audiovisual sigue una serie de pasos, es un sistema de engranajes en el que, para poder obtener un buen resultado final, deben todos estar perfectamente coordinados. Debe haber varios departamentos trabajando de manera ordenada y en cooperación.
Para comenzar un cortometraje se debe iniciar por la preproducción de este, en esta fase se crea una idea, algo que se quiere contar. De esta idea, se crea un guion, a modo de representación teatral, con diálogos, acotaciones, acciones y todo lo necesario para que los actores entiendan bien sus personajes. A la persona encargada de hacer el guion, se le denomina guionista.
Una vez elaborado el guion, denominado literario, se comienza a elaborar el guion técnico, puesto que se trata de un medio eminentemente tecnológico, estas acciones hay que plasmarlas en forma de planos, que luego se organizan por localizaciones para ser filmados. En esta fase comienzan a trabajar distintos departamentos, personas que van a iluminar los planos, actores que comienzan a practicar sus papeles, cámaras que comienzan a practicar movimientos, y un largo etcétera de personal de maquillaje y vestuario. Entendiendo que cada departamento tiene una serie de competencias y personal y que van a trabajar desde el comienzo con la producción del cortometraje, se debe realizar un presupuesto de todas las personas con las que se va a contar.
Con el presupuesto realizado de todo el equipo técnico, artístico y material del cortometraje se debe buscar financiación, una financiación que puede provenir de diversas fuentes, instituciones relacionadas con el cine y las artes audiovisuales, particulares que cedan o presten material de producción al cortometraje a cambio de un patrocinio, marcas que deseen ubicar su producto en el cortometraje como condición para aportar dinero, capital propio y el nuevo método de financiación de proyectos denominado crowdfunding.
Llegados a este punto, contamos con todo el equipo ya contratado, tenemos el material alquilado o comprado y podemos empezar con la grabación. Esto no es un proceso arbitrario, se debe seguir un exhaustivo plan de rodaje para ser lo más eficiente posible, puesto que, en el audiovisual, como en casi todos los ámbitos, el tiempo es oro. Este plan de rodaje es un desglose de qué se debe rodar, en qué orden y cómo, generalmente se graba agrupando personajes, localización, óptica, condiciones ambientales, decorados y vestuarios. Con todo esto optimizado se logra rodar en el menor tiempo posible, puesto que, para un cortometraje de unos 10 minutos de duración, un equipo entero puede llegar a estar trabajando meses.
Una vez rodado, el proceso no acaba ahí, los archivos rodados deben ser montados, corregidos de color, de sonido, de posición y en ocasiones hasta recreados digitalmente. Este proceso es muy tedioso, puesto que se debe seleccionar qué fragmentos valen y qué fragmentos no, puesto que el lenguaje audiovisual, no es simplemente una sucesión de planos, debe tener un mensaje detrás y cada plano debe contribuir a la construcción de ese mensaje. El resultado final tras este proceso debe pasar la aprobación del director del cortometraje.
El cortometraje ya está creado, tenemos un archivo “.mp4” ¿y ahora qué?, pues este es el momento dulce del cortometraje, el trabajo ya está hecho y se comienza a distribuir, se puede hacer mediante empresas específicas de distribución y lo que más gusta a los creadores de cortometrajes, en festivales de cine, como por ejemplo el “Huesca Film Fest”, festival más importante de cine a nivel provincial. Este festival cuenta con casi 50 ediciones a sus espaldas y cientos de miles de cortometrajes proyectados. Si el cortometraje tiene éxito en este tipo de festivales, brinda la oportunidad a su director de optar a un premio mayor, como los Goya y en última instancia, a los Oscar. Muchos creadores de cortometrajes no buscan este objetivo, sino que se dedican a realizar cortometrajes con proyección, es decir, para en un futuro realizar un largometraje o simplemente por afán o necesidad de contar historias, como medio para expresarse ante el mundo.
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