La portería del Real Zaragoza se quedó huérfana definitivamente hace algo más de una semana. Cristian Álvarez obtuvo su homenaje tras un adiós definitivo que anunciaba el club maño por redes a principios del mes de febrero. «Con el fútbol y él, ahora en paz» como bien plasmaba el rosarino en su carta de despedida, una nueva etapa comienza en su vida: Responsable de Relaciones Internacionales en el Real Zaragoza. Cerca del verde de La Romareda, pero más lejos que nunca, esta va a ser la nueva realidad de Álvarez, quien a sus 39 años ha tenido una trayectoria más que admirable.
El ‘adiós’ más amargo posible
Pisando el verde, eso sí, con ropa de vestir y no la elástica de portero. Así se decidió que acudiera Cristian Álvarez a lo que fue su última aparición en un terreno de juego como futbolista profesional. Un tifo en la grada, pancartas de fans y cánticos de toda una Romareda llena y volcada con su capitán.
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Todo apuntaba a que fuera un día que le honrara como leyenda blanquiazul, pero la redonda tenía otros planes para el Zaragoza. El Burgos aguó la despedida del club con un triste 0-1 que agrandaba la crisis del club maño. La afición aguantó hasta el final a pesar de la terrible situación deportiva que se estaba viviendo, todo para dedicarle a Cristian Álvarez un último cántico al que no dudó en unirse a pie de campo.
Una carrera digna de leyenda
Desde el inicio de su carrera apuntaba ya a ser un gran arquero argentino. La primera vez que defendió una portería fue en el año 2006, con Rosario Central, club de la ciudad que le vio crecer. Además no pudo ser en mejor escenario, un partido de la máxima competición en el continente americano: la Copa Libertadores.
Tras la temporada 2007/08, donde evitó el descenso de Central, dio su salto a Europa recalando en las filas del Espanyol de Barcelona por 600 mil euros según TransferMarkt. Se hizo a la liga española con el tiempo, consagrándose como guardián de la portería perica en la 2011/12. Todo esto tras la salida del mítico Carlos Kameni del club, que respondió con paradas y un gran papel para mantener la Primera División.
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Álvarez se cayó de los planes del equipo catalán en el año 2012 con la irrupción de un prometedor Kiko Casilla, y pactó su vuelta a Argentina en julio de 2013, esta vez, al San Lorenzo. En esta segunda etapa en su nación tuvo idas y venidas, encadenando dos cesiones al Rayo Vallecano y al Cerro Porteño de Paraguay.
Ocho años defendiendo al león
Fue finalmente en verano de 2017 cuando su relación contractual con el San Lorenzo se acabó y puso rumbo al club de su vida: el Real Zaragoza. Se ganó el cariño de la afición de La Romareda en apenas la primera temporada, consolidándose como ángel guardián de la portería. Y de ahí nadie le movió, pieza clave para la mayoría de entrenadores que han dirigido a los blanquillos desde el área técnica.
Estadísticas para enmarcar: 236 partidos oficiales disputados, 79 veces manteniendo la portería a cero bajo los tres palos y un gol de cabeza anotado con la camiseta del Zaragoza, en la 20/21 que otorgó un punto de oro al equipo frente al Lugo en la última jugada del partido. Pese a los altibajos del equipo, siempre ha mantenido un nivel constante, llegando a pelear el ascenso dos veces: en la temporada de su debut vs Numancia, y en la temporada de la pandemia (2019/20) perdiendo en los play-offs otra vez, esta vez contra el Elche.
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Fue a partir la temporada 2023/24 cuando las lesiones empezaron a mermar su rendimiento. Dos roturas del sóleo derecho en febrero de 2024 y en enero de este año hicieron que su nivel bajara en picado y la idea del retiro le empezara a rondar la cabeza, como el propio Álvarez comenta en su vídeo de despedida. El guardameta anunció su retiro sin disputar ni un minuto esta temporada, ni siquiera en copa.
De lo deportivo a lo institucional
Pero ahora, el excapitán del Real Zaragoza solo piensa en una cosa. Que si ha logrado rendir y levantar en su equipo en numerosas ocasiones desde el césped, puede hacer lo mismo desde los despachos como responsable del club. Una nueva etapa que, a pesar que haya colgado las botas a mitad de temporada, muestra su amor incondicional hacia el club y que no va a abandonar ni en las peores circunstancias. Cristian Álvarez, todo un ejemplo de lo que es ser zaragocista.
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