Este caso quizá sea uno de los más paradigmáticos en el ámbito del periodismo de investigación a nivel mundial. Sin embargo, desde Dragón Digital tuvimos la oportunidad de entrevistar a figuras de talla nacional e internacional del panorama periodístico y militar español como José María Irujo, Ana del Paso, el Coronel Santamaría o Francisco Escribano, con el objetivo de esclarecer las sombras que envuelven a esta especialidad del periodismo considerada por muchos como un pilar esencial de la sociedad democrática.
Ana Belén Marcos, Beatriz Molina, Laura Solán y Rosana Bautista
El caso de los Papeles del Pentágono es la revelación periodística por parte de The New York Times -en primer lugar- y de The Washington Post -a continuación- del secretismo y copioso archivo que describe el papel desempeñado por los norteamericanos en Indochina desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta mayo de 1968.
Daniel Ellsberg, analista militar, fue la fuente de información que filtró dichos archivos del Pentágono al periódico neoyorquino, movido por el respeto que sentía hacia el legendario corresponsal en Vietnam Neil Sheehan. Ellsberg se había opuesto a la Guerra de Vietnam al descubrir que el Gobierno supo desde el principio que no iba a ganar la contienda, pero aún así envió a miles de jóvenes a una muerte asegurada y causó un horror indescriptible a los vietnamitas.
Cuando las primeras noticias sobre el caso salieron a la luz, la intervención política logró que los tribunales de justicia prohibieran la continuidad de la publicación del caso, constituyéndose el que sería el primer caso de violación de la libertad de prensa en los Estados Unidos. Sin embargo, enseguida el periódico de la competencia, The Washington Post, se hizo con una copia de los documentos filtrados y siguió revelando a la ciudadanía americana las negligencias de la Administración.
El periodismo de investigación, la piedra filosofal de la democracia
José María Irujo
José Maria Irujo (Pamplona, 1956) se dedica al periodismo de investigación en El País. Destapó el caso Roldán, escribió sobre WikiLeaks y está especializado en terrorismo.
¿Qué etapas se deben de seguir en una investigación como la de los Papeles del Pentágono?
La experiencia más similar que hemos vivido en El País es la de los 250.000 documentos de los archivos de WikiLeaks. En esta investigación, nos unimos varios periódicos de prestigio durante casi seis meses, conformándose un equipo secreto de organización con esos medios internacionales y un sistema informático para trabajar juntos con casi 50 personas especialistas en diferentes áreas (seguridad, internacional, economía, etc.)
En el sótano del periódico se creó un espacio secreto para comunicar sobre esto y no se comentará nada al resto de la redacción hasta que se hizo el primer «disparo». Se pusieron una serie de pautas de trabajo para todos, por ejemplo, cualquier nombre que pudiera ser objeto de amenaza o chantaje se tapaba para proteger la fuente.
La experiencia fue como estar en un río pescando sin cesar donde podías sacar un salmón o nada.
¿Qué se debe priorizar: contar la verdad y mantener la esencia de periodismo o proteger unos documentos y cuidar la imagen del país?
En el caso de WikiLeaks, nosotros creímos que esas informaciones eran relevantes y que iba a primar el derecho a la información frente al tema de reputación. En el caso de los Papeles del Pentágono también creyeron en lo mismo.
Katherin Graham, mantenía relación personal con personalidades del gobierno de Nixon. ¿Cómo se pueden gestionar las relacioones personales de este tipo? ¿Hasta qué punto se puede confiar en una fuente?
En el caso de los Papeles del Pentágono, Katherine Graham mantenía una relación de proximidad con Nixon, lo que podría ser peligroso. Sin embargo, la ética de Katherine estaba por encima de su amistad y las informaciones se publicaron. Los Papeles del Pentágono es un caso bonito donde la profesionalidad primó sobre la relación con los poderes fácticos.
La relación ha de ser de respeto, la de intimidad puede ser peligrosa. La proximidad entre el periodista y la fuente, especialmente si es política, puede resultar diabólica y puede llevar al profesional a ponerse una venda en los ojos y mirar para otro lado en un caso de corrupción, por ejemplo.
¿Cómo crees que saldría a la luz en la actualidad una noticia de este calibre?
Se reproduciría igual. El periodista está ávido de noticias, de exclusivas. Si esta oportunidad se reprodujera, volvería a primar la libertad de información y serían muchos los medios que se querrían apoyar entre ellos para publicar juntos las informaciones.
Todos los medios tienen presiones económicas. Lo importante es que tengan la suficiente dependencia, pues en caso contrario, serán más susceptiblemente amordazados.
«Era como estar en un río pescando sin cesar, podías sacar un salmón o nada»
¿Cómo cambió después en Estados Unidos la relación entre el Gobierno y la ciudadanía?
En los Papeles del Pentágono la propia ley impedía la publicación de esos documentos por tener la categoría de secretos de estado. Además, la propia justicia decía que afectaba a la seguridad del país. El caso marcó un antes y un después en lo que es la censura y la presión de los periódicos. Dio alas y proporcionó más libertad de información.
Ana del Paso
Ana del Paso (Madrid, 1961) es periodista internacional y está especializada en geopolítica, defensa y guerra. En 2018 publicó su libro «Reporteras españolas, testigos de guerra».
¿Qué pasos se deben seguir para llevar a cabo una investigación como la de los Papeles del Pentágono?
Tener una pista que sirva de hilo conductor desde la que tirar sin saber lo que te vas a encontrar. Si sirve de algo, sí es noticioso. Además, hay que tener paciencia y tantear varios caminos, cotejar datos y buscar mucha documentación.
Los reporteros de The Washington Post estuvieron meses decidiendo si publicar o no los informes, aún a sabiendas de que la información que tenían podría afectar a la seguridad nacional de Estados Unidos. ¿Qué conflictos éticos pueden pasar por la cabeza de un periodista en esos momentos?
No estaban seguros de lo que tenían entre manos y por eso fueron despacio. No puedes aventurarte a publicar algo que no sea cierto o que atente a la Ley porque en EE.UU. hay muchas demandas por estos casos y el The Washington Post no podía permitirse enfrentarse a una demanda de injurias, falsedad, etc.
¿Existen conflictos empresariales?, ¿cuáles son los más comunes?, ¿cómo puede actuar un periodista ante esto?
Con el medio para el que se trabaja, hay conflictos de intereses, pero eso depende más del director del medio y de la publicidad.
A la hora de publicar, ¿ha recibido alguna llamada del Gobierno u otro poder político para que no publicase?
Sí, ha ocurrido de forma indirecta, pero lo he publicado igualmente. En consecuencia, me han apartado de mi cometido sin darme explicaciones y sin decírmelo a la cara. Otras veces, han leído la información, pero no se han atrevido a publicarla, pero toda la redacción la han leído. Así es.
Usted ha cubierto cinco guerras balcánicas, la primera Guerra del Golfo y varios conflictos centroamericanos. ¿Alguna vez ha tenido una lucha ética por publicar?
In situ, sí, pero lo he publicado a la vuelta, estando en España. De otro modo, hubiera tenido problemas para salir del lugar en conflicto.
¿Qué rol debe tomar un periodista en una investigación como la de los Papeles del Pentágono?
Yo he estudiado y trabajado en España y en Estados Unidos. Entre ambos países hay un abismo. Aquí hay periodistas de primera en información de investigación, pero no todo se publica. El ciudadano tiene el derecho a estar informado y los empresarios que se dedican a invertir en medios de comunicación deberían saber que tienen en sus manos el cuarto poder, y que los periodistas no estamos para escribir al dictado.
La simbiosis entre la comunicación y los ejércitos
Miguel Ángel Santamaría
Miguel Ángel Santamaría es Teniente Coronel de la Academia General Militar de Zaragoza. Además, es el director de la Cátedra Miguel de Cervantes de las Armas y las Letras, cuyo fin es promover la cultura y ayudar a los alumnos de la AGM a seguir formándose a través de actividades como el Curso Internacional de Defensa de Jaca.
El Ejército tiene fama de ser un ente muy opaco, ¿cómo ve la relación entre lo militar y los medios de comunicación?
A día de hoy, el Ejército ha abierto las puertas a los periodistas en gran medida, pero sigue habiendo gente que no confía en ellos. Por eso, el Ejército suele llamar a los periodistas con los que tiene confianza. Una vez, Peréz Reverte nos aconsejó: «si tienes miedo a cómo pueden contar la historia, elige tú al escritor que quieres que la escriba».
La sociedad es mucho más receptiva a las misiones de paz, las cuales nos han otorgado mucho prestigio, que a las situaciones bélicas. En un conflicto bélico tiene que haber una línea muy clara. Los periodistas firman un documento de seguridad cuando van a la guerra, esta protección se ha aumentado por la información que se puede dar a través de los móviles y relojes inteligentes.
Desde su perspectiva estratégica, ¿cómo valora la intervención de los Estados Unidos en la Guerra de Indochina?
La historia la escriben los vencedores. Por eso, si Estados Unidos hubiese ganado la Guerra de Vietnam, no habría sido lo mismo en absoluto. Con las grandes potencias lo que se ha creado siempre es una leyenda negra.
Si tienes miedo a cómo pueden contar la historia, elige tú al escritor que quieres que la escriba
¿Cómo se clasifica un documento como secreto de Estado?
Existe un exceso de información clasificada que genera un volumen de documentación innecesario y un procedimiento burocrático para acceder a la información latoso.
Francisco Escribano
Francisco Escribano es Coronel de Caballería de la Academia General Militar, también es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza y doctorado en Historia Contemporánea. Actualmente ejerce como Profesor titular del Departamento de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Academia General Militar.
El problema con los Papeles del Pentágono fue que la información no se ocultó bien pese a afectar a la seguridad. Tendría que haber estado clasificado y años después haberse desclasificado para que los historiadores la hubieran podido redactar.
Los Documentos del Pentágono denotan el «obsesionante miedo al impacto de la derrota, no sobre el bienestar de la nación, sino en la reputación de los Estados Unidos y de su Presidente» (Arendt, 1972). De hecho, de acuerdo con el propio informe, «retirar las tropas americanas de Vietnam sin admitir la derrota era difícil» (Pentagon Papers, 437).
Tanto en una misión de cooperación internacional como en una contienda, ¿cómo funciona el proceso de retirada de tropas? ¿Qué puede significar?
Desde mi punto de vista, lo fundamental en cualquier retirada es no abandonar a tus aliados. A la hora de salir tienes que tener en cuenta que has estado combatiendo con gente que son tus compañeros. Hay que decirles cuáles son los motivos por los que nos tenemos que ir. Esto es esencial para que los aliados puedan cubrir con tiempo el hueco que les faltará. Se organiza planeando, con plazos y con medios para explicar a los ciudadanos lo que ocurrió.
Cualquier acción de una administración pública tiene que tener una documentación detrás y hay documentación que por seguridad tiene que estar clasificada. Años después, los historiadores tenemos que redactar historia. El problema con los Papeles del Pentágono fue que la información no se ocultó bien pese a afectar a la seguridad. Tendría que haber estado clasificado y años después haberse desclasificado para que los historiadores la hubieran podido redactar.
Pero, ¿cómo se justifica ante la opinión pública que su ejército debe participar en algún conflicto bélico? En Vietnam las razones variaban desde la justificación por ayuda/cooperación internacional hasta la lucha anticomunista.
En el caso de Vietnam mintieron desde el principio. Esta guerra hay que verla desde la lógica de la guerra fría, los americanos ya sabían dónde se metían. Los soviéticos «se habían comido» varios países, en ese momento la mentalidad era que había que «pararles los pies».
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