Esta semana se estrena ‘Anna Karenina’, la adaptación del clásico de Tolstoi dirigida por Joe Wright y protagonizada por Keira Knightley, su actriz fetiche, Jude Law y Aaron Johnson. La película supone la vuelta de Wright, después de dirigir el thriller de acción ‘Hanna’, a las más clásicas historias de amor que tan bien domina, como ya demostró en su primer largometraje para la gran pantalla: ‘Orgullo y prejuicio’ (‘Pride and Prejudice’, 2005).
He de advertir que si la novela original es poco apta para el público masculino, la película lo es todavía menos. Lo que para los hombres es una azucarada empalagosa, para muchas mujeres es una historia encantadora. Pero la obra de Jane Austen es más que eso: es el retrato de las frivolidades de una sociedad, el reflejo de cómo las apariencias, el orgullo y el prejuicio afectan a las personas; supo construir un relato entretenido y una de las historias de amor más recordadas por el imaginario colectivo. Y me alegra decir que el guión de Deborah Moggach mantiene la esencia a la perfección.
La historia es ya muy conocida: las cinco hermanas Bennet, criadas por su madre con el único anhelo de encontrar un marido que las mantenga, ven con ilusión como el señor Bingley, un joven rico, se instala junto con sus amigos en la mansión de Netherfield. Elizabeth Bennet, la inteligente y despierta protagonista, choca enseguida con el arrogante señor Darcy. El orgullo y los prejuicios harán mella en uno de los romances mejor escritos de la literatura inglesa.
Con una cuidada fotografía y con el acompañamiento de la dulce música de Dario Marianelli, Wright nos conduce a través de las aventuras de la alocada familia Bennet, los convencionalismos de la sociedad inglesa y, sobre todo la historia de Elizabeth y Darcy, que encandila sin llegar a empalagar. Y todo gracias a una cuidada puesta en escena y a unos personajes llenos de matices que enriquecen el relato: la señora Bennet y su histeria, la vagancia del señor Bennet, la locura adolescente de Lydia y Kitty, los ‘pensamientos profundos’ de Mary… Todos los personajes aportan algo de humor, mención especial para el aburrido Señor Collins, interpretado por un comedido pero a la vez divertido Tom Hollander. Keira Knightley nos enseña una protagonista fuerte, inteligente e ingeniosa, mientras que Matthew Macfadyen, actor infravalorado donde los haya, aparece ideal como el señor Darcy. Brenda Blethyn consigue que, a pesar de sus gritos e histerismos, sintamos cariño por la señora Bennet y lo mismo para Donald Sutherland y su perezoso señor Bennet.
‘Orgullo y prejuicio’ no es para públicos llenos de testosterona. Pero, aunque sea una película orientada sobre todo para el público femenino, sigue siendo una pequeña joya, con un ritmo pausado y dulce, un guión ingenioso y un buen reparto. Y no sólo eso, sino que además nos trae a Carey Mulligan, una de las mejores actrices actuales, en su primera aparición. Sólo por eso, algunos le estaremos eternamente agradecidos.
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