En Palma de Mallorca. 8 meses de prisión. Por matar a Sorky a palos. Sorky era un caballo de carreras. Esta era la primera sentencia por maltrato animal en España hace 2 semanas. Así empezaba hablando Aranxa Urzay, la Directora del programa de La Madriguera en Aragón TV. Quería transmitir la injusticia a la que son sometidos las animales. El maltrato animal, que no es otra cosa sino “un problema social”.
Pero no vino sola. Junto con ellas, las compañeras de Galgo Leku: una asociación que se quiere acercar al mundo de los galgos. Rescatarlos. Sanar sus heridas físicas y psíquicas. Buscar familias de adopción. Esas son sus tres labores progresivas de acción.
¿Y por qué el galgo? España, debido a sus características, es el país donde mayor está extendido el uso del galgo para todo tipo de modalidades cinegéticas y deportivas. Además, en toda la zona norte de España ha sido la herramienta indispensable del cazador durante muchos años. La caza. Aquí radica el motivo de su asociación: “España es un gran coto de caza, desgraciadamente, y aunque existen leyes que protegen la caza, no la existen para proteger a los animales que la ejercen”.
Miran con nostalgia la época egipcia, donde le galgo era un animal de la aristocracia y estaban protegidos por la ley. Muchos años después empezarían en Inglaterra las carreras con galgos. Y poco más tarde, la mezcla con razas de galgos españolas. Y ahí empezaría el problema de los galgos: la sobreproducción. En muchos casos incluso clandestina, y es que “la caza ilegal mueve muchísimo dinero”. Fuentes policiales y de asociaciones de caza afirman que uno de estos animales puede valer desde 4.000 euros si es bueno, hasta 50.000, si es único.
Cuando el galgo ya es mayor, está lesionado, cuando termina la época de caza – en febrero- o cuando nacen sin capacidades óptimas, los menos afortunados son envenenados, ahorcados o ahogados en cualquier pozo. Los más afortunados son abandonados. Aquí entra Galog Leku.
“En realidad, si pudiéramos hacerlo por todos los perros, lo haríamos”, no tienen ninguna duda. Su batalla es contra el maltrato animal en general. Les gustaría que todo el mundo denunciara el maltrato animal: perros en terrazas antihigiénicas, perros en paupérrimas condiciones en garajes, perros que son abandonados cuando pasan de moda, etc. Pero nadie denuncia. “Si nadie denuncia, no hay maltrato, sino hay maltrato no nos creen y no cambiará la ley”.
El informe del SEPRONA presenta 426 casos de abandono de perros durante el 2014. Las integrantes de Galgo Leku no pueden evitar soltar una carcajada: “no terminaríamos con el problema aunque cada español adoptara un perro, esos datos son ridículos”. Creen que es necesaria una urgente labor de concienciación social, ya que esto no es sino reflejo de lo es capaz del ser humano.
Una solución a esta cantidad de perros abandonados es la esterilización de estos animales: “no es nada cruel, así podemos controlar la cantidad de perros que hay, muchas camadas son abandonadas porque los dueños no pueden hacerse cargo de 5 perros más”. Es un signo de responsabilidad, y está mitificado: “no les privas del placer sexual”, ya que ellos no viven la sexualidad como las personas, la prueba más clara de ello es que la hembra solo acepta ser montada cuando está en celo. No hay placer, sino necesidad hormonal. Son animales, “no hay que olvidarse”.
Y es que ellas lo tienen muy claro: “quien sienta a su perro a la mesa tiene una patología sería. Yo amo a mis perros, son parte de mi familia, pero son animales, aprenden por repetición, no pueden razonar como yo” como explicaba una de las integrantes de Galgo Leku, y como puede verse en este vídeo, donde Dobby hace maravillosas piruetas, todo para intentar conseguir coger un palo…
Sin embargo, la solidaridad es algo innato al ser humano, y los animales necesitan cariño. Responden a este y son capaces de agradecerlo: bastaría con poner en Youtube “amor de perro” para ver la cantidad de vídeos que demuestran esto.
Si quieres padecer de –como lo denominaban ellas- “galguitis aguda”, Galgo Leku te lo pone fácil. Puedes colaborar con la asociación aquí o incluso adoptar aquí. Igual os ocurre como a María Romero.
María Romero habla con carño de Ron, su galgo. «Llegó a mi casa muy enfermo, y lo que iba a terminar siendo una acogida terminó siendo una adopción. Se llama Ron, tiene cuatro años y lleva dos en mi casa». Lo tiene muy claro, los galgos son animales muy cariñosos y agradecidos, ella puede comprobarlo día a día en su casa: «adoptar o acoger a un galgo es una experiencia realmente enriquecedora, se la recomendaría a todo el mundo sin dudarlo».
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