No se grita gol, pero sí se encuentran minutos y resultados, conexiones en directo, declaraciones a pie de «campo» y unas narrativas más cercanas al deporte que a la política.
El fútbol es el deporte más seguido en nuestro país, la política se ha acercado más que nunca al balompié y cosecha sus mejores audiencias. Casualidad o no, así se está desarrollando en los últimos tiempos con el info-entretenimiento copando gran parte de la parrilla televisiva de algunos de los canales más importantes del país.
Precisamente este tema, se llevó a debate y reflexión el pasado 14 de marzo en el vigésimo aniversario del Congreso de Periodismo Digital realizado en Huesca, con una ponencia titulada “La futbolización del periodismo: minuto y resultado” que contó con experimentados periodistas en su mesa de debate como José Yélamo, Ana Nuñez Milara y Ana Martínez con la moderación de Alberto García.
Presente el tema en mesas de reflexión en congresos de periodismo, presente en conversaciones entre compañeros de profesión y también entre la audiencia; es evidente que el periodismo en general, pero sobre todo el político y especialmente en televisión, ha adoptado una tendencia a la multipantalla, a los cálculos de posibles escaños que lleven a pactos en jornada electoral, a las conexiones en directo y en definitiva, como versa la ponencia mencionada, a futbolizar el periodismo político.
La audiencia claramente también ha ascendido a cotas muy altas y Yélamo lo asocia a un despertar del interés a causa de la crisis, al que los medios responden haciendo esa información que se demanda, más interesante y atractiva. Y no solo eso, se busca apelar a la emoción y al sentimiento.
Temas que hay que tratar con mucha veracidad, cuidado y como dice Nuñez Milara,”siendo conscientes de que esto puede trasladarse a la población y la influencia que podemos tener en ella”.
Si no se hace así, el efecto puede ser boomerang en consecuencias sociales y es que cuando se polarizan los bandos, el llamado “hooliganismo” impera, se apodera de todo y entonces en ese momento, «Houston Houston, tenemos un problema».
Pasar de la máxima alegría a la profunda decepción: eso es lo que se vivió con la proclamación de la República Catalana después suspendida en 2018, como un gol que uno festeja y luego es anulado, cambiando la perspectiva al término más general, sensaciones del deporte en su estado más puro llevadas a la política con máxima claridad.
Un periodismo que además se ha vuelto instantáneo y en el que en palabras de Ana Nuñez, “tener el móvil en la mano a pie de la noticia se ha convertido en algo habitual”. Pero por supuesto, la instantaneidad y ser un poco esclavos de las redes sociales, no debe ir de la mano con la falta de revisión y verificación: todo va especialmente veloz y con un ritmo superior al de antaño, pero nunca hay que entrar en el juego de la desinformación y de las fake news.
Saber poner el filtro. Haciendo un símil con la famosa frase de Van Gaal en una rueda de prensa: siempre verificación, nunca desinformación. Y es que este modelo adoptado de Francia llamado info-entretenimiento, no es necesariamente negativo y como destacaron cada uno de los componentes de la mesa de debate, tiene muchas ventajas.
Mientras lo contado no sea banal o directamente no sea noticia por falta de información y por supuesto, esté verificado y trabajado previamente, rodear a la política de este aura de espectáculo que atrae a la población es altamente ventajoso y consigues mantener a la audiencia pegada a tu contenido e informada de lo que sucede en el país.
Hay que mostrar la perspectiva completa, recogiendo una comparación mencionada en Huesca: “enseñar a la audiencia el campo completo, para que esta pueda realizar su propio arbitraje”.
Titulares cortos; hablar de equipos, de fichajes por los diversos partidos, de banderas; expresiones como “salir a ganar” o “hacerlo por goleada”. El periodismo político se ha futbolizado y esto ya es una realidad.
Un presente no necesariamente negativo como se ha comentado, pero en el que ya se han cometido muchos errores como conexiones en directo cuando no pasa nada, in situs innecesarios y sobre todo, una excesiva cobertura en dramas humanos que se ha visto manchada por el sensacionalismo. En nuestra mano está, en la de todos, censurar estos hechos y que no se repitan.
La política está de lleno en el juego del info-entretenimiento y del deporte, sin embargo, no es deporte y eso tiene que quedar claro. 4-5-1, 4-3-3 o la formación que sea, pero con las posiciones claras y piezas indispensables siempre dentro del terreno de juego: verificación, honestidad y lucha contra la desinformación. El tablero está definido, también el sistema, ahora hay que saber cómo jugarlo y es cosa de todos: público, políticos y por supuesto, los medios.
Fuente: https://congresoperiodismo.com
Comentar