Entrevistas

Concepción Peral, técnico en Enfermería en el Hospital Miguel Servet: «El sistema sanitario está colapsado»

Por Julia Manero Sánchez

Los trabajadores sanitarios se encuentran en una situación de máxima exigencia laboral y profesional. Viven en una presión constante, incluyendo las condiciones de trabajo que tanto reclaman sin apenas recibir una repuesta clara por parte de la Administración Pública. En esta entrevista, Concepción Peral, técnico auxiliar en cuidados de Enfermería en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, describe el difícil panorama que viven los profesionales de este sector.

¿Cuál es la situación de los sanitarios en Aragón?

Nos encontramos en pleno “síndrome burnout” debido a que el sistema sanitario está totalmente colapsado. Las sensaciones que tenemos es de que nos están machacando por todas partes, y que tú estás en el medio aguantando con toda la dignidad y esfuerzo del mundo, y que, sin embargo, no hay una compensación.

¿Cómo describiría el sentimiento general por el que están pasando en estos momentos?

El sentimiento en general de los sanitarios es de que te están noqueando permanentemente. Esta sensación nos viene, por un lado, del sistema, y por otro, debido a la exigencia de los pacientes, puesto que la empatía en los hospitales ha desaparecido. En estos momentos los sanitarios nos hemos vuelto los psiquiatras, los psicólogos, los policías etc. de los ingresados, y estos en lo único que piensan es en ellos mismos y en su impaciencia. A esta presión se suman las malas condiciones laborales que los trabajadores estamos sufriendo, debido a que la gente a la que contratan están trabajando en condiciones esclavistas. Estas personas son las que, al no tener un puesto fijo, en un mismo turno las llevan a tres sitios diferentes con enfermos en situaciones distintas. Esto se debe a que el contrato al que se someten los trabajadores no tiene unos horarios fijos, lo que impide una conciliación familiar adecuada.

¿Qué opina sobre el sistema sanitario y su organización al día de hoy?

El sistema no solo tiene falta de humanidad, estamos hablando de que está faltando a la legislación. La administración tiene que ser garante de la dignidad en el trabajo, y no solo estoy hablando de cuestiones salariales, estoy hablando de la dignidad en el trabajo, es decir, de las condiciones laborales. El sistema que hay actualmente es caótico y solo funciona porque funcionamos los profesionales. Cuando nosotros entramos por la puerta sabemos lo que tenemos que hacer, aún en condiciones muy duras y precarias. Por lo tanto, el sistema funcionará hasta que pegue un “petardazo”, porque estamos muy cansados. 

¿Cree que se tiene en cuenta al personal sanitario a la hora de tomar decisiones sobre la sanidad?

En absoluto. Es una cuestión que a mí me resulta muy relevante porque las administraciones siempre están defendiendo el derecho a la participación, pero esta se produce, a través de la escucha de los unos a los otros, asunto que no ocurre así. Cuando alguien trabaja en un servicio determinado, tiene que conocerlo y saber qué sucede en cada situación; sin embargo, esto no se tiene en cuenta, ahora mismo todo resulta ser un caos. En estos momentos los compañeros y compañeras que trabajan en la sanidad pública española se encuentran realmente agotados. Realizamos escritos, con fundamentos, quejándonos con razón, no obstante, nadie escucha nuestra queja, y mucho menos las propuestas que ponemos encima de la mesa para mejorar la situación.

¿Este agotamiento mental y físico de los sanitarios fue a raíz de la Covid-19 o es algo que vienen arrastrando hace tiempo atrás?

Es algo que venimos arrastrando por las condiciones de las que he hablado antes, la administración tiene que ser garante de las condiciones de trabajo incluyendo una contratación, un trabajo digno y un salario adecuados. El sistema ya estaba dando avisos de que se estaba colapsando incluso antes de la pandemia, y con la llegada de la Covid-19, que nos pilló a todos fue un desastre, mientras que las personas que componen el sistema no han sido capaces de prevenir situaciones como el “burnout”, y muchos menos acercarse a preguntar al personal para saber cómo estamos y en qué condiciones nos encontramos. No digo que nos hagan un agradecimiento en público, no se trata de eso, sino de ir por las plantas para saber cómo están las unidades, cómo está la gente y cuáles son las necesidades.

¿No se han aplicado medidas preventivas para paliar esta situación?

El sistema no ha sido capaz de generar situaciones de prevención, porque estamos en un sistema muy asistencialista debido a las situaciones de colapso, y porque no somos capaces de avanzar en proyectos, ni en programas que podamos prever otras posibles pandemias con una formación adecuada. Las personas nos hemos quedado ancladas en la Covid-19, y no vemos más allá, por lo que por cualquier cosa nos volvemos alarmistas. El problema a toda esta cuestión es que no contratan profesionales, no es que no los haya, y a quienes contratan son en condiciones paupérrimas.

Somos unos profesionales con una carga intensísima después de la pandemia, y no se debe olvidar que todos somos seres humanos.

¿Piensa que la situación vivida a raíz de la pandemia ha afectado, en cierta forma, a la relación entre los sanitarios y los pacientes?

Precisamente no. Esa es una de las cuestiones que caracterizan a los profesionales sanitarios, en esa diferencia de las tres variables: el sistema, los pacientes y los profesionales. Puedes tener un día malo, pero a la hora de entrar por la puerta de la habitación de un paciente, la cara te cambia, porque al paciente no le importa cómo tú estás, este de lo único que requiere son de cuidados. Lo que te cansa es ese individualismo por parte de los enfermos, eso a nosotros como trabajadores nos agota. Con respecto a la Covid-19, pensamos que esto se ha ido, y si es cierto que se ha ido lo más fuerte y peligroso que nos ha dado un gran revolcón a todos, pero que, desgraciadamente, tampoco hemos aprendido absolutamente nada. De todas formas, vuelvo a afirmar que tanto los compañeros como compañeras sanitarias cada vez que entran en una habitación su cara cambia, porque estamos hablando de cuidados. Estoy hablando de la profesionalidad del trabajador.

¿Cree que se está incentivando la sanidad privada en perjuicio de la sanidad pública?

Definitivamente sí, de hecho, aquí en Zaragoza, el Ayuntamiento ha cedido un terreno municipal para una gran clínica de última tecnología , pero voy a decir una cosa desde mi más objetivo punto de vista: cuando las personas que acogen a un seguro privado y vas a una clínica privada, sin olvidar que cada persona es libre para poder escoger, pero cuando la cosa se complica a dónde se va a parar es al servicio público de salud. Yo, desde luego, soy una fiel defensora de los servicios y la sanidad pública porque es el pilar fundamental del estado de bienestar, y lo que estamos haciendo es cargárnoslo sin siquiera darnos cuenta.

 ¿Las personas deberían decantarse por una sanidad pública mejor que por una atención privada?

Cada uno es libre de elegir puesto que estamos en un país libre, pero insisto, cuando hay algo de gravedad la gente va a dónde se encuentran los mejores profesionales y medios, y cuando el trato con el paciente es de tú a tú. 

Tenemos a los mejores profesionales al saber abordar situaciones complejas, aunque los medios materiales de los que constamos cada vez son más precarios.

¿Considera que la figura del técnico en cuidados auxiliares de enfermería (TCAE) está valorada?

De ninguna manera y por muchas razones. En el ámbito de la sanidad hay una jerarquía, están las médicas y los médicos diagnostican, las enfermeras y enfermeros planifican los cuidados y las TCAES y los TCAES implementamos los cuidados, es decir, ponemos en marcha a los pacientes ingresados. No es solamente el clásico que se ha oído toda la vida de “limpiar culos”, sino que somos quienes cuando entramos por las mañanas en una habitación y ves la cara de un paciente y te das cuenta de su estado, no solo en lo físico, es también el estado emocional de la persona, entonces nosotras somos quienes transmitimos a nuestros compañeros lo que le ocurre al ingresado. Somos el intermediario con la persona que planifica esos cuidados que son la enfermería, y que con lo que decimos, con lo que se observa y con lo que está diagnosticado se da con la clave para que el enfermo esté mejor. Nosotras detectamos cosas porque estás con el paciente 24 horas, por lo que un centro asistencial no sería nada sin las TCAE y la labor que hacemos. Somos la base fundamental de un hospital.

¿Cuáles son ventajas y las desventajas de la sanidad pública?

Hay más ventajas que desventajas. La principal ventaja es que es una sanidad pública de calidad y de acceso universal. La segunda sería que somos ciudadanos que podemos elegir, tenemos incluso una ley que nos da derecho de elegir una segunda opinión dentro de la ley de atención al paciente. Otra ventaja es que tenemos a los mejores profesionales al saber abordar situaciones complejas, aunque los medios materiales de los que constamos cada vez son más precarios. Tampoco hacemos distingos entre pacientes, es decir, para nosotras todos son iguales, aunque sus problemas sean distintos. Para nosotras todos son usuarios del sistema, y esa sería otra de las grandes virtudes de la sanidad pública. La desventaja, como ya he explicado desde el principio, en estos momentos el sistema se está comportando con la empresa privada, no se encarga de atender a sus profesionales, tiene una precariedad en las contrataciones absoluta y está incumpliendo leyes tanto de contratación, como de igualdad y de derechos laborales.

¿Qué solución propondría ante este problema?

Una buena opción sería hacer una especie de revisión del sistema con la participación de los profesionales implicados en la atención.

Si tuviera en frente a la consejera de Sanidad de Aragón, ¿qué le diría o qué le pediría?

Que se viniera conmigo una mañana al hospital para enseñarle cómo trabajamos los sanitarios y en qué condiciones estamos y cómo se encuentra el paciente. Así seguro sacaría por sí sola sus propias conclusiones de la situación en la que todos los trabajadores de la sanidad pública nos encontramos.

Universidad San Jorge