Entrevistas

Ljubica Latinovic: “Comunicar bien puede prevenir el caos, fortalecer la confianza y salvar vidas”

Ljubica Latinovic en el XX Congreso de ANIS celebrado en la Universidad San Jorge. Fuente: Comunicación ANIS

Médica de formación y especialista en salud pública global, nacional y local, Ljubica Latinovic es consultora internacional en Infodemia, comunicación de riesgo y desarrollo de capacidades ante emergencias y desastres para la Organización Mundial de la Salud.

A través de su cargo, Latinovic contribuye a la elaboración de programas de protección en emergencias sanitarias. Su conocimiento en el área de la salud, así como en la de la comunicación, le permiten contribuir a extender su objetivo, combatir la desinformación para proteger el bienestar de las personas

En los últimos años, la OMS ha reconocido la infodemia como una amenaza global para la salud pública. Desde su experiencia, ¿cómo definiría este fenómeno y por qué es tan peligroso?

La infodemia no es solo la difusión de noticias falsas; es también el exceso de información. Todos opinan, todos comparten algo, y eso dificulta saber qué es realmente útil para tomar decisiones informadas sobre la salud. El COVID-19 lo evidenció: combatimos dos pandemias, la biológica y la informativa.

Entonces, ¿no se trata de un fenómeno nuevo?

No. La desinformación en salud existe desde hace décadas. Lo que cambió fue que la OMS le dio nombre y marco técnico. Antes se hablaba de rumores o falsos mitos, ahora se entiende como un problema estructural que requiere estrategias específicas.

En situaciones de emergencia, la población busca respuestas inmediatas. ¿Cómo equilibrar rapidez y rigor en la comunicación?

El problema es que no hemos enseñado cómo funciona la ciencia. La gente espera certezas instantáneas, pero la ciencia se construye paso a paso. Lo que hoy es cierto puede cambiar mañana con nueva evidencia, y eso hay que explicarlo con claridad.

¿Debería comunicarse también la incertidumbre?

Absolutamente. Es mejor decir “no lo sabemos todavía, pero estamos investigando”, que ofrecer respuestas apresuradas. Esa honestidad genera más confianza que el silencio o la improvisación.

Ha trabajado en programas internacionales de comunicación de riesgo. ¿Qué errores  cometen  los  gobiernos al comunicar en crisis sanitarias?

El más común es tardar en comunicar. Esperan tener evidencia definitiva antes de hablar, pero mientras tanto otros llenan el vacío. También hay miedo a reconocer lo que no se sabe, y eso se percibe como falta de transparencia.

¿Cómo  debería  ser  el  mensaje  ideal  en  ese  contexto? Debe decir lo que sabemos, lo que aún no sabemos y qué se está haciendo para averiguarlo. Esa estructura sencilla reduce la ansiedad y refuerza la credibilidad institucional.

Las redes sociales han sido clave durante las crisis, pero también han amplificado la  desinformación.  ¿Cómo  gestionarlas sin caer en censura?

Ras redes no son enemigas. Son herramientas poderosas para comunicar en emergencias, crear redes de apoyo y movilizar recursos. El reto está en promover alfabetización digital y sanitaria desde la escuela, para que la gente sepa contrastar fuentes y entender el valor de la evidencia.

¿Y qué papel tienen las grandes plataformas?

También deben asumir responsabilidad. No se trata de censurar, sino de implementar filtros razonables y mayor transparencia sobre cómo circula la información, especialmente en temas de salud pública.

¿Qué capacidades deberían reforzarse en los portavoces y comunicadores durante una infodemia?

Lo primero es la empatía. No basta con dar cifras y datos; hay que reconocer el miedo y la preocupación de las personas. Mostrar un lado humano genera conexión y confianza.

¿Y en cuanto al perfil técnico del portavoz?

No todos los líderes pueden saber de todo. Por eso es recomendable acompañar a los responsables políticos con expertos en los temas específicos. Así se transmite información precisa y se refuerza la autoridad técnica.

¿Deberían recibir formación en medios?

Sí, tanto líderes como equipos técnicos. Saber cómo responder a la prensa y cuándo hacerlo es esencial. En crisis de alto riesgo, debe existir un protocolo claro para evitar contradicciones y mensajes dispersos.

En desastres o epidemias, la desconfianza hacia las autoridades es habitual. ¿Cómo se reconstruye esa credibilidad?

La confianza no nace en la crisis; se construye antes, con preparación y coherencia. Las comunidades deben saber qué esperar de sus centros de salud o de sus gobiernos en diferentes escenarios, sin generar alarma, pero sí conciencia.

¿Qué papel tienen las comunidades locales?

Ljubica Latinovic realizando su ponencia en el XX Congreso de ANIS. Fuente: Comunicación ANIS.

Fundamental. Las ONG, asociaciones vecinales y líderes comunitarios son puentes entre la población y las instituciones. Si ellos confían en el mensaje, ayudan a replicarlo de forma efectiva y adaptada al contexto.

¿Y qué ocurre si los mensajes institucionales no están alineados?

Entonces se pierde toda credibilidad. Es esencial que todos los actores —gobierno, hospitales, organismos internacionales— hablen con una sola voz y comuniquen los mismos mensajes clave.

¿Podría compartir un ejemplo de una buena estrategia comunicativa que haya tenido impacto real?

Sí. En Asia y Latinoamérica, en programas contra el dengue, se pasó de mensajes genéricos a comunicados muy concretos: “si tiene fiebre y estos síntomas, acuda a este centro de salud”. Esa claridad salvó vidas porque las personas sabían qué hacer y dónde acudir.

¿La clave está en la coordinación?

Exactamente. De nada sirve una buena campaña si los centros de salud no están preparados para responder. Cuando la información y la capacidad de respuesta van de la mano, la comunicación se convierte literalmente en una herramienta que salva vidas.

En una frase, ¿cómo resumiría el papel de la comunicación en salud pública?

La comunicación no es un complemento de la respuesta sanitaria: es parte esencial de ella. Comunicar bien puede prevenir el caos, fortalecer la confianza y, en última instancia, salvar vidas.

Acerca del autor

Montserrat Campos

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