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La decadencia de los cineclubs en la cultura española

Pese a la actual falta de interés ciudadano por los cineclubs, desde hace muchos años siempre han estado muy presentes y han dado vida al ámbito universitario de España.

Los poetas de la conocida Generación del 27 tuvieron una atención positiva hacia el cine, e incluso algunos fueron los creadores y colaboradores del primer cineclub español. Un ejemplo es Luis Buñuel. El director de cine organizó una serie de sesiones de cine en la Sociedad de Cursos y Conferencias creada por la Residencia de Estudiantes de Madrid fundada en 1910. Buñuel eligió La maravillosa vida de Juana de Arco como la primera proyección. Pero no sería hasta 1928 cuando se reconocería al cineclub como tal.

El Cineclub Cerbuna, del Colegio Mayor Universitario Pedro Cerbuna de la Universidad de Zaragoza y situado en el Campus San Francisco, lleva desde 1973 ofreciendo todos los años películas que mezclan la novedad y lo clásico con lo comercial y lo independiente.La asociación está gestionada por estudiantes de la Universidad de Zaragoza, incluida la elección de las películas y el proyectista.  La primera película que se proyectó fue Al este del Edén de Elia Kazan.

La época de mayor éxito del cineclub fue en la década de los años ochenta y noventa. “El Cineclub era todo un referente en Zaragoza, se colapsaban las sesiones de socios y había colas que salían fuera del propio colegio”, explica Gonzalo Ferrer, becario encargado del Cineclub y estudiante de Medicina, a A pie de Campus.

Según la página web del colegio mayor, las dos sesiones del sábado comienzan a las 19h. y a las 22.30h. El domingo la primera sesión es a la misma hora que el sábado y la segunda comienza a las 21.30h. Pero para poder acceder a las proyecciones es necesario adquirir, por 1 euro en las taquillas del cineclub, el Carnet de Socio que tiene validez durante un curso académico y que caduca en junio. Aparte del carnet, los socios tienen que abonar, en las taquillas, una cuota de 3 euros por película. Los socios jubilados tienen una cuota especial y solo tienen que pagar 2 euros en la primera sesión del sábado.

Programación de Otoño 2012 del Cinclub CerbunaFue precisamente el cineclub de un colegio mayor, el del Colegio Mayor La Salle, el primero en destacar. El fundador del  cineclub fue Alberto Sánchez, el cual llegó a convertirse en Presidente de la Federación Aragonesa de Cine Clubs e incluso llegó a ser el Presidente de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza.

Sánchez siempre estuvo inmerso en el mundo de la imagen. “A los doce años comencé a estar presente en una sesión semanal de cine que hacían los hermanos de La Salle en la que se aprendía mucho (…) Cuando dejé el colegio, a los diecisiete, tenía una formación fílmica nada desdeñable. La consecuencia fue que a los diecinueve dirigía los fórums. Yo fui el primero en Zaragoza en proyectar toda la nouvelle vague”, cuenta Alberto Sánchez en una entrevista publicada en junio de 2007 a la revista Encuentros.

Desde 1962, Sánchez se dedicó al cine amateur y formó parte de las tertulias de cineastas amateurs del Club Cine Mundo y de la Sociedad Fotográfica. Fue por esa época, cuando cofundó el Cine Club La Salle y fue nombrado vocal de la Federación Nacional de Cine Clubs para representar a los miembros aragoneses. También fue un colaborador imprescindible para la Obra Cultural y Social de Ibercaja. Hoy en día, el colegio mayor ya no existe.

No hay que olvidar que en la época de la dictadura franquista, uno de los cineclubs de mayor relevancia fue el Cine Club de Zaragoza junto con el Universitario de Salamanca y el Circe. Este último fue creado en 1941 por el jefe del Departamento Nacional de Cinematografía, Manuel Augusto García Viñolas. El primero tuvo como presidente a Fernando Lázaro Carreter y como director a Basilio Martín Patino. El de Zaragoza, creado en noviembre de 1945, duró siete años y organizó 113 sesiones, pero su continuidad, a finales de los años cincuenta, estuvo condicionada a la colaboración con otros cines clubs zaragozanos.

También la Universidad San Jorge, situada en Villanueva de Gállego (Zaragoza), cuenta con su propio cineclub que lleva en marcha seis años.

“El nombre de cineclub, Overlook, viene de la película El resplandor (Stanley Kubrick, EE.UU., 1980) y hace referencia al nombre del hotel en el que los protagonistas viven su particular pesadilla. Era una película que nos gustaba y hacía referencia a un espacio curioso”, explica así la procedencia del nombre del cineclub Joseba Bonaut Iriarte, profesor de la universidad y el que organiza el cineclub desde sus inicios.

Todas las proyecciones son gratuitas, van dirigidas a la comunidad universitaria y a todos aquellos que quieran verlas, y se realizan en el Aula Magna de la Facultad de Comunicación. Según el docente, al igual que en el Cineclub Cerbuna, el motor de todo ello son los alumnos que van a ver las películas, ya que son los que generan la programación.

La dinámica habitual del cineclub es la siguiente: presentación de la persona que propone la película, visionado y charla posterior que se puede seguir en las redes sociales. “El objetivo es compartir algo que nos ha gustado, emocionado o que queremos descubrir”, cuenta Bonaut. El Cineclub Overlook va a proyectar próximamente su película 300 y para celebrarlo, se va a romper la norma de no repetir película. Se volverá a ver una de las 299 películas ya proyectadas. Los alumnos tendrán que votar en http://alumnosfcom.usj.es/index.php/encuesta-overlook la película que quieran volver a ver.

Pero no solo el cineclub se dedica a la proyección de películas. “No sé qué elemento diferenciador tendrá, pero desde luego que organizamos muchas actividades y ciclos que fomentan la convivencia universitaria”, comenta Joseba Bonaut. Un ejemplo es la actividad llevada a cabo el 14 de diciembre en los cines Yelmo del centro comercial Plaza Imperial. Se promovió que alumnos de la universidad fueran juntos al estreno El Hobbit, la última película del oscarizado Peter Jackson.

Para todos aquellos que estén interesados, Bonaut recuerda que se puede seguir al Cinclub Overlook mediante las redes sociales y que además, en algunas sesiones, cuentan con profesionales.

Como ya hemos dicho anteriormente, el primer cineclub reconocido con dicho nombre fue fundado en 1928 bajo la tutela de La Gaceta Literaria. El 23 de diciembre de ese año tuvo lugar la primera sesión matinal en el cine Callao de Madrid. Algunas de las primeras películas que se proyectaron fueron Tartufo y El último, de Murnau; Ballet mecánico, de Leger y Avaricia, de Eric von Sotrheim. Las sesiones posteriores tuvieron lugar en distintas salas como por ejemplo en las de Goya, el Palacio de la Prensa y Salones del Hotel Ritz. Entre los primeros socios y colaboradores que escribirían de cine en las páginas de La Gaceta Literaria, estaban Francisco Ayala, Esteban Salazar, César M. Arconada, Miguel Pérez Ferrero, Juan Piqueras, Salvador Dalí, y como no, Luis Buñuel.

Una de las épocas doradas de los cineclubs fue después de la proclamación de la II República. Su aparición de cineclubs fue constante, sobre todo en algunas capitales de regiones históricas que emprendieron su proceso autonómico como Cataluña, País Vasco, Aragón, Galicia. En aquella etapa, tras la desaparición de La Gaceta Literaria y del Cine Club Español, destacó el Cine Club Cinestudio 33, creado por Luis Gómez Mesa.

Hoy en día el mercado cinematográfico no tiene interés en apoyar a los cineclubs ya que las películas son caras y no es posible amortizar las sesiones que generalmente suelen ser minoritarias, afirma el cineasta y fotógrafo Alberto Sánchez Millán. Por todo ello, los cineclubs han tenido que centrar sus actividades en la coordinación o ayuda a otros cineclubs. Por ejemplo, con el visionado de films que no estén en los circuitos comerciales, exhibiendo películas en pequeños pueblos, y apoyando la articulación cultural de la cinematografía y al desarrollo de la imagen más allá de lo cinematográfico. Las federaciones se han ido convirtiendo en oficinas de gestión de servicios cinematográficos culturales.

“Es muy necesaria la colaboración de las instituciones públicas de ámbito estatal y autonómico, aunque no todas están por la labor ya que cuentan más los intereses políticos y económicos que los culturales”, escribe Sánchez en La Incineradora.

Universidad San Jorge