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El Almodóvar menos Almodóvar

Aunque “Julieta”, de Pedro Almodóvar, se estrenó en 2016, el pasado 22 de marzo fue galardonada con el Premio FAPAE-COMSCORE a la película española de mayor repercusión internacional. La cinta, que cuenta con el apoyo de RTVE, logró un nuevo reconocimiento tras recibir numerosos galardones y sumar tres millones de espectadores y más de 20 millones de euros en taquilla en 50 países. Pero, ¿es su mejor filme?

Por Isabel Armentia Eizaguerri

Con «Julieta», el director manchego volvió al cine de mujeres. Pero esta vez las vidas de sus protagonistas están envueltas en un gran drama contenido. La película reúne casi todos los componentes que caracterizan al director: relaciones intensas, madres e hijas, personajes extremos, el color rojo, la crítica a la Iglesia, la homosexualidad… Pero todos ellos aparecen de forma mucho más sutil que en sus anteriores películas, como si el propio Almodóvar no quisiera estropear la historia con un estilo demasiado marcado.

En realidad, el director quería titular la película “Silencio”, pero lo cambió para no coincidir en taquilla con el estreno de Scorsese que llevaría el mismo título. El silencio protagoniza la trama de “Julieta”: es el silencio de los personajes lo que desarrollan las tragedias. Estamos acostumbrados a que las películas de este director causen una gran polémica, que todo el mundo hable de ellas por sus escándalos, por sus excesos, o por sus descaradas críticas. Sin embargo, esta vez ha optado por hacer un filme más relajado, donde predomina lo políticamente correcto, y ha dejado de lado la locura y el impacto visual. El silencio ha estado presente dentro y fuera de la pantalla.

 

¿Es necesario que la forma sea más relajada y “seria” para que la historia trascienda y despierte  las emociones del espectador? Películas como “La ley del deseo” (1987) o  “Todo sobre mi madre” (1999) nos demuestran que la forma no estropea el fondo, que se puede llevar al extremo cualquier idea y rodearla del más extravagante escenario. ¿Qué es lo que entendemos por Almodovariano? Las historias más profundas y sentimentales no necesitan personajes sosegados, sino más bien todo lo contrario, precisan de madres coraje como Raimunda en “Volver” (2006), o hijas rebeldes como Rebeca en “Tacones lejanos” (1991).

Solo espero no haber nacido demasiado tarde para poder ver en la gran pantalla un gran espectáculo de locura, confusión y color al que Almodóvar nos tiene acostumbrados, y que el gran éxito de “Julieta” no sea tomado como referencia para sus próximas obras.

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Isabel Armentia

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