Eduardo Menacho Miralles, atleta zaragozano, es uno de los nombres más prometedores del atletismo español. Con solo 21 años, se consagró campeón de Europa Sub-23 en la prueba de los 10.000 metros, demostrando su capacidad para competir al más alto nivel. Pero su historia va mucho más allá de las medallas. Sus inicios no fueron fáciles, enfrentó dificultades al pasar a la categoría absoluta, pero el deporte le inculcó valores que lo impulsan a seguir persiguiendo su mayor sueño, competir en unos Juegos Olímpicos.
¿Qué te motivó a empezar en el atletismo y quién fue tu mayor inspiración?
Un amigo me introdujo al atletismo. Antes hacía jiu-jitsu con mis amigos del colegio, pero lo dejamos. Este amigo me dijo: «Vente al atletismo, que tú corres mucho». Así que fue una buena casualidad que empezara en el atletismo.
¿Qué recuerdas de tus primeras competiciones y cómo influyeron en ti los primeros logros o desafíos que enfrentaste?
Recuerdo que no era especialmente bueno, era una persona muy normal, pero disfrutaba mucho. El ambiente era muy bueno, conocí a mucha gente y era una actividad muy chula. Eso me enganchó desde el principio. Las primeras competiciones me enseñaron la importancia de la paciencia y el esfuerzo. No siempre era el más rápido, pero aprendí a disfrutar del proceso y a no rendirme.
¿Qué papel ha jugado tu familia o tu entorno en tu desarrollo como atleta y quiénes han sido tus principales apoyos fuera de la pista?
Han sido un apoyo fundamental. Siempre se han involucrado mucho, llevándome a las competiciones, comprándome lo que necesitaba y cuidándome. Mis padres son, como yo los llamo, mis patrocinadores número uno. También mis amigos han sido muy importantes, especialmente en los momentos más duros. Poder contar con ellos, hablar y compartir mis experiencias ha sido crucial. Mis entrenadores también han sido esenciales, guiándome en cada etapa y ayudándome a crecer tanto dentro como fuera de la pista.
¿Cómo trabajas el aspecto mental antes y durante una carrera?
Es algo que he mejorado mucho en los últimos años. De pequeño no me daba cuenta de lo importante que era. Ahora hago un calentamiento mental antes de empezar, de 5-10 minutos, donde me concentro escuchando música o discursos motivacionales. También me repito mensajes positivos como «soy muy bueno» o «ya lo he hecho, puedo hacerlo de nuevo». Durante la carrera, intento mantenerme enfocado en el momento presente, gestionando las sensaciones físicas y los pensamientos que puedan surgir.
¿Has recurrido alguna vez a un psicólogo deportivo?
No, aunque reconozco que es una pieza fundamental para muchos deportistas. Soy una persona introspectiva y hablo mucho conmigo mismo, lo que me ha permitido desarrollar herramientas que me ayudan a afrontar problemas mentales. Sin embargo, estoy abierto a la posibilidad de trabajar con un psicólogo en el futuro, especialmente si siento que puede aportar un valor añadido a mi rendimiento.
En 2021 lograste una medalla de oro en el campeonato europeo sub-23. ¿Qué significó ese triunfo para ti?
Fue el culmen de mi etapa formativa, justo antes de pasar a la categoría absoluta. Había estado trabajando muy duro durante tres años con el objetivo de conseguir esa medalla, y lograrlo en el momento clave fue un estallido de emociones. Me hizo darme cuenta de que podía dedicarme profesionalmente a este deporte. También me dio la confianza necesaria para enfrentarme a los desafíos de la categoría absoluta.
¿Cómo fue el paso de la categoría sub-23 a la absoluta?
Fue un proceso desafiante. El primer año absoluto fue difícil porque pasé de ganar campeonatos a quedar octavo o décimo. Me preparé mentalmente para enfocarme en mejorar mis marcas y no en los resultados. Con el tiempo, las cosas encajaron y empecé a obtener mejores resultados. Este cambio me ayudó a desarrollar resiliencia y a entender que el éxito en el atletismo es un maratón, no un sprint.

¿Cómo es un día típico en tu vida como atleta de élite?
Me levanto sobre las 9 de la mañana, desayuno y dejo un rato para descansar. Entreno de 11 a 1, luego me ducho, como y hago una siesta. Por la tarde entreno de 7 a 9:30 y termino el día cenando y descansando. En los ratos libres intento estudiar o pasar tiempo con mis seres queridos. Además, dedico tiempo a la recuperación física, como estiramientos y sesiones de fisioterapia, que son esenciales para prevenir lesiones.
En tu primera participación en un campeonato europeo absoluto, lograste el segundo lugar en la final B de los 10.000 metros. ¿Cómo viviste esa experiencia?
Fue agridulce. Estuve cerca de entrar en la serie A, pero me tocó competir en la serie B. Salí con valentía y terminé segundo, ganando a muchos de la serie más rápida. A pesar de las dificultades, aprendí mucho y disfruté de la experiencia de competir en un estadio lleno. Además, fue un recordatorio de que siempre hay margen para mejorar y que cada carrera es una oportunidad para aprender.
¿Qué objetivos te marcas para los próximos años?
Mi mayor objetivo es ser olímpico, algo que considero el culmen de cualquier carrera deportiva. Estoy trabajando para mejorar mi velocidad en distancias más cortas como el 5.000 y el 3.000, para poder rendir mejor en el 10.000. También quiero seguir representando a España en competiciones internacionales y demostrar que puedo competir al más alto nivel.
¿Cuál ha sido el mayor reto de tu carrera y cómo lo superaste?
El año pasado tuve un problema con la espalda, una protrusión en el disco L5S1. Los médicos me recomendaron dejar el atletismo, pero decidí continuar. He trabajado con mi fisio y entrenador para prevenir problemas y manejar esta condición. Este reto me enseñó la importancia de escuchar a mi cuerpo y de trabajar de manera inteligente para evitar lesiones.
¿Qué significa para ti representar a España en competiciones internacionales?
Es un orgullo. Representar a mi país y a mis seres queridos es muy especial. Recuerdo que les dije a mis padres que no quería subir al podio y escuchar el himno de otro país. Fue un sueño hecho realidad. Cada vez que compito con la camiseta de España, siento una enorme responsabilidad y motivación para dar lo mejor de mí.

¿Qué valores te ha aportado el atletismo que aplicas en tu vida diaria?
El deporte me ha enseñado disciplina, ambición, la capacidad de superar retos y la determinación para lograr objetivos. Son valores que creo que todo el mundo debería experimentar en su vida. Además, el atletismo me ha enseñado a ser paciente y a valorar el esfuerzo constante, cualidades que aplico en todas las áreas de mi vida.
¿Qué es lo que más te motiva a seguir entrenando y compitiendo?
Mi principal motivación es llegar a ser olímpico y vivir de mi sueño, que es el deporte. Es un objetivo que me impulsa a seguir mejorando cada día. También me motiva el deseo de inspirar a otros, especialmente a los jóvenes, para que persigan sus sueños y no se rindan ante las adversidades.
¿Qué consejo le darías a alguien que está comenzando en el mundo del atletismo?
Les diría que disfruten del proceso y que no se obsesionen con los resultados. Lo más importante es tener paciencia, trabajar duro y rodearse de personas que los apoyen. El atletismo es un deporte que requiere constancia y amor por lo que haces. También los animaría a que nunca dejen de aprender y a que se cuiden tanto física como mentalmente.
¿Cómo imaginas tu vida después del atletismo?
Me gustaría seguir vinculado al deporte, ya sea como entrenador o en alguna otra faceta relacionada con el atletismo. También quiero completar mis estudios y explorar otras pasiones. Creo que el atletismo me ha dado muchas herramientas que podré aplicar en cualquier ámbito de mi vida futura.
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