Entrevistas

Fernando López Martín: “Prevenir el cambio climático es ya inviable, mitigarlo es posible”

Fernando López Martín ha publicado más de una treintena de artículos sobre clima, además de varios libros sobre el tema.  Es Postgraduado en Medio Ambiente Urbano, Máster en Gestión Ambiental y Doctor en Geografía.  Actualmente es director del Centro de Información Territorial de Aragón (C.I.N.T.A).  Su último libro se titula: Reflexiones sobre cambio climático y turismo de montaña.  Dado que nos encontramos en un año climáticamente difícil, en un contexto en que las sorpresas que propicia el clima y el medio ambiente cobran vida en los informativos cada día, hemos decidido averiguar todo lo que rodea al cambio climático y sus posibles consecuencias.

Sergio Lacasa- El sol es determinante para ser feliz, según un estudio que recoge en su libro (Reflexiones sobre cambio climático y turismo de montaña).  Este año tan veraniego nos lo está estropeando la economía…

Fernando López Martín- Como todas las cosas en exceso, acaban volviéndose en contra de la humanidad.  Este año está siendo uno de los más cálidos de los últimos 40 años.  Estas elevadas temperaturas junto con la falta de precipitaciones se convierten en un obstáculo más a la crisis económica generalizada. Las producciones agrícolas se están viendo muy afectadas.  Esperemos que no llegue a tal punto que no tengamos gota que llevarnos a la boca, el problema le sacudirá antes a la producción hidroeléctrica.  Por lo tanto, sí, el sol es determinante para la felicidad pero el exceso puede resultar negativo.

S.L.- Desde luego para Aragón un mal año, además de la sequía, que está siendo un problema muy grave, por la falta de turismo de nieve…

F.L.M- Por ahora las cifras no son nada halagüeñas, entre la falta de precipitaciones y su irregularidad y las secuencias de tiempo muy cálido entre ellas… Los últimos datos que se daban desde Aramón y Formigal era que había aproximadamente un 50% menos de turistas/ esquiadores que otros años, con toda la repercusión que eso tiene, de forma indirecta, para gran cantidad de negocios en Aragón.

S.L.- Por hacernos una idea, el turismo tiene una gran importancia en Aragón…

J.L.M- Sí, representa en torno al 12% del Producto Interior Bruto de la Comunidad Autónoma de Aragón, según cómo haya sido turísticamente el año.  Todo ello, insisto, conlleva una cadena de negocio: los alojamientos, los negocios de servicios, el suministro de esos servicios… Cuando el clima no acompaña, algo que desgraciadamente va a ocurrir cada vez con mayor frecuencia, la economía se ve muy afectada.

S.L.- En el caso de Aragón, ¿cómo se podría solucionar esto de que cuando no haya nieve el turismo siga teniendo potencia?

F.L.M- La idea clave en este sentido es ser imaginativos, pensar que los negocios y los sectores económicos no son lineales, hay alternativas.  Me explico: en vez de turismo de nieve, tenemos que pensar en turismo de montaña, alternativas para cuando no haya nieve, como la bicicleta de montaña, parapente, excursionismo… Sé que eso ya se hace, pero hay que potenciarlo.   El caso es no empecinarse en que cuando no hay nieve hay que fabricarla.  Los deportes de nieve se han popularizado aquí en tanto en cuanto se han construido unas infraestructuras que permitían llevarlo a cabo, pero estas otras actividades que propongo no se limitan al invierno y permitirían una regularidad mayor del turismo.  De este modo, se podría amortiguar el efecto de los años de poca nieve.

S.L.- Algo que no me queda muy claro es si el deporte de nieve, el esquí sobre todo, acabará desapareciendo o se incrementará.  Lo digo porque caben ambas posibilidades: según cómo a largo plazo responda el clima, dejaremos de estar familiarizados con la nieve en las altitudes medias, pero en altitudes altas aumentarán las precipitaciones y la temperatura hará que se conviertan en nieve.

F.L.M- La industria del esquí necesita altas inversiones, y estas se plantean contando con las precipitaciones de nieve.  El crear nieve artificial no es una solución, solo es viable siempre y cuando la cuenta de resultados sea positiva.  Se trata de que sea rentable.  Hoy tenemos la certeza de que se está produciendo una elevación de la temperatura en en general en todo el planeta.  Esto quiere decir que en las altitudes medias, como dices, se está reduciendo el número de días que nieva.  Por lo tanto, si yo me tuviera que plantear inversiones multimillonarias para explotar pistas de esquí a1.500 metros de altura…

S.L.- Vamos, que se convertirá en algo todavía más de lujo…

F.L.M- Claro, porque no va a ser habitual que nieve en esa altitud o que tenga temperatura para poder fabricarla.  De todos modos, la morfología del pirineo aragonés no hace ni fácil ni razonable que las pistas de esquí vayan creciendo en altitud.

S.L.- Ello supondría muchas otras cuestiones…

F.L.M- Las pistas de esquí necesitan unas ciertas condiciones para que sean utilizables.  Hay también un paisaje y una biodiversidad que hay que conservar para futuras generaciones.  Y, en tercer lugar, tampoco es razonable que en el Pirineo aragonés nos planteemos tener unas pistas de esquí en los 2.800 o3.000 metros de altura.  Sitios en los que, de momento, los años que nevara, seguiría nevando con asiduidad.

S.L.- Sí, pero hablábamos antes de un cambio drástico en el producto turístico.  Esto nos afectaría indirectamente a todos los ciudadanos aragoneses, ¿no?

F.L.M- Sí, habría que ir replanteándose ya de una manera urgente el modelo turístico de montaña.  Tenemos ejemplos en los Alpes o en Estados Unidos de experiencias que han hecho reformular el modelo.  Y de esta manera se conseguiría también estabilizar los puestos de trabajo, de modo que no fueran tan estacionales.

S.L.- Pero me refería a si la ciudadanía tendría que involucrarse y de qué modo…

F.L.M- Se están dando ya pasos.  Pero más que por una buena planificación por la realidad de los hechos.  Yo creo que los ciudadanos van poco a poco involucrándose en lograr un producto turístico de montaña, que dure todo el año.

El rostro del cambio climático

S.L.- ¿En qué porcentaje tenemos la seguridad de que exista el cambio climático?

F.L.M- Es un tema de mucho debate.  Pero también tenemos algunas certezas, que como tal son innegables.  En general, los datos que se utilizan, y los que yo creo que hay que utilizar, son los del Panel Internacional del Cambio Climático, formado por más de 3.000 científicos de más de 120 países.  En su último informe, nos dice que el cambio climático es inequívoco, singular (por la rapidez a la que está ocurriendo) y que muy probablemente, en su jerga significa en torno a un 80%, la responsabilidad la tienen las acciones del hombre.  Por ir a lo más cercano, la temperatura media de Aragón se ha elevado en los últimos 50 años en más de 0.75º Centígrados (C).  Esto es mucho, teniendo en cuenta las elevaciones de las temperaturas medias del planeta.

S.L.- Entre los científicos hay una brecha entre quienes están convencidos de la teoría del cambio climático y quienes están convencidos de la teoría de las fases climáticas, ¿estas dos teorías pueden convivir?

F.L.M- Difícilmente.  Las corrientes del negacionismo en cuanto al cambio climático, parecen contrasistema en estos momentos pero cuando uno rasca, encuentra que responden a intereses de las compañías petrolíferas, de las compañías tabaqueras y muchas otras.  Es decir, es gente que tiene unos altos intereses en ese sentido.

S.L.- Vaya, ellos dicen lo contrario.  Que todo nació a raíz del dicurso de Margaret Thatcher…

F.L.M- Es difícil la convivencia.  Quienes creen en la existencia del cambio climático aceptan que este no solo es cuestión del hacer del hombre, también las explosiones solares y el eje de rotación de la tierra influyen, pero, sin duda alguna, el hombre y su actuación sobre la tierra han influido sobre la aceleración del cambio climático.  Por lo tanto, yo considero absurdo obviarlo y pensar que esto ya ha sucedido en otras épocas.  Aunque fuera así, ¿por qué no actuar para mitigar ese cambio climático? Es decir, aunque tuvieran algo de razón los negacionistas, ¿por qué no emprender planes de mitigación contra el cambio climático, independientemente de cuál sea la causa?  Lo malo de los negacionsitas es que no solo niegan su existencia sino que también niegan que haya que hacer algo para adaptarse.  Son un “ya pasará”, y confían en que todo tiene solución tecnológica, lo cual es cierto pero en parte.  La tiene para quien la puede pagar.  Quien no la pueda pagar será el mayor afectado por el cambio climático.

S.L.- Me pregunto si tenemos ya la tecnología suficiente como para mitigar este fenómeno…

F.L.M- En este momento ya nadie habla de prevenir el cambio climático, ya es inviable.  Mitigar significa que el efecto sea lo menor posible, y para ello ya hay posibilidades.  Los negacionistas no tienen ninguna certeza de lo que va a ocurrir y sin embargo obstaculizan a quienes sí tenemos la certeza, o al menos parte de ella.

S.L.- Pero entonces, ¿existe la esperanza de que sea reversible?

F.L.M- De momento es irreversible, se trata de paliar los efectos que pueda tener.  Cada año se eleva el nivel del mar0.7 centímetros y aumenta la temperatura media.  Nuestra certeza se basa en los datos: nueve de los últimos diez años, han sido los más cálidos de los últimos 100.  Y sabemos que prevenirlo es inviable, mitigarlo es posible.  Todo el esfuerzo está dirigido a la adaptación, cómo nos vamos a adaptar a este cambio climático.

S.L.- Quizá no todos podamos adaptarnos…

F.L.M- Hombre, por ejemplo los habitantes de según qué islas correrán graves peligros en cuestión de años.  En unos 20 años habrá islas bajo el mar, y a sus habitantes habrá que acogerlos.  Veremos quién los acoge porque hoy nadie los quiere.  Pero vemos ejemplos ya en las plantas, que se retrasa la época de floración en algunos casos, o animales que ahora anidan y antes no lo hacían.

S.L.- Un factor importante es la ocupación indebida del suelo.  ¿Cómo afecta la construcción de hoteles o edificios en primera línea de costa y la creación de playas artificiales?

F.L.M- En efecto, se han hecho muchas construcciones en primera línea de playa, algo muy perjudicial.  Pero también vías férreas o carreteras que corten cauces de ríos o que transcurren por fondos de valle indebidamente… Además, la creación de playas artificiales resulta en un cambio de dinámica de los depósitos de arena de las playas.  En el litoral español estamos viendo cómo, con frecuencia, ya sea porque se han creado diques o puertos deportivos donde no se debía, cuando se produce una tormenta se desplaza toda la arena que había en esa playa y hay que reponerla cada poco tiempo.  Es decir, hemos cambiado la dinámica del litoral que provoca, junto con el aumento del nivel del mar, que las olas tengan mayor intensidad.

S.L.- No entiendo la siguiente afirmación de su libro: “Si la dirección a la que nos lleva el cambio climático fuera un período cálido, desaparecerían las glaciaciones cuaternarias”.

F.L.M- No, que desaparecerían no.  Ahora mismo estamos en un período interglaciar.  Lo que se atisba es que nos dirigimos a un mayor calentamiento.  Si continuáramos con esta tendencia en edad geológica, las glaciaciones, por ejemplo las de Monte Perdido, y nieves perpetuas, como las que hay en el Kilimanjaro, desparecerían.  Pero no podemos saber cuándo habrá un periodo de cambio de ciclo.  Sabemos con una cierta fiabilidad lo que va a ocurrir de aquí a 100 años, pero a partir de ahí nada.

S.L.- ¿Las predicciones tienen mucho o poco de hipótesis?

F.L.M- Las predicciones son predicciones.  Siempre están sometidas a error.  En esta y en todas las ciencias, por ejemplo los economistas no supieron predecir la crisis económica.  El sistema atmosférico es un sistema muy complejo, por lo tanto los resultados no pueden ser exactos.  Los científicos basan sus cálculos en las tendencias y los datos del pasado, por lo tanto yo más que predicciones lo llamaría modelizaciones.  Yo pienso que la fiabilidad es muy alta.

S.L.- Le propongo un juego: le planteo tres o cuatro predicciones y me da su opinión al respecto.  La primera, el agua provocará la próxima gran batalla.

F.L.M- La escasez del agua y la lucha por ella podría ser una causa de guerra.  De hecho hay determinadas zonas del planeta en Oriente Medio, África o Asia en que eso ya es así.  Si el control de este recurso natural ya es una fuente de conflictos, en el futuro lo será mucho más porque habrá mayores períodos de sequía.  Sin ninguna duda habrá conflictos por este motivo.

S.L.- Más conflictos por razón de la escasez de otros recursos naturales.

F.L.M- Sobre todo las hambrunas.  La poca disponibilidad de agua provocará hambrunas.  Pero también los desastres naturales provocados harán que haya emigrantes ambientales, gente que se tenga que desplazar masivamente de un lugar a otro porque no tiene los recursos suficientes para sobrevivir.  Por ejemplo, en las hambrunas de Etiopía o de Somalia ha habido ingentes desplazamientos de gente, causados por guerras pero también porque no hay agua ni alimentos.  Desde luego esta será una cuestión de futuro de enorme trascendencia.  Se estima que a lo largo de este siglo se podría llegar a 24 millones de personas desplazadas por desastres ambientales.

S.L.- Gran parte de las especies de flora y fauna se extinguirán.      

F.L.M- Sí, habrá especies, también animales, que se extinguirán porque no serán capaces de adaptarse.  Y habrá otras que aparecerán.  Pero el cambio climático está yendo a un ritmo tan frenético y hay tal ocupación del suelo en todo el planeta, 7.000 millones de personas, que hacen que la biodiversidad y el ecosistema difícilmente puedan adaptarse. También con este tema tendremos serios problemas.

S.L.- Se deshelarán completamente todos los glaciares.

F.L.M- Que se deshiele todo el volumen de hielo del planeta no es una hipótesis razonable en este momento, en ese caso el nivel del mar aumentaría unos seis o siete metros, una catástrofe brutal.  El problema en este sentido es la expansión del agua, a mayor temperatura mayor volumen tiene.  En los próximos 50 años, podría estar en torno a los 20 y los50 centímetros de elevación del nivel del mar; todo lo que está en primera línea de playa en el litoral español por ejemplo se vería afectado y se tendría que adaptar.  Otro subapartado es el aumento de agua dulce sobre el agua salada hace que cambie el régimen de regeneración de fitoplancton y por tanto la cadena alimentaria de todas las especies animales también se ve modificada, lo cual tiene graves consecuencias.

S.L.- ¿Quién ha tenido más culpa en todo esto?

F.L.M- Buscar responsables es un tema complejo.  La industrialización tiene una responsabilidad muy alta, pero sin industrialización algunos no disfrutaríamos del nivel de vida que tenemos.  Es el pez que se muerde la cola.  Pero los incendios forestales provocados también han tenido mucho que ver.  En fin, como dice el IPC, el causante sabemos todos quién es, y no han sido los pajarillos.

S.L.- Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) van a continuar durante todo este siglo, en Viena en 2007 se comentó que de 2010 a 2015 se alcanzarían las cotas más altas de emisiones.

F.L.M- La tendencia es a aumentar.  Hay países emergentes que no se han acogido al protocolo de Kyoto por una simple razón: están haciendo ahora lo que nosotros hicimos para alcanzar el nivel de vida que tenemos.  Quién les va a decir que tiene consecuencias y que es malo para todos, o quién les va a obligar…  La solución pasa por enseñar y compartir proyectos tecnológicos para lograr la misma producción pero con mayor eficiencia y tecnologías más limpias.  También nosotros, Occidente tenemos tela… En Europa se han utilizado los datos perversamente, se ha dicho que hemos reducido las emisiones de CO2, lo cual es cierto, pero se debe a la crisis económica.  Es decir, que no somos menos contaminantes sino que hemos producido menos.

S.L.- ¿Hay voluntad?

F.L.M- Voluntades oficiales sí.  Pero sigue faltando conciencia ciudadana, que obligue a que las políticas, que en general son muy cortoplacistas, se lo planteen desde el largo-medio plazo.  Es una cuestión de responsabilidad el no tener prisa en recoger los beneficios.  Entre 2002 y 2003 instalamos en España un millón de aparatos de aire acondicionado, con lo que conlleva de contaminación.  Ésa es la solución fácil: tengo calor, enchufo el aparato.  No es manera de luchar contra el cambio climático.

S.L.- En su libro comenta cuatro estrategias de mitigación: uso de menos energía, eficiencia energética, más energía renovable y el secuestro de carbono mediante sumideros.  ¿En qué consiste esta última?

F.L.M- Hay dos opciones, una es capturar el CO2 y enterrarlo, es complicado pero hay tecnología para poder hacerlo, o buscar sumideros naturales a ese CO2, como puede ser la vegetación.  Debemos aumentar nuestra superficie forestal, pero se están aplicando ambas cuestiones.

S.L.- ¿Cómo se están desarrollando las cuatro estrategias de mitigación, se sigue investigando?

F.L.M- La crisis ha afectado a la investigación.  Los recursos como el hidrógeno todavía son inviables por su coste, pero podemos ir desarrollando otros productos.  Por ejemplo los paneles de energía solar fotovoltaica solo aprovechan un 20% de la energía, de los rayos solares, que reciben.  Se puede y se debe seguir con fuerza potenciando lo que ya tenemos y ampliando nuestro abanico de posibilidades.

S.L.- Hace poco más de un año del desastre de Fukushima.  Para el resto del mundo fue un pequeño susto sin más, ¿no? No se ha cambiado la estrategia energética como en algunos países como Francia o Alemania se dijo inmediatamente después de la catástrofe…

F.L.M- La energía nuclear plantea un debate complicado, porque siempre se recurre a que mientras no haya accidentes no contamina.  La energía nuclear es potencialmente peligrosísima, a lo que se suma la gestión de los residuos y el desmantelamiento de las mismas.  Y no tiene fronteras.  En España, en los80’, se tomó la decisión de no construir ninguna central nuclear más, pero vivimos al lado de un país que tiene 55 centrales nucleares: Francia.  Y además le compramos energía.  Es un dilema transfronterizo que requiere pactos transfronterizos.

S.L.- Los lectores deben de creerse sumidos en el alarmismo, no es para menos.  ¿Qué les diría?

F.L.M- El discurso inevitablemente queda catastrofista, sí.  Pero es que es la realidad que tenemos encima.  Cuanta más información y mayor conciencia, más preparados estamos ante lo que venga.  El alarmismo surgiría cuando nadie nos lo contara y de repente lo tuviéramos encima sin saber qué hacer.  Yo siempre que hablo de estos temas lo digo: “Me voy a basar exclusivamente en los datos oficiales y ejemplificar siempre con cuestiones que ya están ocurriendo”.

S.L.- Lo ha demostrado en esta entrevista, gracias. 

F.L.M- Gracias.

 

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