Especiales

Carmen Modrego, enfermera pediátrica en Centro de Salud Casablanca: «Trabajo como tres veces más que el año pasado»

Carmen lleva toda su vida laboral como enfermera pediátrica en centros de salud. Se licenció por la Universidad de Zaragoza y cuenta con una amplia experiencia en el cuidado de niños. Respecto al año pasado, su carga de trabajo ha aumentado hasta el punto de ser víctima del estrés y de la ansiedad. Lo mismo que, como cuenta, está sucediendo con los más pequeños pues el coronavirus dificulta seriamente las relaciones y ha alterado por completo sus vidas.  

Por Cecilia Policart

¿Cuál es la situación actual en su centro de salud respecto a casos coronavirus?

Hace 15 días estaba más calmada. El último día que estuve yo, que fue antes de Nochevieja, ya había incrementado alarmantemente. Los casos van en relación con la población. La población de nuestro centro no es muy grande. Casos positivos en niños pequeños, que es donde estoy yo, salieron dos, pero en mayores saldrían muchos más. 

En el centro de Casablanca son una familia. Fuente: Carmen Modrego.

¿Cómo se está viviendo esta situación en su centro? 

El último mes ha habido más serenidad porque bajaron los casos. Ahora, con la vacuna, hay gran nerviosismo porque no hay aumento de plantilla y tenemos que ir a residencias. Nos corresponden trece, de las cuales cuatro son «macroresidencias». La ignorancia de cómo poder hacerlo, de gestionarlo, es lo que nos ha agobiado un poco. De momento no nos van a aumentar plantilla. 

¿Y desde que comenzó la pandemia?

Al principio horrible porque era lo desconocido. Vivimos la situación con mucho pánico. No teníamos material, tan solo constábamos con tres EPIs del ébola. Esos se lavaban con lejía allí cuando acababa la jornada y los utilizábamos al día siguiente, para todos. No teníamos material, el resto era material se hizo a partir de bolsas grandes de plástico. Eso más los tres EPIs del ébola, que estaban caducados. El Colegio de Médicos, transcurridos diez días, dio ocho EPIs. A partir de entonces tuvimos más material para poder trabajar.

Emocionalmente estuve más cansada al principio, ahora estoy más estresada por no parar

¿Qué medidas se toman en su centro?

Esterilizamos todo el material, a casa no traemos nada porque hasta las taquillas las lavamos con lejía por dentro, y llevamos medidas de protección. Ahora tengo menos miedo en el trabajo que cuando voy a comprar al supermercado, pues ahora contamos con material.

¿De qué forma afronta trabajar tan cerca del virus? ¿Le causa estrés?

Está afectando por el incremento de trabajo. La peor situación fue al principio por el desconocimiento, ahora tenemos protección y, al tener protección, podemos ir cambiándonos. Yo, al trabajar con niños, me paso el día vistiéndome y desvistiéndome, ventilando, desinfectando cada vez que veo a un niño, etc. Por suerte, el estrés es menor que al principio. 

En Centro de Salud Casablanca se realizan PCR a diario. Fuente: Carmen Modrego.

¿Cómo gestiona esta situación en casa? 

Muy mal, el poder traer el virus a casa era lo que más estrés me producía. Ahora ya no friego todos los productos del supermercado, que antes lo pasaba por lejía, pero nos seguimos quitando los zapatos de la calle en la puerta de casa, utilizo mucho el agua con lejía, nos cambiamos de ropa…

¿Ha aumentado la carga de trabajo en el consultorio desde que comenzó la pandemia? 

Muchísimo. Aumentaron personal al principio con una rastreadora que es enfermera y otros tres enfermeros más, pero no da. Trabajo como tres veces más que el año pasado, teniendo en cuenta que han disminuido patologías. Los niños, por ejemplo, este año, ni bronquitis, ni alergias. Esta sintomatología ha bajado mucho. La mascarilla, la ventilación en clase y la separación están contribuyendo a esta disminución. Pero, aún así, el trabajo se ha triplicado en el sentido de que te cunde menos y ni revisiones, ni vacunas. Luego te vas cambiando continuamente, y entre eso y las labores de limpieza de la consulta y la ventilación, se acaba agotada. Y, además, llamadas de lo que van cargando de resultados, ir llamando a la familia para tranquilizar. Hay días que yo no paro ni a tomarme un café. Desde las ocho que entro hasta las tres de la tarde que nos marchamos los días que no tengo guardia, porque se va uniendo una cosa detrás de otra. Si salen resultados tarde, en cuanto salen ya empiezas a activar.

Mi mayor miedo es el no llegar: no llegar a todo durante mi jornada laboral

¿Cómo le afecta este aumento? 

Emocionalmente estuve más cansada al principio, ahora estoy más estresada por no parar porque pesa ya. Pesa la continuidad de más de lo mismo y, ahora, la vacunación, que es una preocupación. Aún no sabemos cómo lo vamos a hacer porque hay que hacerlo muy bien, hay que ser muy riguroso con los 21 días, llevar un control exhaustivo de a quién se vacuna, cómo lo vamos a rescatar luego para la segunda dosis… No lo sé, estamos un poco estresados ahora, pero se resolverá, como todo. Va marchando y punto.

Por lo general, cuando se contagia algún niño, ¿acaba contagiándose también alguno de los padres?

Sí. En general, el niño es contacto de familiar. Habitualmente el niño se contagia porque un familiar o contacto adulto le ha contagiado. Contagios en el colegio hay muy pocos o prácticamente ninguno.

Al trabajar con niños,  ¿sabe si a estos les está afectando psicológicamente la pandemia? 

A nivel escolar mucho. Los que han iniciado ahora en septiembre la escolarización, con los compañeros, como no tienen el contacto de antes de juegos, de distancia y es uno inicio en la vida escolar, sí que les está costando. Pero, a nivel de lenguaje, sobre todo, porque están más lejos. No hacen juegos comunitarios, están en su burbuja y es diferente. Y, luego, el mundo exterior… Son niños de tres años que están viendo, salvo en su casa, a todo el mundo con mascarilla. El lenguaje se está notando. Y, a nivel emocional los niños pequeñitos no, pero los mayores sí. Hemos tenido ya a niños con mucho miedo, teniendo que mandar a más de uno a psicología. Ha habido niños de ocho o nueve años que han aprendido la palabra «letal». Utilizan expresiones como «¿Y esto que me pasa es letal? ¿Me voy a morir?» para cualquier cosa. Están asustados. No son la mayoría, pero hay muchos que sí.

¿Ha tenido algún niño con síntomas graves?

No, hemos tenido bebés desde cuatro meses con covid-19, pero los niños que hemos tenido lo han superado muy bien y sin ninguna complicación. 

La unidad de psiquiatría ha tenido un incremento de trabajo desmesurado

¿En algún momento se ha planteado dejar de trabajar desde que comenzase la pandemia?

Es una decisión que tampoco la puedes tomar porque no tenemos personal que te sustituya, está todo ajustado. Cuando empezó la pandemia estábamos todos a una y nadie se planteó el tirar la toalla, era un «entre todos a ver cómo lo sacamos». 

¿Cree que la pandemia va a dejar secuelas psicológicas?

Sí. De hecho, ya las está dejando. La unidad de psiquiatría ha tenido un incremento de trabajo desmesurado. Suelen ser casos por ansiedad. A personas más vulnerables esto les ha trastocado y, sobre todo, a gente mayor que ha estado muy sola. Han incrementado mucho las consultas de psiquiatría. 

¿Cuál es el principal miedo que tiene un trabajador de un centro médico?

Mi mayor miedo es el no llegar a todo durante mi jornada laboral, el no dar de sí. Hay días de mucho estrés, días de no poder ni tomar un café. Estos últimos veinte días antes de esta Navidad decíamos «esto es vida» y estabas trabajando, pero sin la presión que teníamos los primeros meses de pandemia. 

¿Se está cuidando de los que nos cuidan?

A nivel de instituciones van marcando objetivos. Ahora, en tres semanas, tenemos que vacunar a 700 residentes, lo que implica desplazarte con todo lo que eso conlleva. De momento, no hemos tenido ninguna ayuda, ni para esto llevan idea de reforzar plantilla. Yo no sé si voy a tener que ir a vacunar, pero si no estoy vacunando, tendré que estar cubriendo a los que se van a vacunar. El trabajo del centro lo tendremos que cubrir entre los que estemos. 

Universidad San Jorge