La política utiliza la red para estar más cerca del electorado. Los ciudadanos se organizan en movimiento sociales a través de las redes sociales sites. El mundo está cambiando y con él también nuestra forma de vida.
Matteo Mercuri – Zaragoza 16:40
El mundo de la política ha encontrado en los Social Network Sites un nuevo espacio donde vivir. La combinación de estas dos dimensiones puede aportar importantes beneficios a nuestra vida cotidiana. Sólo hay que tomar conciencia del potencial que tenemos en nuestras manos. Hay quien ha captado sus oportunidades y lo explota como un valor añadido, y quien no encuentra nada más que el mal absoluto.
Cada uno de nosotros está en el centro de la revolución
En diciembre de 2006, el noto periodico “Time”, por la habitual portada dedicada a la persona más influyente del año, optó por una elección muy particular, en contra de las anteriores. En efecto, se representa la pantalla de un ordenador con la inscripción “You” y en la parte inferior figura la mención “Yes, you. You control the information age. Welcome to your world”.
La referencia es al internauta, a todas las personas que participaron en la explosión de la democracia digital utilizando Internet y el Web para difundir palabras, imágenes y vídeos, contribuyendo al éxito de sitios como ‘Youtube’ o ‘Myspace’.
Ese mismo año nació Twitter, mientras que Facebook, nacido en 2004 de forma privada, abrió las puertas a cualquier persona de 14 años y una dirección de correo electrónico. El Time nos había tomado por completo; esa portada anunciaba el amanecer de un mundo en el que un individuo, de alguna manera, tendría la posibilidad de influir sobre varios millones de otras personas. De repente todo estaba cambiando y en el centro de esa revolución estamos nosotros. Somos los protagonistas.
Un nuevo modelo de comunicación
Todo esto marca un cambio emblemático que no se puede dejar de lado; el paso del modelo comunicativo “one-to-many” al “many-to-many”. El primero es representativo, en particular, de la industria de la televisión y de la prensa, que deciden lo que es más o menos adecuado para entrar en la esfera de la opinión pública. Es decir, cuáles son los parámetros para exponer la realidad y desde qué punto de vista filtrarla. Comunicación dirigida a receptores pasivos, desprovistos de conciencia crítica y obligados únicamente a metabolizar una información.
El segundo es el resultado de la combinación ganadora entre Internet y las redes sociales, que nos ha quitado de esa posición de impotencia, lanzándonos directamente al escenario y, aunque quizás no estuviéramos preparados, podemos alegrarnos de ello, porque infundo es un gran logro. Nos hemos convertido en productores de contenidos, expertos en compartir y cuestionar nuestra opinión y la de los demás.
El mundo político y las redes sociales: el caso de las elecciones europeas de 2019
Lo que es seguro es que las redes sociales han contribuido a acortar de forma significativa la distancia entre activistas de partido y base electoral. El contacto es desintermediato, más directo y ya no son indispensables los medios de comunicación para difundir mensajes, noticias o pensamientos.
La red no hace que las campañas estén más automatizadas y distantes, sino que proporciona las herramientas para acercarlas y hacerlas más humanas, para volver a situar a las personas y las relaciones interpersonales en el centro del proceso político. Puede utilizarse para recabar el consenso sobre peticiones y propuestas políticas, para influir en las decisiones institucionales y también para ganar campañas electorales.
Como demuestran los datos, durante las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, una gran parte del gasto dedicado a la campaña electoral se invirtió en la red Internet, en las redes sociales en particular. Un lugar densamente poblado, pero sin regulación, donde los partidos todavía pueden actuar libremente sin ninguna restricción.
De hecho, los anuncios online permiten de identificar grupos específicos, los “target”. Precisamente este último aspecto se inscribe en un ámbito más oscuro de la cuestión: mediante la identificación de los contenidos, no todos los usuarios están sujetos a la misma publicidad. Caminando por la calle todos vemos los mismos carteles electorales, en Internet cada uno de nosotros ve publicidad política diferente.
Es interesante decir que el Parlamento Europeo gastó 3,3 millones de euros en puestos promocionados en Facebook en el mismo período. Los anuncios estaban principalmente dirigidos a animar a los ciudadanos a votar, como parte de la campaña «This time I’m voting»: esto puede haber contribuido al aumento de la participación, después de décadas de disminución continua.
Entonces, durante estas elecciones, las plataformas digitales desempeñaron un papel muy importante, hasta el punto de que, por primera vez, Europa se vio obligada a hacer algo. En la Comunicación al Parlamento Europeo “Sobre la lucha contra la desinformación online: un enfoque europeo” se pidió a las plataformas en línea y a la industria de la publicidad que cumplieran los siguientes objetivos:
- Mejorar de forma significativa la evaluación de los anuncios;
- Objetivos: garantizar la transparencia de los contenidos patrocinados, en particular por lo que se refiere a los mensajes publicitarios de carácter político y a las campañas de sensibilización y a la creación de un archivo;
- Reforzar y demostrar la eficacia de los esfuerzos desplegados para cerrar los perfiles falsos.
También se pidió a todas las plataformas digitales que firmaran un “Code of practise on disinformation”, en el que se solicitaba la aplicación de medidas para hacer más transparente el mundo de los anuncios de políticas online.
De la red a los movimientos sociales: el Movimentos de las Sardinas en Italia
Podemos ser realmente el centro de cada proceso político y tener la oportunidad de influir en su desarrollo. Muchas personas se han dado cuenta de ello, han tomado conciencia de los medios de que disponen y lo han convertido en un arma adicional para reinventarse la lobby más poderosa de todos.
En los últimos diez años, en diferentes partes del mundo se han desarrollado diversos movimientos sociales con muchas cosas en común, entre ellos el nacimiento a partir de la red y una reacción dictada por injurias insostenibles o fracturas sociales latentes.
Las revueltas árabes entre 2010 y 2011, el movimiento M-15 para un cambio radical de la política española en 2011, el movimiento Occupy Wall Street que se concretó en varias manifestaciones en la ciudad de New York contra el capitalismo financiero siempre en 2011, el movimiento en Brasil contra el modelo de desarrollo económico y la corrupción política entre 2013 y 2014 y para terminar el movimiento de los “gilets jaunes” nacido en Francia en 2018. Y estos son sólo algunos ejemplos.
Otro fenómeno, más reciente, que puede demostrar la fuerza con la que los Social Network Sites pueden propagar ideas y sentimientos, es el del Movimiento de las Sardinas nacido en Italia en noviembre de 2019. Nació inicialmente para frenar el avance de los partidos de derecha dirigidos por Matteo Salvini (Líder de la Lega), con un gran consenso en toda Italia, y por tanto para conjurar su victoria en las elecciones regionales de la Emila Romagna que se celebrarían el 26 de enero.
En la primera manifestación celebrada en Bolonia el 14 de noviembre, la participación fue tan grande (casi 15000 personas), que en pocos días comenzaron a nacer nuevos grupos de Facebook en toda Italia. Así que personas desconocidas que apoyaban los ideales del movimiento, dieron lugar a nuevas movilizaciones en todo el territorio. El objetivo era llenar cada plaza para testimoniar la presencia y la fuerza de un gran dique a los partidos de ultraderecha.
Este fue el resultado. El 26 de enero el candidato de los partidos de izquierda ganó las elecciones regionales. Las plazas ganaron. Los Social Network Sites ganaron. Una movilización continua online y offline que evitó lo que parecía una derrota cierta.
Por tanto, ¿cuál podría ser el posible legado de los movimientos sociales en Internet que se están formando? La democracia, una democracia nueva. Una vieja aspiración de la humanidad, nunca satisfecha. De la desesperación más profunda, en todo el mundo, han surgido un sueño y un proyecto: reinventar la democracia.
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