Reportajes

Más que una pasión por el fútbol

Imagen panorámica de La Bombonera, el estadio de Boca.
Imagen panorámica de La Bombonera, el estadio de Boca.
Argentina es uno de los paraísos mundiales del fútbol por excelencia. El deporte rey es una auténtica forma de vida: desde cualquier punto de la grada los aficionados se ponen en pie para animar a su equipo y no conciben simpatizar con otro club que no sea el de su ciudad. Sin embargo, tanta exaltación también provoca problemas como los altercados vividos en la final de la Libertadores o la prohibición de aficionados del conjunto rival en los estadios.

El fútbol en Sudamérica es diferente. Los estadios están coloridos y abarrotados, y los días de partido son sagrados. Más que una afición es una pasión, y más que una pasión es una forma de vida. Este fenómeno se multiplica en los estadios argentinos. El deporte rey vuelve locos a todos los hinchas independientemente de la división en la que compitan sus equipos.

Hay muchas diferencias con respecto a España. La más destacable es la forma de vivir cada partido dentro de la grada. Allí, los aficionados animan sin parar desde cualquier punto del estadio. En las tribunas la gente se pone en pie y no deja de alentar al equipo como si estuviese en los fondos, es algo coral. La animación no está focalizada. Todo el estadio se une para crear un fortín infranqueable cada partido en casa.

Por otro lado, en las canchas argentinas no está permitida la entrada de aficionados del equipo rival desde 2013. Esta medida ya se había implantado poco antes en los estadios de la Segunda División. El motivo fue que, en ese mismo año, durante el transcurso del partido Estudiantes de la Plata – Lanús, se produjeron varios altercados y tuvo que intervenir la Policía. Estos utilizaron pelotas de goma para erradicar la trifulca y alcanzó a un aficionado del Lanús que falleció a causa del impacto. Desde entonces, los aficionados rivales solo pueden acceder al estadio si no exhiben ningún distintivo de su conjunto. Esta normativa se aplica en el momento en el que se enfrentan dos equipos argentinos en un partido oficial, por lo que también afecta a torneos internacionales, como se ha podido ver en la final de la Copa Libertadores.

Por varios motivos, esta pasión por el fútbol es un arma de doble filo. La Bombonera, el estadio de Boca Juniors; el Presidente Perón, de Racing o El Monumental de River, son verdaderos templos futbolísticos. Además, los seguidores argentinos conocen los sistemas de juego y sus variables y vertientes. De hecho, según aseguran algunos aficionados, “un camarero, un abogado o un taxista pueden tener una conversación futbolística de mayor recorrido que en España”.

Pero hay una cara B. La violencia azota con frecuencia el deporte rey y todavía no se ha conseguido sacar del país. Los problemas vividos en la final de la Libertadores suceden más a menudo de lo que debería. En el Mundial, radicales de Argentina tuvieron fuertes incidentes con otros croatas. Los problemas entre Racing e Independiente, dos equipos de máxima rivalidad en cuyos estadios hay escasos 300 metros de distancia, son más que habituales. Y las barras bravas más radicales ostentan un poder impensable en las ligas europeas.

Problemas en la final de la Libertadores

Boca Juniors o River Plate. Los dos equipos más emblemáticos de Sudamérica se disputarían el título a doble partido. El clásico de los clásicos se había convertido en una final internacional. Argentina se exponía a una prueba de fuego. El país había presentado su candidatura para albergar el Mundial de 2030. La final de la Copa Libertadores representaba un examen a la seguridad y al comportamiento de sus aficionados.

Los dos equipos llegaban fuertes a la final. El fútbol argentino volvía a conocer futbolistas de nivel. Desde hacía años los grandes jugadores volaban a Europa siendo jóvenes, pero esta dinámica se empezaba a invertir. Ambos eliminaron a equipos brasileños en semifinales. Boca al Palmeiras, y en cuartos al Cruzeiro. River sacó al Gremio de Porto Alegre. Eso sí, con la ayuda del videoarbitraje.

En la ida no se produjeron graves incidentes. Sin embargo, todo el dispositivo de seguridad falló en el partido del Monumental. Los errores fueron numerosos. En primer lugar, no se preparó el tablón que impide ver la llegada del rival al estadio. Además, el bus de Boca Juniors no contó con seguridad en la plaza donde tuvieron lugar los apedreamientos. Los dispositivos de seguridad no cumplieron con varias de sus responsabilidades.

La decisión que tomó la Conmebol fue llevar el partido a Madrid. Se disputó el domingo 9. Los aficionados argentinos lamentaron la decisión. De hecho, hay testimonios virales que hacen ver lo que ha significado para ellos sacar de Argentina la final de la Copa Libertadores. “Eras el pase a un sueño. Te vi campeón de América en la cancha, pero verte campeón enfrentando a tu eterno rival era único en la historia. Estuve 10 horas antes. Me senté, canté, me comporté y disfruté como miles. Hoy no vales nada, hoy vendieron mi sueño a Europa”, afirmaba una seguidora.

River terminó levantando el título, pero le tocó remontar. El partido se fue a la prórroga y todos los seguidores eran un manojo de nervios. Boca desaprovechó su ventaja y acabó pagándolo. El resultado final fue de 3 goles a uno. No se produjeron incidentes, aunque ambas aficiones se desplazaron y animaron a sus equipos. Sin embargo, nada tuvo que ver con el ambiente de un partido argentino.

Día internacional del futbolista argentino

Tanto se ha extendido la “religión” futbolística en Argentina que se estableció el Día Internacional del Futbolista Argentino. Se celebra cada 14 de mayo. La historia viene del gol que marcó Ernesto Grillo, de la Selección Argentina a Inglaterra. El partido se disputó en El Monumental, en 1953. El combinado inglés terminó cayendo por 3 goles a 1.

Tristemente, el futbolista argentino Emanuel Ortega, del San Martín de Burzaco, fallecía el 14 de Mayo de 2015. Tenía solo 21 años de edad. La causa fue un trágico accidente dentro del estadio y en pleno partido. En la disputa de un balón, el jugador impactó con la cabeza en un muro. Después de once días en coma no se pudo hacer nada por su vida. Cada año su recuerdo se hace presente en el día internacional del Futbolista Argentino.

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Miguel G. Pobes

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