Reportajes

Un amor de brillantes

 

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Mientras los divorcios en España están en alza (96.562 en 2015, según el INE), aún existen parejas que permanecen juntas “hasta que la muerte los separe”. Y algunas lo hacen batiendo récords. José Iranzo acaba de celebrar su 77 aniversario de bodas (el de brillantes) junto al amor de su vida, Pascuala Balaguer. Ambos pueden presumir de tener un diploma del mismísimo Papa, cuando celebraron los 75 años de unión matrimonial. Conocido como el “Pastor de Andorra”, Iranzo, de 101 años (nació en 1915), es un famoso jotero que ha paseado su arte por el mundo. Aquí nos relata un trozo de su apasionante historia.

 

Textos y fotografía: Beatriz Sánchez

 

Encontrar a un cantador de jota no es complicado. Pero dar con el que posiblemente sea el mayor representante de la jota en Aragón no es tarea fácil. El motivo: está retirado. Decidida a encontrarle, busqué en la guía telefónica su apellido: Iranzo. Solamente había un nombre. Era todo o nada. Al otro lado del teléfono, respondió una mujer, y pregunté temiendo no encontrar a un familiar. Era su nuera, que no dudó en invitarme a su casa para conocerlo.

 

Ella era muy guapa,

yo un analfabeto

 

Me enamoré loco, loco. Pascuala y yo éramos vecinos, yo era pastor para patronos y ella vivía allí. La veía guapísima. Pero claro, un pastor y una chica tan guapa… Cómo iba a querer estar conmigo si era analfabeto perdido. Le tenía miedo; pero, después de tantos años, por fin me di cuenta de que me quería y no me lo pensé. No había ninguna mujer tan guapa como ella. Si la vieras en las fotos que tiene de novia, estaba preciosa.

 

Es difícil estar juntos, pero hemos pasado los cien años. Y setenta y siete de ellos casados… Es mucho tiempo, pero he llevado una vida muy, muy feliz. Recibimos la medalla de platino de los Amantes de Teruel en 2015. [Pascuala, llena de vida, insiste en sacar las figuras de los amantes que les regalaron, junto con las preciosas medallas de platino].  Nos recibió el alcalde y fue un viaje muy bueno. Nos atendieron muy bien, y nosotros estamos tan felices.

He llevado una vida

 muy, muy feliz

Quiero a Pascuala más que el primer día. Es otro querer después de tanto tiempo. La echas más de menos. Cuando estaba meses enteros sin verla, me encariñaba mucho. Ahora la gente se casa y, al poco tiempo, se divorcia. Eso pasa porque no se quieren de verdad.

La ternura con la que habla de su esposa es más que evidente. A través de sus ojos azules (que no dejan de mirar a los míos en ningún momento) se puede ver que todo son buenos recuerdos. Por un momento, se invierten los papales y paso yo a ser la entrevistada, algo que me pilla por sorpresa.

 

Cuando me iba al extranjero, ella se quedaba con sus padres y hermanos. La primera vez que me fui me eché a llorar leyendo una carta suya. Yo quería volver a casa, me ofrecían dinero para quedarme pero no lo cogí y me fui con ella y mis hijos (que por entonces eran muy pequeñicos). No quería quedarme allí.

El matrimonio, si se acierta,

 es buenísimo

Y tú, ¿tienes novio? Ten cuidado, te tienes que enamorar bien enamorada. Lo importante es que sea buena persona, que sea un buen chico. Yo me casé tan enamorado que no había una moza mejor que ella. El matrimonio, si se acierta, es buenísimo. Pero si no se acierta qué le vas a hacer. Con separarse uno en paz.

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Se podría decir que su esposa es Pascuala, pero su amante es la jota. Espero en el salón donde me ha indicado un familiar (viendo fotografías, premios y regalos relacionados con la música aragonesa) expectante, como si fuera a conocer a una estrella de rock. Nada más lejos de la realidad, es una persona humilde y cercana, que recuerda a la perfección sus comienzos.

 

Era un aficionado, cantaba a mi manera y nunca me planteé ser cantador. Tenía una voz buena, como la de otros cantantes. Pero, ¡quién iba a enseñar a un pastor! Cuando estaba en la mili, cantaba jotas en la cantina con los amigos. Un día me escuchó un teniente y me ordenó cantar al día siguiente, delante del coronel. Armé una revolución. Me aplaudieron mucho e, incluso, me dieron alguna peseta. Más contento no podía estar. Un sargento me dijo que me pagaría el primer mes de clases. Terminé en la escuela de Pascuala Perié, en Zaragoza.

 

Yo tenía una voz buena. Pero, ¡quién

iba a enseñar a un pastor!

 

Cuando llegué a la escuela dije: “Esto es muy gordo”. Nada más entrar, ya sentía a los cantadores. Me quería volver al cuartel porque ellos cantaban muy bien. Yo pensaba que me dejarían cantar el último, pero enseguida dijo Perié: “Venga, que cante el militar”. Me arranqué a cantar: ‘Tengo un hermano en el Tercio’ (simula cómo fue el momento, pero esta vez de forma algo cómica). Menudo circo preparé, todos se reían. Uno se daba media vuelta, otro se mordía el pañuelo para que no lo oyera. Perié nos hizo sentarnos otra vez (fue a la escuela de jotas con un chico de Lécera, era su compañero de cuarto en el cuartel) y después canté otra. Estaba más tranquilo y me salió mejor. Finalmente, me dijo que me daría clases todas las tardes, pero tendría que pagarle el doble.

Debuté con los mejores. La primera vez que actué ante un público fue en el Teatro Principal de Zaragoza. Estaban los mejores: José Ortiz, Juan Antonio García, Conchita Pueyo… Me sacaron el primero y, como tenía tanta voz, me aplaudieron mucho. El jefe del teatro no sabía cuánto pagarme, y yo tampoco sabía cuánto pedir, era nuevo en esto. Me dio cien pesetas y yo me fui a casa tan contento. A partir de ahí, empecé a cantar. En el pueblo yo seguía siendo el pastor.

 

Y el buen pastor nunca abandona a sus ovejas. Gracias a la jota, Iranzo ha tenido el privilegio de viajar por medio mundo. Sin embargo, nunca ha olvidado que su verdadero trabajo es cuidar de las ovejas. Junto a su mujer, siempre lo ha tenido en cuenta a la hora de traspasar fronteras con la música aragonesa.

 

Al poco tiempo me llamaron para ir al extranjero. Eran cuatro meses y yo era recién casado. Cuatro meses era mucho tiempo. Además, ¿qué íbamos a hacer con el ganado? Mi mujer no se lo pensó: “Cuatro meses en Londres… Por el ganado no te preocupes, están mis hermanos”. Eran ellos los que se encargaban de cuidar el rebaño cuando yo me iba. Pascuala tenía tres hermanos mozos, uno todavía vive con nosotros. Al final fui, me pagaban la mitad a la salida y la otra mitad a la vuelta. En cuanto llegué a Madrid, a mi mujer le envié un giro por si me quitaban la cartera. Así ella ya tendría el dinero.

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El Pastor de Andorra el día de su 101 cumpleaños, con su mujer Pascuala Balaguer, y el jotero José Antonio Polo (foto cedida por Onda Cero Calamocha).

De Inglaterra a Francia, Holanda y Bélgica. Llenamos el teatro todos los días. De Inglaterra, pasamos diez días en París. Como había tantos españoles llenábamos el teatro siempre. Otro viaje fue a Ámsterdam, Holanda. Fue un país que me gustó mucho. Como era ganadero y había tantos prados de hierba tan verdes, yo estaba encantado. Después viajamos a Bruselas, Brujas y Amberes, en Bélgica. Otro viaje fue a Alemania. En total estuvimos cuatro meses fuera.

 

Yo quería tener un rebaño de ganado. Llegar a casa era una fiesta. Después de un viaje tan largo estuve por lo menos dos meses yendo a cuidar el ganado. Y la gente decía que cómo me iba con las ovejas, si ahora cantaba jotas en tantos países. Pero mi objetivo era tener un rebaño grande. Más adelante, ya pudimos contratar a un pastor fijo, así no tenía que preocuparme tanto durante los viajes, aunque inicialmente siempre estaban mis cuñados.

 

La feria mundial de Nueva York  (1964-1965) también tuvo el placer de disfrutar de su voz durante tres meses. En ese mismo año, se anunciaba en la ciudad la construcción de las Torres Gemelas y se comercializa el primer Ford Mustang. En España, tuvo lugar la Eurocopa de Fútbol donde el país anfitrión se proclamó campeón. Los Beatles pisaron nuestro país por primera vez en 1965.

 

Cuba fue el mejor viaje de mi vida. Fueron tres meses en La Habana muy buenos, muy buenos. Hice una cantidad de amigos enorme. Y me hicieron muchísimos regalos. Todo esto fue antes de Fidel, cuando Cuba estaba Rica.

 

Dije “no” a Nueva York. Volví a pasar otra temporada en casa, y me llamaron para ir a la Feria Mundial de Nueva York. Tuve que decirles que no, había demasiado trabajo en casa. Cada día nacían entre ocho y diez corderos y tenía que atenderlos. Lo sentí mucho, pero tuve que decir que no. La segunda vez ya les dije que sí, y acompañé al grupo de Teruel.

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De formación autodidacta, Iranzo no recibió ninguna clase de canto hasta que fue «descubierto» en el servicio militar.

 

La Feria se celebró entre 1964 y 1965. En estos años, se anunciaba en la ciudad la construcción de las Torres Gemelas y se comercializa el primer Ford Mustang en Estados Unidos. En España, tuvo lugar la Eurocopa de Fútbol donde el país anfitrión se proclamó campeón. Los Beatles pisaron nuestro país por primera vez en 1965).

 

A los 92 años tuve que retirarme, me da rabia no seguir cantando. Ese ha sido mi recorrido. También estuve en Canadá, (en Montreal y Quebec. Allí hay mucho petróleo; en San Antonio, Texas; en México… Me dio una embolia en la garganta y lo tuve que dejar. Una pena.

 

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Después de contar todo su recorrido como cantador, hace balance de cómo ha sido su vida. Y no duda en dar consejos a quien habla con él para ser tan feliz como lo ha sido él.

 

Estar casado era un freno muy grande. Siempre he ido con buena gente, las chicas de los grupos eran muy educadas todas. Muy majas. Como estaba casado, pensaba en la mujer y me controlaba mucho más. Tenía que cuidarme la voz porque si no fallaba todo. Por eso no salía juerga con los otros chicos. Si estás enamorado de una mujer no es fácil enamorarte de otras de aquella manera.

 

Nunca he tenido un problema con nadie. Me encuentro muy feliz de haber visto el mundo y ahora verme en mi casa tan feliz con mi familia. Me ha ido muy bien. He hecho tantísimos amigos.

 

Si estás enamorado de una

mujer no es fácil enamorarte

de otras de aquella manera.

 

Solo cantaba en las actuaciones. Para mí era ir de fiesta con el ganado, llegué a tener 500 ovejas y pasaba el tiempo pensando en los viajes. Como mucho, cantaba algo en casa, pero nunca en el campo con las ovejas. No quería llamar la atención a otros pastores. Me daba apuro y si cantaba, lo hacía despacico. Así, con poca voz (se arranca a cantar como su estuviera en el campo, y a pesar del estado de su garganta todavía queda algo de su gran voz). Tenía que cuidar mucho la garganta.

 

Ser humilde y no creerme que era un cantador bueno. Eso es lo que me subió. Siempre creía que era el más malo, pero siempre iba con los mejores. Ser humilde y no hablar nunca mal de nadie es lo más importante. De esta forma nunca te ganas un enemigo y todos van a ser amigos tuyos. En Andorra todos me aprecian mucho. Si no quieres que se sepa algo, no lo digas. Es un peligro. Acuérdate de esto siempre. Aprecia la vida. Hay que saber vivir, y apreciar lo que tenemos, porque solo se vive una vez.

 

NOTA: A pocos días de que Dragón Digital publicara este perfil, don José Iranzo, el Pastor de Andorra, falleció el día 22 de noviembre de 2016. Iranzo deja un impresionante legado musical, pero, sobre todo, un gran testimonio humano. Descanse en paz.

 

 

 

 

 

 

 

Acerca del autor

Jorge M. Rodriguez

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