Reportajes

Una lucha continua por parte de los pueblos aragoneses

Ariza, localidad de la comarca de Calatayud, imparte clases a niños de pueblos cercanos
El colegio de Ariza recoge a los niños de su mismo C.R.A que se quedaron sin colegio

Algunas de las localidades de la comunidad aragonesa no conciben el cierre de sus escuelas. Pero a veces no sirve de nada luchar si se produce un descenso de población incluso inmigrante. Ofrecer casas gratis, trabajo y otras medidas son varias de las iniciativas que estos pueblos toman; para así animar a matrimonios con hijos y seguir conservando los centros.

En los últimos cinco años han cerrado 26 colegios rurales en Aragón, según datos del Gobierno de Aragón. De ellos, diez ya no abrieron sus puertas el año pasado: Acered, Aranda de Moncayo, Torrijo de la Cañada y Añón de Moncayo (en Zaragoza); Pertusa (en Huesca); y Mezquita de Jarque, Orrios, Torrijas, Crivillén y Allepuz (en Teruel). Este año les ha tocado a Fañanás en Huesca, Barrachina en Teruel y Jaulín, Mezquita de Jarque y Atea en la provincia de Zaragoza.

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Pueblos y sus iniciativas ante el cierre de sus colegios

Es el caso de Lledó en la provincia de Teruel, comarca del Matarraña. Este pueblo turolense ha conseguido prorrogar la vida de su escuela otro año más tras la llegada de dos familias con tres niños en edad escolar que cumplieron los ratios de seis alumnos por aula fijados por el Gobierno de Aragón.

No es la primera vez que la escuela de este pequeño municipio turolense corría peligro. Ya el año pasado se pudo salvar con la llegada de dos familias en verano, una de ellas con cuatro hijos, a las que se les ofreció casa y trabajo. A las nuevas familias se les ofreció un alquiler asequible de 200 euros al mes, de los que el ayuntamiento pagaría la mitad, y ayuda para encontrar empleo en la zona.

La escuela de Ariza, población de la comarca de Calatayud, imparte clases a diferentes centros que cerraron
La escuela de Ariza, población de la comarca de Calatayud, imparte clases a diferentes centros que cerraron

 

Hinojosa de Jarque, también localidad de Teruel, luchó hasta el final por mantener sus escuela. Los cuatro alumnos del colegio de Hinojosa pensaban empezar el nuevo curso en Cuevas de Almudén, pero la llegada de tres nuevos niños a la localidad ha logrado mantener abiertas sus puertas en el último momento. 

El año pasado Mezquita de Jarque , localidad cercana a Hinojosa, cerró las aulas. De las cinco localidades que componían hasta el año pasado el C.R.A Pablo Antonio Crepo, dos de ellas peligran por cierre con ocho y seis alumnos. “Un número arriba, un número abajo cambia las perspectivas de manera completa”, asegura María Isabel Melero, directora del C.R.A Pablo Antonio Crespo desde hace 17 años. “Es triste tener que cerrar una escuela y más sabiendo que no se volverá a abrir”.

El Ayuntamiento ofreció un puesto de trabajo en el propio consistorio y funcionó. Pero un año después cerró definitivamente. El padre de los tres niños, que ahora asisten a Cuevas de Almudén, es ahora el chófer del transporte que lleva a los alumnos a Cuevas. Este transporte fue subvencionado por el Ayuntamiento.

La despoblación afecta a la zona rural                                 

Fañanás , en Huesca, se quedó sin alumnos la pasada navidad. Pilar Carnicer, directora del CRA Montearagón afirma que un total de 10 niños desaparecieron, “no dio tiempo ni a valorar la situación”. La despoblación está afectando a la zona rural de manera desmesurada clarifica la directora. La tendencia demográfica es que los pueblos van perdiendo poco a poco población y, especialmente, la inmigrante, también ha caído en picado. En muchos casos, este tipo de familias de nuevos pobladores extranjeros son los que han permitido mantener abiertas algunas escuelas rurales. Pilar Carnicer añade que “la mayoría son inmigrantes y estos vienen y se van de un año para otro, a veces incluso menos”.

Estos niños asisten al colegio de Huesca (a 13 Km de Fañanás), este pequeño kilometraje, de los pueblos a las ciudades grandes, es una de las desventajas que incita al cierre de los centros. Como es el caso de la escuela de Jaulín.

La clase de Campillo de Aragón peligra por cierre el próximo curso
La clase de Campillo de Aragón peligra por cierre el próximo curso. Esta escuela pierde dos niños este curso, tan solo quedarán cuatro y el ratio impuesto por el Gobierno de Aragón es de seis alumnos.

Esta escuela, en Jaulín, también aseguran haber hecho cuanto ha estado en su mano para evitar el cierre, «pero ha sido imposible». María Pilar, teniente alcalde de la localidad, dice que en cuatro años han descendido de 300 a 250 habitantes, “la cercanía de Zaragoza es contraproducente para los servicios del pueblo”. En su caso, la única esperanza es que una empresa interesada en iniciar su actividad en la localidad abra sus puertas próximamente y atraiga población con hijos para poder reabrir el colegio.

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emartin

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