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Dragón Digital recomienda para tu verano…

Los miembros de Dragón Digital hemos querido recomendarte algo para sobrellevar los tan abundantes grados que nos atacan sin misericordia durante estos días. Y como sabemos que el verano es limitado, tan constreñido que un mes transcurre sin avisarnos, sin siquiera advertirnos de que pronto, antes de lo que podamos creer, estaremos de vuelta a la normalidad, en la rutina de los estudios, nos hemos contenido.

A continuación van tres ejemplos en diferentes formas de expresión artística, todas sometidas a cámaras térmicas para comprobar su resistencia, con los que quizá el verano se nos antoje más débil, incapaz de reventar postes de medición de temperatura en las calles, de provocar insolaciones o de no dejarnos pegar ojo en toda la noche. Debemos avisar, no obstante, de que en próximas semanas habrá más y, posiblemente, más jugosas recomendaciones. De momento, id removiendo el paladar con estas.

En primer lugar, escogemos una novela publicada originalmente en 1965 que alzó a su inexperimentado autor con el Premio Renaudot. Alguien dijo de la primera novela de Robert Musil (‘Los extravíos del colegial Torless’) que era imperfecta pero no por ello poco contundente o exenta de contenido filosófico suficiente como para atrapar al amante de la literatura. En este caso, y a pesar de los 47 años que nos separan del momento en que Georges Perec dejó publicada ‘Las cosas’, debemos señalar que esta novela de imperfecta tiene muy poco (ciertas faltas de profundidad en la trama, que no llegan al defecto dado que sería una característica innecesaria para el propósito de la obra), lo cual ya dice mucho de la categoría intelectual de este autor.

El contenido filosófico que la envuelve, la empapuza de mirada crítica hacia una sociedad demasiado preocupada por liviandades, está hoy de plena actualidad, vivimos algunas consecuencias de las descripciones de comportamientos sociales, en otras tenemos una culpa más indirecta, y si nos reconocemos en el transcurso de la obra puede que consiga cambiar nuestra forma de percibir lo que hasta ahora hacíamos con plena normalidad. Por cierto, una novela de unas 150 páginas que se leen, con un estilo sobrio y muy mimado, en un santiamén. Engancha. Y por eso mismo os dejamos un pequeño párrafo seleccionado para que no podáis evitar echarle el guante en vuestra biblioteca habitual o acudáis a la tienda en su busca:

“Otras veces, no podían más. Querían pelear y vencer. Querían luchar, conquistar su felicidad. Pero ¿cómo luchar? ¿Contra quién? ¿Contra qué? Vivían en un mundo extraño y tornasolado, el universo espejeante de la civilización mercantil, las prisiones de la abundancia, las trampas fascinantes de la dicha”.

En segundo lugar, una película antigua. A veces son las más lejanas a nuestro alcance. Se trata de ‘El manantial’ y trata sobre la vida de un arquitecto tocado por una varita mágica, incluso se siguen organizando cursos que estudian sus estructuras. La película data de 1949. Quizá extrañe la contradicción que subyace al personaje de Howard Roark (el arquitecto en cuestión) interpretado por un brillante Gary Cooper. El largometraje, dicho sea de paso, no obtuvo éxito alguno, pasó discretamente por la Historia del cine. No obstante, es muy interesante ver el cambio que secundó Gary Cooper de pronto con esta película; pasó del personaje bondadoso hasta la médula, con indicios de cerebro infantil incluso en ocasiones, y paradigma del ideal del hombre americano en el que se le encasilló durante décadas, a un hombre maduro con unos principios inamovibles. Especial atención se merece el discurso al que da vida durante la película.

Por último, una canción. La hemos escogido pegadiza y relajada, como este calor. Y es actual. Su título es ‘Follow the sun’, del autor australiano Xavier Rudd, que por fin nos sorprende con un disco que soslaya la magia: ‘Spirit Bird’.

Por nuestra parte, que disfrutéis de este verano. Esperamos que estas propuestas os sirvan para ello.

Universidad San Jorge