El profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad San Jorge Joe McMahon llegó de Estados Unidos a España, concretamente a Alcalá de Henares, con tan solo 20 años para estudiar Filología Hispánica. Su primer año fue, según su testimonio, “desaprovechado” porque pasó demasiado tiempo con los compañeros americanos, y no pudo practicar el idioma tanto como le hubiera gustado. Por ello, al año siguiente regresó a nuestro país con la idea de mejorar su español y estudiar un máster de literatura española. Estaba de paso, pero la compañía, el buen ambiente que se respira en las calles y el amor le hizo quedarse en este país a ejercer como docente de Periodismo en la USJ.
Por Rebeca Oliva.
Ahora es docente pero ¿qué era de su etapa de estudiante?
Soy una persona muy activa que necesita estar constantemente haciendo cosas para rendir y por aquella época no paraba. Hice tres deportes, béisbol, fútbol americano y baloncesto. Allí en Estados Unidos, cada cuatro meses cambiábamos de deporte, lo que te permite conocer varios y disfrutarlos. Por las mañanas iba a la escuela, después hacía deporte y luego iba a casa a estudiar.
¿Le daba tiempo a todo?
Sí, y en España tampoco paraba. En la universidad iba a clases y después iba a una librería a trabajar.
¿Cómo era el trabajo en la librería?
Me encantaba. También ayudó que mi jefe era un “crack”, había estado en Vietnam, era un ex marine y si te llevabas bien con él te cuidaba y te daba consejos muy valiosos. Con él me iba a jugar a golf los días que hacía buen tiempo. Él siempre ganaba, era buenísimo, sin embargo un día le vencí y, horas más tarde, los empleados de la librería estaban completamente enfadados conmigo porque el jefe estuvo de mal humor todo el día. Era todo un personaje.
«Regresé en 1996 a Zaragoza con la intención de quedarme un año o dos más, pero conocí a quien hoy en día es mi mujer y todavía continúo en esta ciudad».
¿Fue él quien le animó a estudiar el máster en literatura o los libros ya le llamaban desde joven?
Los libros me han encantado desde siempre. Lo bueno de ese trabajo era que podía coger cuando quisiera un libro y leerlo. Pero el máster fue más para volver a España y practicar el idioma. Además, en Estados Unidos nos lo ponían fácil, nos daban una beca con todos los gastos casi cubiertos para estudiar, por lo que era una oportunidad irrepetible. Por tanto, la idea del máster era estudiar español para poder ejercer de docente en un “high school”.
¿Hizo prácticas de profesor en Estados Unidos?
Sí, tenía que hacer las prácticas allí, pero la experiencia no me gustó nada. La relación con los alumnos era muy buena, pero entre los profesores había muy malos rollos. Además, la persona que se encargaba de supervisar las prácticas era muy desagradable. Yo no quería quedarme allí, no me hacía la idea de estar con 20 años más amargado trabajando en un lugar así, por lo que decidí lanzarme a hacer el máster en España. La idea era estar solo de paso, pero todo se complicó.
¿Qué sucedió?
Mientras estaba haciendo el máster en Alcalá, vino un amigo americano y me animó a ir a Zaragoza durante los Pilares. Fue una semana muy intensa, hice muchos amigos. Tras las fiestas, regresé a Alcalá a continuar los estudios, pero seguía en contacto con la gente que conocí en Zaragoza. Un año más tarde, los amigos de Zaragoza me comentaron que buscaban a gente para hacer prácticas por los Pirineos para un campamento de la Young Men’s Christian Association (YMCA). La idea me llamaba mucho la atención así que me lancé a la aventura. Fueron dos semanas muy intensas donde conecté mucho con el lugar. Tras los campamentos, regresé a Estados Unidos, acabé el máster y mis amigos de Zaragoza me comentaron que tenían un trabajo para mí como profesor de inglés allí. Regresé en 1996 a esta ciudad con la intención de quedarme un año o dos más, pero conocí a quien hoy en día es mi mujer y continúo aquí, en Zaragoza.
¿Los colegios en Estados Unidos son tal y como los vemos en las películas americanas? Con los grupos de “guays” los “losers”…
Sí, desgraciadamente. Por mi parte, como yo jugaba a los deportes era del grupo de los “deportistas”, también tenía una novia “cheerleader”… Era como en una película americana. También estaban los músicos, los que tocaban en una banda durante los partidos, ellos eran los raros, los empollones, pero a día de hoy ellos son los que han triunfado en la vida, los millonarios.
«El día que empecé las prácticas en un instituto comentaban que un alumno se había suicidado por un tema relacionado con el bullying».
Si los institutos son como los vemos en las películas americanas, ¿hay mucho acoso escolar?
Sí, pero yo, por mi parte, tuve una experiencia única y diferente porque en mi high school no se veía mucho de eso. Si hablas con cualquier otro americano, incluso mis amigos que iban a otras escuelas, te comentarán que sus años en el instituto han sido los peores de su vida. Sin embargo, en nuestro colegio tratábamos de evitarlo a toda costa. Incluso en el equipo de fútbol, que había más competitividad, nos concienciamos en formar una piña y apoyarnos los unos a los otros. Gracias a ello, nuestro equipo ganó la liga y tuvimos acceso para jugar en el campeonato estatal. Vamos, como en una película americana.
Pero el hecho de que no hubiera bullying en su insituto no evita que en otras escuelas hubiera.
Claro, había y mucho. Donde yo hice las prácticas en Estados Unidos daba clases de español en un instituto de los suburbios de Toledo, Ohio. Allí había problemas de drogas y violencia. El día que empecé comentaban que un alumno se había suicidado por un tema relacionado con el bullying. Pero no era únicamente por acoso escolar, sino también por presión, porque no consiguió adaptarse bien.
¿En Estados Unidos hay mucha presión por sacar buenas notas?
Muchísima. Allí si quieres ir a una buena universidad tienes que sacar muy buenas notas. En mi caso, yo era un buen alumno, pero no tenía notas para ir a universidades excelentes. Sin embargo, mis amigos, que sí querían ir a grandes universidades, tenían mucha presión encima.
¿Los estudiantes americanos rinden más que los españoles?
Yo creo que sí, pero es porque los americanos somos muy competitivos y queremos siempre ir a lo mejor. Desde pequeños nos animan a perseguir nuestros sueños, que también viene del cliché de alcanzar el sueño americano, nos aseguran que si queremos ser presidente de los Estados Unidos podemos llegar a serlo. Hasta cierto punto es verdad, aquí todavía me cuesta entender que si no tienes un contacto muy bueno, en ciertos ámbitos, no vas a alcanzar puestos muy altos, en América sí, podemos alcanzar lo que soñemos.
¿Y no cree que esa idea de alcanzar el sueño americano que les inculcan desde pequeños puede provocar tanta presión que hace que los jóvenes se suiciden?
Puede ser, hay mucha presión por los padres, por la sociedad, por el colegio… Yo tuve la suerte de vivir en una burbuja con mi clase, en mi barrio. El curso de estudiantes anterior al mío y el que vino después hubo varios casos de suicidio porque les costaba adaptarse. Pero no solo les sucede a los “losers” o a los que están más aislados, incluso los “guays” tienen mucha presión para aparentar ser “guays”, de pertenecer a esos grupos. En América es lo que se llama “peer pressure”, es decir, la presión de grupo, de continuar haciendo lo que hace tu grupo ya sea con temas de drogas, sexo, alcohol…
¿Los estudiantes españoles no tienen tanta presión?
Aquí es muy diferente. Por ejemplo, en el tema de la universidad, en América, allí los padres quieren que los hijos vayan a su universidad, a pesar de las notas altas que tenga, y meten mucha presión desde pequeños. Aquí en España, la gente está muy tranquila, saben que durante la carrera estarán mamá y papá. Allí no, te tienes que buscar la vida tú. Yo tuve un caso particular, mientras todos mis amigos se iban a otras ciudades a estudiar yo me quedé en la mía, mis padres vivían a 15 minutos del campus. Aún así, ellos me obligaron a vivir en una residencia el primer año y el resto en un piso con amigos.
¿Los hijos allí salen muy pronto del nido?
Sí, es como un rito. Aquí en España se percibe de forma diferente, nosotros queremos salir fuera cuanto antes, desenvolvernos por nosotros mismos. El vivir fuera de casa desde joven te da mucha más libertad en todos los ámbitos que aquí los jóvenes no tienen.
«Los americanos somos muy competitivos y queremos siempre ir a lo mejor», Joe
¿Qué cree que es mejor?
El modelo americano, desde mi punto de vista. Allí, el hecho de que una persona tenga 25 años y siga viviendo con sus padres resultaría ridículo y vergonzoso. Pero es otro tipo de sociedad. Por ello empatizo tan bien con los Erasmus, sobre todo con los Turcos, a pesar de nuestras grandes diferencias religiosas y estilos de vida. El hecho de que hayan decidido lanzarse a la aventura sin ni siquiera conocer el español me parece algo muy valiente. Además todos vuelven encantados. También me encantan los Erasmus porque hacen espabilar y motivar a los alumnos españoles.
¿Cuál cree que es la característica que más destaca de los alumnos españoles?
Quizás el poco interés en saber algo más o ir más allá de lo que se da en clase. Hay poca motivación. Es hacer lo mínimo para sacar las notas y aprobar. Durante mi docencia he visto algunos alumnos muy motivados, y han sido ellos los que a día de hoy han triunfado y están trabajando en puestos muy buenos.
¿Qué es lo más curioso que le ha sucedido como docente?
Me ocurrió hace cinco años, en Press writting I, una asignatura de Periodismo, a la que asistían unos 40 alumnos. Un día les puse el documental Page one: Inside The New York Times y vi que había poco interés, pasaban de todo, les daba igual. Después de clase miré a ver si decían algo por Twitter y hubo una alumna que puso: “Vaya coñazo de documental que nos ha puesto Joe”. Entonces le conteste y le dije que era una pena que una alumna de Periodismo no quisiera saber más de cómo trabajan en el New York Times. Al día siguiente, volví a clase con tres folios llenos de respuestas por parte de los compañeros de clase que respondieron a nuestros tweets riéndose de la situación.
«Me encantan los Erasmus porque hacen espabilar y motivar a los alumnos españoles», Joe.
¿Volverá a Estados Unidos o se quedará aquí?
Me quedaré, estoy muy a gusto, en España se vive muy bien. Además, ahora con el amigo Trump no tengo muchas ganas de ir allí.
¿Se vive mejor que en América?
Son dos estilos de vida muy distintos, allí si quieres una casa grande, dos coches, un televisor enorme… entonces ese es tu sitio.En mi caso prefiero salir a tomar cervezas en verano, pasear por las calles. Allí te miran mal si paseas por las calles, e incluso puede ser peligroso.
¿Están muy vacías?
Sí, toda la gente va en coche a todos los sitios, por eso me gusta mucho el estilo de vida aquí. Mi sueldo aquí es una cuarta parte de lo que cobran mis amigos allí. Esto es otro cliché pero el dinero no da la felicidad. Mis amigos en América me lo dicen, tienen mucho más sueldo, pero no son más felices, además gastan mucho más. Yo hace dos años que tengo mi teléfono móvil, ellos cada seis meses compran el nuevo iPhone.
Otro cliché…
El consumismo allí es muy grande. Mis amigos llevan años ahorrando para pagar la universidad de sus hijos van a tener que gastarse 100.000 dólares por hijo. Aquí en España hay muy buenas universidades. Además, aquí tenemos muy buenas sanidad y educación públicas. Todo esto no lo tenemos en América, allí hay que pagar por todo. En España si tienes un buen trabajo y amigos vives muy bien.
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