Siempre ha existido la comida a domicilio o delivery, como se conoce ahora. Pero hasta la llegada de startups como Glovo, Deliveroo o Just Eat, la oferta era límitada: siempre predominaban las pizzas, la comida oriental y en ocasiones, la bocatería. El consumo de comida a domicilio ha aumentado gracias a estas aplicaciones móviles que llevan lo que el cliente quiera a la puerta de su casa.
Se podrían enumerar las ventajas para los restaurantes de este servicio de deliveryy, seguramente, superarían a las desventajas. Aumentan los clientes, se realizan pedidos y reservas en un click, ahorran en gastos de personal, puedan llegar a todos los rincones de la ciudad… Por primera vez no son los clientes los que visitan el restaurante, son los restaurantes los que acuden a los clientes.
Los establecimientos hosteleros se ven beneficiados tanto en expansión como en ingresos. Los pedidos realizados a través de empresas de delivery tienen un ticket medio un 30% superioral del consumo en situaciones similares en un estabelecimiento físico, según un estudio realizado por Kantar Worldpanel, compañía investigadora del comportamiento del consumidor.
Como afirma Gustavo Oliveira, trabajador de la cadena de hamburguesas TGB en Zaragoza: “En el restaurante de Plaza España, un día fuerte como jueves, viernes o sábado, tenemos alrededor de 40 pedidospara llevar durante todo el día”. Además, en caso de que haya algún problema con el pedido, si el fallo es de Glovo, empresa con la que trabaja TGB, “el cliente llama al restaurante y lo que hacemos es darle el número de las oficinas de Glovo para que reclame a ellos”, declara Oliveira.
Azcárate hace mención en que parte de la culpa de que existan estas empresas con trabajadores mal remunerados y con condiciones laborales pésimas, la tienen los propios consumidores: “Si a los clientes les parece bien pedir la cena a domicilio y que se las lleve una persona por tres euros, me parece indecente. Solo buscan chollos y no piensan en las condiciones laborales de las personas que preparan y transportan su cena. Los lujos se pagan”, alega.
La realidad en los restaurantes tradicionales es otra muy diferente. Eva Azcárate, propietaria del restaurante Bermellón, ubicado en el Casco Antiguo de Zaragoza, explica porqué: “No puedo contratar a más personal para que se dedique a preparar únicamente los pedidos para llevar. Eso lo realizan los restaurantes grandes, las cadenas, porque pagan muy poco a sus trabajadores y por eso tienen más”.
Aunque los restaurantes de comida casera optasen por el delivery, su tipo de cocina tampoco sería compatible con el servicio. La oferta de los restaurantes que usan el sistema de reparto a domicilio nunca va a poder ser la de unos platos elaborados y recién hechos, es por esto por lo que la comida rápida es la más popular en el delivery.
“Es inviable comer, por ejemplo, una carne en su punto, un pescado recién sacado de una parrilla o un vino a su temperatura ideal, mediante este sistema de repartos”, ratifica Azcárate.
Azcárate hace mención en que parte de la culpa de que existan estas empresas con trabajadores mal remunerados y con condiciones laborales pésimas, la tienen los propios consumidores: “Si a los clientes les parece bien pedir la cena a domicilio y que se las lleve una persona por tres euros, me parece indecente. Solo buscan chollos y no piensan en las condiciones laborales de las personas que preparan y transportan su cena. Los lujos se pagan”, alega.
Pedidos fraudes
También existen casos en los que franquicias y grandes restaurantes se han visto perjudicados por las empresas de Delivery, incluso sin contar con sus servicios. Uno de estos casos es el de Glovo en Córdoba, que incluía en sus ofertas cartas de restaurantes que no contaban con este servicio de reparto a domicilio.
El hostelero José María Durán contó al diario Cordópolis el fraude que experimentó su negocio, Tatá Pizza, restaurante de comida italiana. No trabajaba con Glovo, sin embargo, siempre había repartidores a las puertas de su establecimiento. “Llegan como si fueran clientes, piden el producto y se lo llevan y lo revenden” explica Durán al diario.
Franquicias como La Mafia también sufrieron este fraude en la ciudad andaluza. Ambos responsables de los establecimientos alegan que contactar con algún responsable de Glovo fue casi imposible.
Cocinas a medida de Glovo
Cook Rooms es el nombre que Glovo ha puesto a su nuevo proyecto en Barcelona. La empresa de reparto ha creado un espacio para que los restaurantes que tienen un alto volumen de pedidos puedan cocinar y atender exclusivamente a estos pedidos, y así potenciar este servicio.
Este nuevo concepto se asemeja a un centro de coworking para hosteleros, pero solo para clientes de Glovo. El espacio tiene 400m2 con capacidad para 12 cocinas y ofrece un horario de servicio de comidas de 24 horas, 7 días a la semana, con el objetivo de aumentar el número de pedidos.
Actualmente el Cook Room solo se ha implantado en Barcelona, en colaboración con Coocciō, primera incubadora gastronómica de la ciudad, pero está previsto que la empresa lo replique en más capitales españolas.
Lo que está por ver si Glovo acaba de iniciar una nueva oportunidad para los restaurantes, o si, por el contrario, las condiciones laborales y los horarios ininterrumpidos de los empleados llevarán a la misma precariedad que la de los riders.
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