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Alejo Cuervo: el hombre que trajo el invierno a España

Alejo Cuervo es editor y propietario de la famosa librería barcelonesa Gigamesh, punto de encuentro desde los años 80 de fans de la literatura fantástica y de los juegos de rol. También es dueño de Ediciones Gigamesh, editorial gracias a la cual España descubrió a George R. R. Martin. Cuervo habla de cómo se metió en este mundo, del descomunal éxito de Juego de Tronos, y de su lado oscuro.

Blanca Élanor García Pulla

 

¿Cómo surgió la idea de abrir la librería?

Mi pasión y mi vicio por los libros empieza en el Mercado de San Antonio, primero como cliente y luego, mientras estaba estudiando la carrera, como vendedor. Surgió la oportunidad de pillar un número de parada y empecé a vender libros los domingos. Más adelante, mientras estaba trabajando de ayudante en Bellaterra, mi mujer y yo nos atrevimos a poner en marcha la librería. Con el tiempo llegamos a la conclusión de que o nos encargábamos nosotros de llevarla o que teníamos que cerrarla, así que acabé dejando la física y dedicándome a los libros.

 

¿Crees que fue lo correcto dejar la física, que era en un principio tu vocación, por los libros?

Nunca me he sentido mal por ello, ni mucho menos. Valoro mucho los conocimientos que he adquirido, pero creo que lo importante de unos estudios, no es tanto lo que aprendes, si no como afilas la herramienta.

 

¿De donde viene el nombre Gigamesh?

Es una referencia retorcida a un escritor de ciencia ficción polaco, Stanislaw Lem. Tiene en particular un libro, Vacío Perfecto, que es una recopilación de una decena de críticas de libros imaginarios. Uno de los que critica es el Gigamesh de Patrick Hannahan, que en su interior contiene codificados todos los conocimientos de la humanidad. En un suplemento dominical de El País, uno de los hermanos Goytisolo sacó un ensayo con el título de Joyce, al fin superado, en el que hablaba del Gigamesh de Patrick Hannahan, que era invento de Lem, sin decir en ninguna parte que era un libro inventado, un poco sumándose a la fiesta. Me acuerdo de que cuando llegué al despacho de la facultad trás leerlo mi compañero me preguntó: “¿Has oído hablar de un tal Patrick Hannahan?” y a mi me entró la risa de pensar: “Menudo gol le está metiendo a todo el mundo Goytisolo”. Como quería poner en marcha en ese momento un fanzine, abracé la broma y decidí llamarlo Gigamesh.

George R. R. Martin y Alejo Cuervo en 2005. Foto: ROBERTO QUAGLIA

¿Barajaste otros posibles nombres?

Sí, cuando iba a abrir la librería mi intención inicial era llamarla Minotauro. Porque Minotauro era el sello editorial con más prestigio y el que yo más respetaba. Me hubiese encantado que Porrúa me dejara abrir una librería usando el nombre de su editorial pero, me dijo que no. Años después, me dijo que fue un error, que me tenía que haber dicho que sí, lo cual me emocionó mucho.

 

Años más tarde surgió Ediciones Gigamesh, ¿por qué decidiste dar el salto?

Yo por aquel entonces estaba trabajando como asesor en Ediciones Martínez Roca, pero Planeta compró la editorial y cerraron las colecciones de literatura de género. Así que decidí de que era el momento de hacerlo por mi cuenta. Siempre había sido un cazador de libros, buscando esa lectura que me llamaba y pensé que de este modo publicaría aquello que me gustara, sin limitaciones. Monté la editorial con el mismo nombre de la librería, con la cual cubrí los gastos.

 

¿La librería y la editorial han hecho que leas menos?

Si y no, está claro que ahora leo mucho menos pero es porque ahora también veo muchas más series. Gracias a la librería y la editorial, al revés, leería mucho más, porque me dan más facilidad de encontrar nuevos libros. Cuando era más jóven si que me podía permitir leer más porque la oferta de ocio no era tan amplia, las nuevas generaciones tienen una oferta inabarcable. Desde el principio han tenido que estar eligiendo y descartando cosas..

 

¿Crees que tras haber leído tanto es difícil que un libro te sorprenda?

Sí, pero no solo me pasa con los libros, sino también con las series. Sueño con tener la ilusión de volver a leer un libro por primera vez y que me sorprenda y me guste tanto como lo hizo en ese momento. Se han hecho tantas cosas que ahora todo parece una copia.

 

¿Cómo te sentiste al ser convertido en villano en la saga de cómics Fanhunter?

Me encanta, me encanta eso de ser un villano carismático e ir por ahí imponiendo la fe verdadera. Lo de ser más papista que el papa e ir diciéndole a la gente alzaras a Dick por encima de todas las cosas como concepto humorístico me parece brillante y lo abracé desde el primer día.

 

¿Eres tan fan de Philip K. Dick como te retrata en los cómics?

Si, soy muy fan. Me enseñó una lección muy importante, no existen las personas normales. Cuando te lees unas cuantas novelas de Dick te paras a pensar y dices: “toda la gente de la que me está hablando son una panda de neuróticos”. Pero, sin embargo, notas como el autor los quiere, desarrollas empatía y te preocupa lo que les pasa. Después coges una novela normal, con personajes tópicos, dices: “esto es mentira, a mi que me den más Dick”.

 

¿Te gusta ser el villano o preferirías haber sido un héroe?

No, mola más ser el villano. La grandeza de un héroe se mide por la calidad de sus villanos.

 

¿Crees que en algún momento se valorara más la literatura de género que la literatura realista?

No tiene por que valorarse más una cosa. La distinción entre las dos nunca ha estado muy clara. El elegir meter o no elementos fantásticos es lo que distingue una cosa de otra. En última instancia la novela es buena o no por lo bien hecha que esté y lo que pueda resonar. De hecho, hay mucha gente que defiende que los géneros son meramente un ropaje, que tu podrías contar la misma historia con cualquier revestimiento de género o desde una perspectiva realista. Para mi el género más complejo de leer y escribir es la ciencia ficción, porque te presupone tener que hacer un futuro racionalista, que esté en consonancia con lo que sabemos del mundo y hacer un ejercicio de prospección. El no tener esas limitaciones para especular me parece uno de los grandes atractivos del fantástico.

 

¿El hecho de tener tu propia librería te ha hecho ser más friki?

Diría que sí. Yo he vivido inmerso en el frikismo siempre y, tengo que reconocer, que fuera del ámbito friki tengo muy pocas lecturas. Primero utilizaba el ser crítico como excusa para conseguir mi suministro de vicio, y ahora con la librería puedo tener lo que quiera.

George R. R. Martin y Alejo Cuervo en 2005. ROBERTO QUAGLIA

 

¿Por qué decidiste que querías traer Canción de Hielo y Fuego a España?

En su momento porque a mi me gustaba mucho. Había leído el primero cuando salió y, cuando sacaron el segundo, vi que entraba en listas de los más vendidos y dije: “O me decido a intentar comprarlo ahora o a partir de aquí se tirara alguna editorial grande”. En ese momento Planeta estaba digiriendo todavía Timun Mas, Martínez Roca, Minotauro y todas esaa editoriales del género que había comprado. Entré en el momento ideal, no había nadie más comprando y la oferta que hice fue buena.

 

¿Los libros tuvieron éxito desde su publicación o lo empezaron a tener a partir de la serie?

Cuando llegó la serie, de repente se vendió burradas, pero los libros en España habían entrado ya en una dinámica de ventas de bestseller como no habíamos visto nunca en un libro de género. Todo el movimiento de fans que se junto en todas partes de España fue tremendo.

 

¿Por qué crees que Juego de Tronos ha tenido tanto éxito?

Una de las razones es la calidad de la traducción, el trabajo de Cristina Macía se ha notado muchísimo. Hace que el texto funcione igual de bien en castellano que en inglés. De hecho, Martin comenta que recibe un montón de correspondencia de fans quejándose de las burradas que han hecho en la traducción, excepto de la de España. Por otro lado, por motivos internos, por la subversión de expectativas. Es especialmente hábil en jugar con las expectativas de sus espectadores, empieza a poner las claves para que ellos tengan determinadas expectativas y a continuación las castiga, es como si te sometiera a una maldición china. Cuidado con lo que deseas que lo puedes conseguir. El tercero, es la metáfora principal, ese discurso de, se acerca el invierno, somos hijos del verano, hemos vivido en la opulencia y ahora nos va a tocar apretarnos el cinturón. Todo eso en el contexto de la crisis tiene unas resonancias brutales, y en general todo el tema de la globalización.

 

¿Qué motivos le darías a alguien que solo se ha visto la serie para leer el libro?

La riqueza que va a encontrar, todo el nivel de detalles que en la serie apenas están esbozados en comparación. Pero, sobre todo, que los finales van a ser distintos. Han dicho que seguirán un camino distinto, y es muy probable que nos encontremos con dos finales que no tienen nada que ver el uno con el otro. Si yo tengo que apostar por un final, apuesto por el mejor constructor de finales de la literatura fantástica que conozco… Martín.

 

Entonces, ¿tú crees que ahora que la serie va a seguir un camino distinto sigue teniendo sentido escribir libros?

Todavía más. El final de la serie se aparta totalmente de lo que pretendía hacer el autor y dará una historia más o menos efectista y satisfactoria pero ya no será la misma. Si alguien quiere saber cómo acaba la historia original no le quedará más remedio que ir a los libros.

 

¿Puede que tardar tanto en publicar las novelas haga que se creen demasiadas expectativas que decepcionarán a los lectores?

No lo sé, tendrá que hacer un texto lo más bueno posible para que eso no pase.

 

¿Cómo fue la experiencia de ser extra en la serie?

Agotadora. Estaba con el pie pachucho, iba por ahí medio cojo. No estaba en las mejores condiciones físicas. Te diviertes porque estas con un montonazo de otros frikis que han ido allí para lo mismo. Pero te levantas a las cinco de la mañana, estás tirado en el duro y frío suelo vestido con los harapos con los que sales en la serie. Cuando llega la hora del catering te toca un bocata y desfilando. Pero quitando eso el ambiente del set era curioso, y ver las cosas desde dentro tenía su gracia.

 

¿Recomendarías la experiencia?

Si, la gente joven en estas cosas se lo pasa mucho mejor y las aguanta con mucha más facilidad que a mis años. Eso si, si tienes canas te cojen más fácilmente, las canas por lo visto en el mercado cinematográfico se cotizan.

 

¿Cómo fue conocer a George R. R. Martin?

La primera vez que estuvo en España vino invitado a la Semana Negra. Teníamos previsto publicar Muerte de la Luz, pero no lo tuvimos a tiempo, así que estuvo de visita sin libro ni nada. Él se lo pasó divinamente y fue un lujo tenerlo. No lo conocía casi nadie, hizo algunas entrevistas de prensa y se dedicó básicamente a tomar sangría, charlar de libros y explicar sus lecturas y las cosas que le gustan. Curiosamente tiene muchas lecturas en común conmigo y, bueno, con cualquiera que haya sido un fan de los géneros desde que empezó él a escribir.

 

¿Crees que Juego de Tronos perdurará en el tiempo o será una moda pasajera?

Pienso que el señor Martin ha hecho historia. Aunque no llegara a publicar las novelas que le faltan ya se puede contar entre los mayores logros de la literatura fantástica moderna.

 

¿Quién crees que acabará sentándose en el trono de hierro al final de la saga?

Con un poco de suerte lo veremos destruido, igual acaba fundido en metal y lo aprovechan para algo útil. Conociendo la vena romántica, en el sentido de romanticismo, de Martin, le tiene que pasar algo muy trágico y muy bonito en el final.

Universidad San Jorge