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La otra cara del programa Erasmus

Aprender un idioma, mejorar el nivel de estudios, relacionarse con nuevas personas o vivir una gran experiencia son algunos de los motivos por los que cada día cientos estudiantes deciden trasladar sus estudios a otras universidades gracias al programa Erasmus.  Sin embargo, la continuidad de las becas y la dificultad de adaptación y relación con los compañeros universitarios preocupa especialmente a los docentes y nuevos alumnos Erasmus, quienes ya han comenzado a plantear sus inquietudes.

Pese a los muchos años de respaldo con los que cuenta el programa Erasmus, existen todavía puntos que todavía siguen despertando quejas. Uno de ellos son las becas, que con las crisis han comenzado a ser cada vez más cuestionadas. Hace un tiempo, los medios de comunicación se hicieron eco de la noticia sobre la posible retirada de la partida de becas Erasmus para el año que viene.

Linda Krejčíková, estudiante de la Universidad de Praga, ya había residido durante dos veranos en España trabajando como niñera. Se considera una completa apasionada de la cultura española y por ello no se pensó dos veces elegir España como destino para su Erasmus. En su tercer año de carrera, se encuentra estudiando en la Universidad San Jorge. Al respecto de la polémica suscitada por la retirada de las becas, Linda, que recibe 400 euros al mes, declara que “la beca no te llega para casi nada, a mi casi no me queda para alquiler ni comida. Es muy injusto porque los españoles que están en mi país reciben entre 800 y 900 euros al mes. En mi país no tenemos euro y para ellos es más barato. Yo aquí no llego y ellos están cada día de fiesta porque no saben que hacer con tanto dinero”.

Selange Maribe, estudiante francesa, solicitó como primer destino Londres. Debido a su mayor nivel de inglés que de español, España fue su segundo y elegido destino. Tras dos meses en Zaragoza, en la Universidad San Jorge, Selange también ha manifestado su opinión al respecto de este asunto. Declara que “puede ser una lástima pero hay que saber si se aprovechan o no esas becas. Hay que saber que hacen los estudiantes cuando se van de Erasmus porque hay diferentes metas, no todos se van por las mismas razones”.

Hélène Montcriol, estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad de Burdeos, también es beneficiaria del programa Erasmus en la Universidad San Jorge. Respecto a este tema, Hélène explica que “no me extrañaría por la crisis financiera que tiene Europa. Por ello todos los programas tienen muchas dificultades. Pienso que es muy negativo para los alumnos que no tienen recursos porque Erasmus permite a todos los alumnos, sean ricos o no, salir del país y conocer otra cultura”.

No solamente la cuestión económica suscita replanteamientos, también la social. En lo que respecta a la Universidad San Jorge, los estudiantes que la eligen como destino se muestran algo disconformes con el trato que el resto tiene hacia ellos. Las tres estudiantes anteriores coinciden en sus opiniones.

Linda Krejčíková, pese a su familiaridad con nuestra cultura, comenta desilusionada que “los primeros días en clase fueron fatal, los alumnos no hablan con nosotros y me sorprendió mucho, te miran como una basura”. Según Selange Maribe, “los compañeros se relacionan entre ellos y es muy difícil acercarse. En Francia cuando hay estudiantes Erasmus es costumbre ir a verlos y aquí no parece ser algo natural. Si tú no haces el esfuerzo la gente nunca va a ir a hablar contigo. No sé si es porque la gente es diferente al ser privada pero lo cierto es que es complicado establecer vínculos”. Hélène Montcriol, que se considera una persona tímida, establece diferencias entre los primeros y los últimos cursos de carrera. “Los de primero me invitaron a beber a un bar para conocernos y eso me encantó. Pero en las clases de últimos cursos se muestran más indiferentes. Eres de Erasmus y se supone que no entiendes nada, entonces no te hablan”, comenta Hélène.

«Se espera que en 2012 al menos 3 millones de estudiantes se beneficien de el programa Erasmus».

El principal objetivo de este programa es facilitar la movilidad de los estudiantes por los diferentes países europeos, así como asegurar que las competencias educativas sean semejantes en cada una de las universidades que lo forman. Un objetivo que persiguió el Plan Bolonia. Desde que éste fue instaurado en 2009, son muchas las críticas que le han seguido, ya que se cuestiona su cumplimiento y efectividad.

 Joe Mcmahon, Coordinador de Movilidad del Grado de Periodismo,  advierte del incumplimiento del plan. “La verdad que no se ha conseguido. Cada país piensa que su sistema es el mejor y no lo va a tocar. La universidad San Jorge, al ser una universidad joven, sí que ha intentado aplicarlo, pero otras no. Francia por ejemplo no ha querido cambiar nada y sigue con diplomaturas”.

Irse de Erasmus es una opción que muchos estudiantes eligen. Mcmahon explica que los destinos más solicitados en la Facultad de Comunicación de la Universidad San Jorge son Dinamarca e Italia. El primero es demandado por los alumnos del Grado de Publicidad y Relaciones Públicas debido a su programa especial para alumnos europeos. Los estudiantes de Periodismo prefieren Italia por el idioma, ya que al tener la necesidad de dominarlo, resulta menos complicado que otros como el inglés. Precisamente éste es uno de los factores a examinar antes de recibir la beca Erasmus. Desde la universidad de estudios se hace una prueba de idioma para todos aquellos alumnos que lo soliciten. El nivel de exigencia depende de cada universidad, por lo que no hay unos varemos determinados, lo mismo ocurre a la hora de convalidar asignaturas.

Como Coordinador de Movilidad del Grado de Periodismo, admite haber recibido quejas de los estudiantes Erasmus debido al trato que se les da. “No hay un rechazo pero tienen problemas de integración. Es una pena que se relacionen solo entre ellos. También es culpa del idioma, porque aquí hay mucha gente que no domina el inglés (idioma que se supone hablar tanto los alumnos Erasmus como los de la universidad de destino). En mi opinión hay que mejorar el trato a los alumnos de Erasmus para ayudarles con el transporte, la vivienda. En definitiva para integrases y adaptarse”. Él mejor que nadie puede hablar de los pros y los contras del programa, ya que ha vivido la experiencia desde el lado del estudiante. Al recordar su Erasmus en Alcalá de Henares, comente que “cuando yo me fui nos llevaban entre algodones y aquí van bastante a la aventura y a buscarse la vida”.

Para contribuir con la integración de estos alumnos, no solamente debido a su deber como profesor sino por solidaridad, promueve iniciativas. Por ejemplo, hace unos días estuvo de tapeo con algunos profesores y alumnos Erasmus y  recurre a la vía educativa para propiciar las relaciones entre unos y otros.

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Las becas Erasmus, pese a ser un programa longevo, necesita muchos aspectos que pulir. Tal vez sea la crisis la que ha hecho que este programa este en declive y que haya mayores barreras para que se siga llevando a cabo. Sin embargo se debe seguir apoyando a estas becas de movilidad ya que más de 12 mil estudiantes aragoneses salen cada año de nuestro país en busca de trabajo.

 Más información en:

http://www.oapee.es/oapee/inicio.html

Informan: Itziar Cortés, Carolina de la Rosa, Patricia Blasco y Nerea Beatove.

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