Entrevistas

#AFTERLIFEUSJ- IGNACIO GALÁN: «SER ARQUITECTO IMPLICA SER UN POCO PILLO»

Ignacio Galán egresó de la Universidad San Jorge en 2015, pero ya cuenta con un largo historial de proyectos, concursos y premios. Marchó de Erasmus a Gante, Bélgica, para presentar su proyecto de fin de máster, y fue tan provechosa la experiencia que decidió quedarse allí. En esa ciudad presentó su Master’s Dissertation, que recibió la calificación Magna Cum Laude y fue nominado para representar a la escuela Van Hove en 2016. También recibió el primer premio organizado por la Unión Profesional de Arquitectos en Bélgica (UPA-BUA). Y es que desde pequeño tuvo un gran interés por la arquitectura, al igual que sus padres. Ignacio estaba convencido de que dedicaría su vida a la Arquitectura. Él la define como “una carrera puramente vocacional”.

Por Rebeca Oliva

Ignacio Galán destaca como arquitecto en Bélgica.

¿Cómo conociste la Universidad San Jorge?

La primera vez que oí hablar de la USJ fue en Huesca. Nuestro colegio nos organizó una visita en segundo de bachiller y me llamó bastante la atención. Barajaba la posibilidad de irme fuera, a Valladolid o Navarra, pero al final me quedé con la idea de trasladarme en cursos posteriores. Al final acabé toda la carrera en la San Jorge

 

¿Y por qué te quedaste?

Aunque tuve oportunidad, porque al tiempo me cogieron con la nota de corte en Valladolid y en Zaragoza, me llevaba bien con los profesores. Además, esta obteniendo buenas calificaciones, y me dio un poco de pena marcharme.

Los arquitectos tenéis fama de ser muy estudiosos ¿había tiempo para la diversión en la universidad?

Una vez, en una asignatura de Historia, hicimos los dobles de todos los alumnos, el profesor y el aula en escala 1:1. Los situamos a todos como si se estuviera impartiendo una lección. Era como dar clase en miniatura. Al final, conseguimos no dar la clase “real” porque el profesor nos dijo que ya se estaba dando en la versión de miniatura.

Has terminado la carrera hace apenas un año ¿cómo has sido capaz de llevar a cabo tantos proyectos?

Planos realizados por Ignacio para la plaza de ciencias de la Universidad San Jorge

Las cosas han ido viniendo progresivamente. Parece mentira, porque en los primeros cursos era un poco desastre. No iba nada bien respecto a otros compañeros porque todavía no había encontrado la motivación. Sin embargo, conforme iban pasando los cursos, las cosas iban más y más a mejor. Justo antes de terminar tuve la suerte de participar en un concurso que convocó la Universidad San Jorge para diseñar el mobiliario de la plaza de la Facultad de Ciencias de la Salud. Para mí fue un puntazo poder aportar algo a la universidad como estudiante

Has dejado huella.

Es un recuerdo que no olvidaré. Además, con la USJ tuve la oportunidad de irme de Erasmus a la Universidad KULeuven de Gante en Bélgica. Fue un cambio de realidad. Esta universidad me abrió mucho la cabeza, no solo en cuanto a educación, sino por conocer cosas completamente distintas de España.

Prototipo de diseños realizados por Ignacio para la plaza de Ciencias de la Salud de la Universidad San Jorge

¿Distintas en cuanto a educación?

Sí. El máster era internacional así que venía mucha gente de todo el mundo. No aprendimos mucho en cuanto a cosas técnicas, porque la educación allí es muy distinta, aprendimos en cuanto a experiencias. «Los profesores nos recordaban que no es bueno quedarte estancado en una misma forma de crear, hay que ir variando».

¿De qué trató tu proyecto de fin de máster?

El proyecto se desarrolló en un barrio de Amberes, en Bélgica, el cual anteriormente había sido un pueblo. Sin embargo, con los años, fue absorbido por Amberes. El pueblo, originalmente, había surgido en torno a un canal, así que era muy industrial, lleno de fábricas y muy pobre. Había un gran contraste entre las casas de los trabajadores de la zona, pequeñas, humildes, hechas de ladrillo antiguo y de dos pisos (típicas de Bélgica), frente a las fábricas de cuarenta o cincuenta metros de altura coronadas con torres.

¿Y a partir de esa situación desarrollaste tu proyecto?

Sí. La propuesta fue, sin perder el carácter antiguo e industrial que tenia la zona, intentar dotar a los espacios de vivienda zonas de servicio donde los vecinos pudieran disfrutar del barrio y dispusieran de las necesidades que precisaran. Por otro lado, se buscaba conservar la industria y crear un elemento que pudiera motivara reactivarla.

Proyecto que presentó Ignacio al concurso Van Hove Prijs 2016 el cual obtuvo el primer premio.

¿La industria no está funcionando correctamente?

Es un momento un poco delicado. El puerto de Amberes es dos veces más grande que la propia ciudad y los trabajadores tienen que irse muy lejos todos los días para trabajar. Se buscaba que los trabajadores no tuvieran que desplazarse tanto y que la industria se quedara en la zona. El resultado era una especie de grúa pórtico-móvil que se iba moviendo. De esta forma, se creaban zonas para trabajar en el puerto o espacios de servicio para la gente, en función de la posición. Me di cuenta de que los arquitectos tardamos mucho en poner en marcha un edificio y, muchas veces, cuando se termina todo, han cambiado las necesidades del barrio o de los habitantes. Me dije que tenía que ser una cosa que cambiara muy rápido y que se fuera actualizando de forma sistemática, según las necesidades de la zona.

Parece complicado…

Me costó muchísimo. Días antes de entregar el proyecto, mi tutor me dijo que no sabía qué iba a pensar el jurado cuando lo viera. Sin embargo, al final me fue muy bien.

¿Qué diferencias destacarías de la arquitectura belga respecto a la española?

En Bélgica el papel del arquitecto es distinto del de España, sobre todo lo veo ahora que he empezado a trabajar allí. Me da la impresión de que en Bélgica el arquitecto es, más bien, un diseñador. En España nos dan caña en cálculo, en las instalaciones, en las estructuras, etc. Allí necesitan trabajar junto a un ingeniero. Nosotros estamos mucho más capacitados para llevar a cabo muchas más tareas. Somos más versátiles. No sé hasta que punto es más bueno o malo, simplemente es diferente.

¿Aquí se aúna todo el trabajo en una persona?

Sí, o muchas veces aunque no lo hagas tú y tengas ayuda posees las nociones básicas, sabes cómo se hace y de qué va la cosa. Allí los arquitectos dibujan una cosa y se la pasan al ingeniero para que la haga.

«Tuve la oportunidad de irme de Erasmus a la Universidad KULeuven de Gante en Bélgica. Fue un cambio de realidad»

¿Cómo definirías tu estilo arquitectónico?

Soy muy joven todavía para tener un estilo. Además, a estas alturas, sería incluso malo decir que con cinco años de experiencia tengo un estilo determinado.

¿El estilo se desarrolla con los años?

Sí. Me acuerdo que los profesores a veces nos lo recordaban. Te advertían que no es bueno quedarte estancado en una misma forma de crear, hay que ir variando.

¿Algunos profesores no influencian a los alumnos con su estilo arquitectónico?

Al final todo tiene truco. El profesor es como tu primer cliente porque le tienes que convencer a él. Somos personas y nos gustan más unas cosas que otras. Creo que ser arquitecto implica ser un poco pillo y saber en cada momento qué tipo de proyecto espera el cliente, en este caso el profesor. La Universidad San Jorge, según considero, no tiene un estilo propio, pero sí una manera de trabajar. Y eso es bueno.

Galán no descarta volver a España en un futuro.

¿Sería diferente si te hubieras ido a otra universidad?

Totalmente. Cada escuela tiene una forma diferente de trabajar. En la Universidad San Jorge, por ejemplo, hemos hecho muchas maquetas. Hay universidades que no hacen ninguna. Cada sitio tiene su manera de hacer. Ello no implica que sea nada bueno o malo.

¿Qué es lo que más te llama la atención en cuanto a la arquitectura?

Me gustan mucho los proyectos con carácter social que aportan algo a la gente. También me gusta mucho investigar: la historia, la rehabilitación, la inversión en patrimonio. Es decir, realidades preexistentes. En estos momentos, hay tantos edificios vacíos, y tantas cosas en las ciudades, que empezar de cero sin considerar el pasado es un error.

 «Sería malo decir que con cinco años de experiencia tengo un estilo determinado»

¿Planeas presentarte a más concursos en un futuro?

Me gustaría. Participé hace nada en Van Hove, en Bélgica y lo gané al terminar la carrera, aunque ahora que estoy trabajando me doy cuenta de que, si quieres montarte algo por tu cuenta, los concursos son la forma de darte a conocer. Al principio no tienes clientes ni conoces a mucha gente. Sería perfecto si pudiera encontrar el balance perfecto entre trabajar y tener algún rato libre para presentarte a los concursos. Y todo esto con mucho esfuerzo porque al final acabas echando los fines de semana, las tardes…

Las noches…

(Risas). Esperemos que no. Pero empezar a realizar concursos por tu cuenta es una forma de irte extendiendo.

¿Regresar a España está entre tus planes de futuro?

Todo se verá. De momento, estoy disfrutando mucho en Bélgica. Aunque en algunas ocasiones te sientes como un poco turista y sí que se echa en falta el país esta es una gran oportunidad y quiero aprovecharla.

Universidad San Jorge