Periodista con más de quince años de trayectoria en en el ámbito de la comunicación, tanto en medios escritos como en agencias. Actualmente compagina su labor como redactor en COPE Zaragoza con la cobertura deportiva en el portal zaragoza.eldesmarque.com. A lo largo de su carrera, ha entrevistado a protagonistas de la actualidad política, social y deportiva, y ha sido testigo de la evolución del periodismo en un entorno cada vez más condicionado por lo digital, la inmediatez y la inteligencia artificial.
Álvaro Montaner, redactor de COPE. | Fuente: Alvaro Montaner
Con más de 15 años en el periodismo, ¿cómo has visto evolucionar la libertad de prensa en España desde tus inicios hasta hoy?
No he notado mucha diferencia. Desde que empecé, en todos los medios en los que he desarrollado mi actividad profesional, nunca nadie me ha puesto ninguna cortapisa. Es cierto que muchas veces sabes en qué medio estás y tienes que ceñirte un poco más al libro de estilo que a otra cosa. Pero todo lo que he escrito, nunca me lo han censurado ni me han prohibido hablar de según qué temas. En líneas generales, siempre he podido hablar de lo que he querido, sabiendo, naturalmente, el medio en el que estás. No lo llamo falta de libertad o coartar la libertad de prensa, porque, al fin y al cabo, sabes a lo que te atienes, a ciertas normas. En general, aquí en España, y por mi propia experiencia y la de compañeros, creo que hay bastante tolerancia y bastante libertad de prensa.
Has trabajado en medios de diferentes líneas editoriales. ¿Influye la línea editorial en la libertad que tiene un periodista para informar?
La línea editorial es algo que existe en todos los medios. Naturalmente, cuando estás trabajando en uno, sabes o intuyes hacia dónde tienes que enfocar una información. Eso forma parte de las reglas del juego. En mi caso concreto, hoy por hoy, trabajando en COPE, sé qué temas se pueden tratar y cuáles tienen, entre comillas, ciertas líneas rojas.
Ceñirse a la línea editorial del medio no implica dejar de hacer buen periodismo. Por ejemplo, en temas políticos, que es en lo que muchos piensan, he entrevistado a gente del Partido Popular, del PSOE, de Podemos, y no creo haberlos tratado de forma distinta por pertenecer a un partido u otro. Aunque se relacione una determinada línea editorial o ideología con un medio, yo siempre he procurado actuar de la misma manera con todos. Creo que un buen periodista no debe diferenciarse si entrevista a uno u otro, y tiene que ser igual de incisivo con todos.
“Una buena información tiene que incluir todas las partes implicadas”
¿Cuál ha sido el momento más difícil en tu carrera relacionado con presiones externas o internas que hayan afectado tu libertad para informar?
Recuerdo un momento, sin querer crear polémica, durante el gobierno de Zaragoza en Común. Se investigaba un caso concreto en verano sobre un viaje que había realizado uno de los concejales, Pablo Híjar. No recuerdo si fue al Líbano o a Palestina. Naturalmente, uno busca las fuentes: solicitamos información al Ayuntamiento, al equipo de gobierno de entonces, al gabinete de comunicación y al propio concejal, pero no nos dieron ninguna respuesta.
Entonces acudimos a la otra parte, a quien había denunciado lo ocurrido, que en ese caso fue la concejal María Navarro, del Partido Popular. Ella nos atendió, nos concedió una entrevista y nos habló con los datos que manejaban, que eran públicos del Ayuntamiento.
Ese día, cuando terminó el programa, a las dos de la tarde, recibí una llamada del gabinete de comunicación del Ayuntamiento reprochándome haber hecho esa entrevista. Yo respondí que había estado toda la mañana solicitando su versión. Ya tenía la entrevista con la concejal Navarro, pero también quería la otra parte. Porque creo que una buena información tiene que incluir todas las partes implicadas.
Aquel día me dieron lo que podría llamarse un «tirón de orejas», aunque yo no lo considero así, porque actué de buena fe. Les dije que si querían hablar, sabían que tenían los micrófonos abiertos. De hecho, al día siguiente, el concejal Pablo Híjar entró en directo en COPE y contó su versión, que es lo que creo que tendría que haber hecho desde el principio, en vez de escudarse en el gabinete de comunicación.
El debilitamiento económico de los medios se identifica como una amenaza para la libertad de prensa. ¿Cómo afecta esto al periodismo de calidad y a la independencia editorial?
Es verdad que muchas veces grandes empresas, periódicos o radios están inevitablemente ligadas a la cuestión económica. Pensar que un medio puede funcionar sin dinero es una utopía. Pero tampoco creo que más dinero signifique mayor calidad del producto.
En periodismo, si tienes una plataforma, un medio, un papel, una televisión o un periódico en el que informar, no tiene por qué ir ligado a los recursos económicos. Es cierto que si cuentas con más recursos puedes hacer más cosas, ofrecer un producto más atractivo. Pero la información no debería depender del dinero. El buen periodismo no debería costar dinero ni estar relacionado directamente con eso.
En televisión, por ejemplo, más dinero implica mejor imagen. En radio, si tenemos mejores medios para grabar, podemos vestir mejor el producto. Pero la información, como tal, debe ofrecerse de forma correcta, haya más o menos dinero.
“Hay que ser autocríticos porque, como consumidor, a veces siento que se engaña al lector”
En el Día Mundial de la Libertad de Prensa 2025, la UNESCO destacó el impacto de la inteligencia artificial en el periodismo. ¿Qué oportunidades y riesgos ves en la integración de la IA en las salas de redacción?
Empiezo por los riesgos. Muchos compañeros lo hemos hablado: el miedo a que la inteligencia artificial nos sustituya. Personalmente, creo que, por mucho miedo que pueda generar, no va a poder sustituir a un periodista.
Hemos visto desarrolladores que copian voces de comunicadores, plataformas que generan textos si les das la información, pero la inteligencia artificial no puede ir a una rueda de prensa, no puede llamar a una fuente, ni hablar con alguien entre pasillos del Ayuntamiento. Tampoco puede acudir a un juzgado para recoger detalles de un caso en curso. La inteligencia artificial funciona con ciertos recursos, pero hay muchas informaciones que solo el periodista puede conseguir.
Sobre las oportunidades para el periodista, creo que son muchas. Aunque hay quien tiene miedo, yo soy, con cautela, partidario de la inteligencia artificial. Todo lo que pueda mejorar un producto o una información debemos aprovecharlo, con cabeza y mesura. Puede abrir muchas puertas a los medios.
“El buen periodismo no debería costar dinero ni estar relacionado directamente con eso”
El caso de Patricia Ramírez, madre de Gabriel Cruz, ha reabierto el debate sobre los límites de la cobertura mediática en casos sensibles. ¿Crees que los medios deberían autorregularse más en este tipo de situaciones?
Sí, sobre todo los medios y los propios periodistas. Hay que recordar que no todo vale. En periodismo, puedes tener una información jugosa, impactante, pero hay que tener la ética suficiente para valorar cuánto daño puede hacer y si realmente es relevante publicar ciertos detalles.
A veces esos detalles llevan al sensacionalismo y no aportan nada nuevo. En el periodismo digital, el clickbait se ha convertido en una práctica habitual. Vemos noticias que buscan el mayor número de visitas, aunque eso implique engañar, entre comillas, al consumidor.
Siempre pongo el mismo ejemplo, no es real: “Gran incendio en la plaza del Pilar de Zaragoza”. Luego lees la noticia y era solo una papelera ardiendo que levantó mucho humo, pero sin consecuencias. Sin embargo, el titular lleva a pensar que se está quemando la Basílica.
¿Y dónde está ese límite entre informar y no sobrepasarse?
Ese límite lo debe poner cada profesional. El periodista tiene que ponerse en la piel del lector y valorar si lo que publicas es relevante, si realmente aporta algo, si estás informando o simplemente buscando impacto. Hay que ser autocríticos porque, como consumidor, a veces siento que se engaña al lector. Se le atrae con un titular llamativo y lo que se ofrece no tiene tanta importancia ni interés. Se busca sólo el clic fácil.
¿Crees que ahora los medios están más condicionados que antes en según qué informaciones?
Sí y no. Los medios están menos condicionados que antes porque hace años la libertad de prensa que tenemos hoy no existía. Pero esa libertad, por otro lado, la estamos perdiendo por intereses creados, por determinadas ventajas que puede ofrecer un gobierno a un medio. No hablo de casos concretos, pero puede haber campañas de publicidad, ingresos o exclusivas que influyan.
A veces da la sensación de que algunos medios modifican su enfoque para arrimarse al sol que más calienta. Si hablas bien de un gobierno, quizás te ofrezcan más información o más beneficios. No digo que esté ocurriendo, pero muchas veces lo parece.
“La inteligencia artificial funciona con ciertos recursos, pero hay muchas informaciones que solo el periodista puede conseguir”
Mirando hacia el futuro, ¿qué cambios consideras que son necesarios en las redacciones y en la formación de periodistas para fortalecer la libertad de prensa en un entorno cada vez más digital?
La formación está bien encaminada. En las universidades se está apostando por lo digital. Muchos medios están haciendo el salto a lo digital sin perder su esencia. Por ejemplo, hay periódicos que publican primero en digital y luego en papel. Me ha pasado de leer una noticia en digital y al día siguiente verla en el periódico impreso.
El periodista también debe abrir su mente. Algunos se están quedando estancados en la forma de trabajar que conocen, su zona de confort. Hay quienes siguen solo con la radio o la televisión tradicional, sin darse cuenta de que ahora existen nuevas formas: el streaming, el podcast, los vídeos dentro de las noticias.
Hay que dar el salto al multicanal. Es hacia donde vamos los periodistas, nos guste o no. Yo creo que es lo que hay que hacer. Un medio sobrevivirá si se adapta a estas nuevas plataformas. La clave está en apostar por la formación digital. Que en las universidades se siga transmitiendo que los medios tradicionales existen, sí, pero también están evolucionando. Y eso implica aprender todos los días, salir de la zona de confort y trabajar en nuevos ámbitos, aunque hoy no los dominemos. Creo que es el camino que hay que seguir.
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