Nació en Zaragoza en 1979. Estudió Filología Hispánica, realizó un máster en Guion por a Universidad Autónoma de Barcelona y, posteriormente, se doctoró en Teoría de Guion de Cine en Nueva York. Ha fundado, junto a Daniel Antolía, el grupo teatral La cebolla artificial. En su filmografía destacan cortometrajes como Fotos de familia o El rostro de Ido. Su primer largometraje, De tu ventana a la mía, ha conseguido tres nominaciones a los Premios Goya. Actualmente vive uno de los momentos más dulces de su carrera gracias al éxito y a las buenas críticas recibidas por su primera película, protagonizada por Maribel Verdú, Leticia Dolera y Luisa Gavasa.
Marta Rived.- ¿En qué momento se le ocurrió sentarse frente al ordenador y escribir el guion de De tu ventana a la mía?
Paula Ortiz.- Normalmente estás haciendo cortos y se te van ocurriendo historias cuando lees noticias, cuando hablas con gente o cuando lees libros y novelas. Yo siempre las dejo en la recámara. Es curioso porque van surgiendo ideas que te interesan, pero que no sabes si en algún momento van a florecer. En el caso de De tu ventana a la mía empecé muy animada porque estaba estudiando el doctorado en Nueva York con una beca de investigación sobre Teoría de Guion, sobre las ultimas propuestas de metodología de estructura de guion en ficción. Fue uno de mis profesores el que me dijo que sería bueno que, mientras estuviera investigando, escribiera un guion y así poder vivir el proceso. Entonces, empecé con una idea de la que ya tenía muchas notas. En ese momento le di empujón final.
M.R.- ¿Cuánto tiempo tardó en escribir el guion?
P.O.- Año y medio… dos años quizá. Lo escribí en varias versiones, tuvo casi hasta ocho diferentes.
M.R.- ¿Cómo presentó el proyecto a Maribel Verdú?
P.O.- A través de su agente, me dijo que le mandara una carta con el guion y así lo hice. A los tres días me llamó para decirme que sí. Además, le mandé un guion inacabado, le envié un tratamiento de guion.
M.R.- En De tu ventana a la mía se narran tres historias ¿Cómo surgió cada una de ellas?
P.O.- Todas las historias tienen referentes reales y, a la vez, ninguna de ellas es real del todo. Vienen de preguntar, de leer, de las historias que me han escrito muchas mujeres, de amigas de mi madre, de otras mujeres que he conocido… Cada una tiene su origen en una preocupación fundamental femenina: la enfermedad, el amor, la soledad, la muerte, la maternidad, la espera…
M.R.- ¿Tiene predilección por alguna de ellas?
P.O.- No, para mí elegir es muy difícil. Hay algunas historias que tienen más de mí que otras, pero no quiere decir que las que tengan más de mi sensibilidad, en vez de sensibilidad de otras mujeres que me lo han contado, me gusten más o menos. La verdad es que admiro a cada una de ellas y supongo que por eso las escribí.
M.R.- ¿Con qué escena de la película se quedaría?
P.O.- También es muy difícil para mí quedarme con una. Hay escenas que no me gustan y otras que me gustan mucho por cómo se hicieron, por la complejidad, porque conozco cómo estaba yo y cómo estaban los actores, cómo estaban los técnicos y cómo salvamos las circunstancias y los problemas. No obstante, estoy muy orgullosa de los tres momentos en los que las tres actrices se miran al espejo: Violeta antes de escribir su carta, Inés antes de escapar con su hijo… También me gusta mucho la escena en la que Violeta se corta el pelo.
M.R.- Hábleme de la banda sonora de la película. ¿Por qué Carmen París? ¿Por qué Yo vengo a ofrecer mi corazón?
P.O.- El guion entero surge de la canción de Fito Páez, Yo vengo a ofrecer mi corazón. Antes de que hubiese guion o antes de que estuviesen diseñadas las historias yo escuche esta canción y dije “a mi me gustaría hacer un día una película que terminase así, que diga esto, que tenga unos personajes que se sientan así, que éste sea el espíritu con el que sales del cine”. Es una canción que sintetiza muy bien lo que la película cuenta, lo que la película evoca. Luego me enteré de que el propio Fito Páez había escrito esta canción cuando su tía y su prima habían sido asesinadas, lo que le aporta todavía más carga emocional. Carmen París no es solo la voz de esa canción, es también una voz de la banda sonora, de los vocales. Yo la admiro desde siempre. Me gusta mucho y creo que es una voz que tiene la fuerza y las alas de nuestra tierra.
M.R.- Siempre habla de nuevos proyectos, pero ¿Volverá a grabar en Aragón?
P.O.- A mí me encantaría. De hecho, las dos ideas que tengo pensadas podrían grabarse aquí perfectamente. Me encantaría poder rodarlas aquí, aunque creo que también se podrían grabar en más sitios, no es algo excluyente.
M.R.- Es la primera directora de cine aragonesa, su trayectoria se estudiará en los libros, ¿Qué significa esto para usted?
P.O.- Al principio no era consciente, es un dato que me dieron después, pero creo que no tiene ningún valor. De hecho, es algo un poco preocupante que hasta ahora no hubiese mujeres cineastas, pero sí hay mujeres que han dirigido cortos muy buenos.
M.R.- ¿Qué referentes tuvo presentes a la hora de escribir el guion?
P.O.- A la hora de escribir tengo que reconocer que no me inspiré en nadie en particular, aunque en el transcurso del rodaje tuve varios referentes literarios y cinematográficos. Desde Días del cielo de Malick, que lo usamos mucho para Inés hasta algunas ópticas de Wong Kar-Wai para Luisa. Había más referentes poéticos que narrativos: Miguel Hernández en Inés, Göethe en Violeta o Gloria Fuertes.
M.R.- Estar nominada a los Premios Goya debe ser algo increíble. ¿Cómo fue la gala?
P.O.- Los Premios Goya me dan igual, me han dado igual siempre. Suena un poco fuerte, pero yo me alegre más por todo el equipo que por mí, ya que esta ceremonia es una manera de celebrar el trabajo de mucha gente y eso sí es un motivo para estar contentos. Es cierto que la ceremonia es un momento de máxima expectación, pero más por parte de los demás que por nuestra parte. Nosotros estábamos contentos y ya está.
M.R.- Al menos sí que le sorprendería conocer a alguno de los allí presentes.
P.O.- Soy muy poco mitómana, creo que la única vez que he dicho “Oh Dios mío” fue con Chomsky. Fue la única vez que me he comportado de manera mitómana, con él y con Brian De Palma. Nunca me ha interesado esta parte del cine, yo nunca he visto los Óscar.
M.R.- ¿Qué tiene la cinematografía aragonesa (Segundo de Chomón, Luis Buñuel, Carlos Saura) que es tan diferente al resto?
P.O.- No sé, pero creo que el cine, a diferencia de otras artes, exige una resistencia mayor, exige cierto pragmatismo. Necesitas mucha fortaleza física y mental y mucha capacidad de imaginación. Creo que nosotros tenemos ese carácter. No somos tierra de poetas pero sí es verdad que somos tierra de cineastas.
M.R.- De tu ventana a la mía ha sido un hito en su carrera, pero seguro que ha tenido proyectos anteriores de los que guarda un recuerdo especial
P.O.- Sí, con cada corto aprendí algo diferente. Creo que sacamos algo bueno y que hice muchas cosas mal, pero le tengo especial cariño a Fotos de familia por cómo se hizo ese corto y las circunstancias generales que rodearon al rodaje.
Escrita por: Marta Rived, alumna de 1º de Periodismo de la Universidad San Jorge
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