Reportajes

La escultura del silencio: Un viaje por la memoria y el arte en el Cementerio Antiguo de Zaragoza

Símbolo del poder aristocrático en el siglo XIX.

Caminar por el Cementerio Antiguo de Zaragoza es como cruzar un umbral invisible hacia un tiempo que se resiste a ser olvidado. Desde el primer paso, las esculturas parecen susurrarnos historias esculpidas en piedra, bronce y mármol. Este viaje no es solo cronológico: es también emocional, estético y profundamente humano.

La ruta comienza en 1870, frente al Panteón de los Condes de Fuentes. Su arquitectura neogótica nos traslada a una Zaragoza de nobleza y tradición. Las altas arquerías, los detalles en mármol blanco, y las inscripciones bíblicas nos hablan del poder de una familia aristocrática que quiso trascender la muerte con la solemnidad del arte sacro. Aquí, el mensaje no es personal, sino colectivo: fe, linaje, eternidad.

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Aitana Marco

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