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«Iron Man 3», la acción y el humor devoran la pantalla.

Vuelve Iron Man, vuelve el superhéroe de Marvel más carismático interpretado por, a su vez, el actor más carismático de Hollywood, Robert Downey Jr; vuelven los diálogos mordaces, la acción, los malos de cómic y el humor ácido de Tony Stark. Un vaso de agua en el desierto para los fans de los conocidos superhéroes que, después de un año del estreno de la exitosa y entretenida Los Vengadores, ahora sólo tienen que disfrutar de la racha de estrenos «comiqueros» que nos esperan: Man of Steel el 21 de junio, Lobezno Inmortal el 26 de julio y Thor: The Dark World el 31 de octubre.

Mientras los ataques de ansiedad y las pesadillas asedian al multimillonario Tony Stark tras la batalla de Nueva York ocurrida en Los Vengadores (The Avengers, 2012), el superhéroe se enfrenta a un nuevo enemigo, un terrorista que se hace llamar El Mandarín y que siembra el terror por todo Estados Unidos. Una amenaza que, esta vez, se extenderá a todo lo que rodea a Stark: su familia, su hogar y sus amigos, su mundo personal.

 

Shane Black recoge el relevo del director Jon Favreau, quien, sin desligarse nunca del todo del superhéroe enlatado, produce y actúa en la película.  Y podemos decir que el director de la película de culto El Cuervo (The Crow, 1994) lo hace de forma estupenda: no sólo porque construye un espectáculo de acción que nada tiene que envidiar a las dos películas anteriores, sino porque nos muestra un Tony Stark desprovisto de su armadura, aunque no menos ácido en sus diálogos. Iron Man ya no es un don, sino que acaba siendo una carga.

Pero poco podríamos decir de esta película y de la saga a la que pertenece sin su indudable protagonista: Robert Downey Jr. El guion de Drew Pearce y Shane Black explota su lado más cómico al máximo; incluso puede que demasiado. Y es que hay mucho humor en este largometraje, pero ¿es necesario sacrificar la tensión y la seriedad que ello implica para seguir entreteniendo al público? ¿Puede el público llegar a preocuparse por el destino de un personaje que bromea en todos los momentazos de acción y peligro o la gran simpatía que produce es suficiente para hacerlo? En todas partes hay disensiones, pero no hay duda de que el film tiene ese toque Disney que a pocos parece importar.

Pues, ¿quién no lloraría la muerte de Iron Man? El personaje se ha ganado el cariño del público a la fuerza, gracias al impresionante carisma del personaje y sus ingeniosos diálogos, además de los personajes que lo acompañan: su secretaria y pareja Pepper Potts, su guardaespaldas Happy (inseparable Jon Favreau), Iron Patriot (Don Cheadle), Maya Hansen (una algo anodina Rebecca Hall) y los malos de esta tercera entrega: Guy Pearce como Aldrich Killian y Ben Kingsley como El Mandarín, inolvidable personaje y sorpresa final.

Iron Man 3 es cine palomitero y del bueno. Buenos efectos especiales, notable banda sonora, buena puesta en escena y realización y sobre todo humor; al fin y al cabo, esa es la esencia del personaje de Tony Stark que Joss Whedon supo aprovechar tan bien en Los Vengadores. Y, aunque de momento no es seguro que haya una cuarta entrega, podemos estar seguros de que habrá Iron Man de sobra con las secuelas de Los Vengadores. Hasta entonces, seguiremos esperando al genio, millonario, playboy y filántropo de traje metálico.

Paola Casetta

Universidad San Jorge