Borja es uno de los actuales ídolos de la afición maña. Su cercanía fuera de los terrenos de juego y sus virtudes como futbolista, han hecho que el delantero se convierta en uno de los estandartes del actual Real Zaragoza. A falta de siete partidos de liga regular, no duda que el objetivo de la temporada es devolver al equipo del león a Primera División.
Por Miguel G. Pobes
¿Cómo ha sido tu trayectoria profesional?
Empecé a jugar a fútbol sala como actividad extraescolar en el colegio. Después me fui al Santiago de Compostela, que antes se llamaba Rosalía de Castro. Comencé en alevín o segundo año de benjamín, y me quedé hasta infantil. Me surgió la posibilidad de ir a la selección gallega, en la que estuve bastante bien. El Valencia contactó conmigo y jugué con ellos tres años. Los siguientes tres años fueron en Villarreal y llegué a Vigo, donde estuve cuatro y éste es mi primero en Zaragoza.
¿Qué expectativas tenías al llegar a Zaragoza?
Es difícil montarte una expectativa en un momento en el que no conoces nada y llegas nuevo. Lo primero que quieres es adaptarte y acomodarte para estar bien y poder rendir. Sí que es cierto que queríamos luchar por lo que estamos luchando ahora, la posibilidad de ascender. Cuando firmas aquí lo primero que te viene a la cabeza es poder ayudar al Real Zaragoza a llegar a Primera División.
¿Te esperabas la exigencia que iba a haber en el Real Zaragoza?
Sí. Para mí era un salto de categoría. Desde el principio piensas en que vas a tener que estar mejor que antes, que vas a tener que crecer y trabajar más, que la exigencia es mayor. Somos un grupo joven, en el que había mucho que trabajar porque era completamente nuevo. Muchos éramos inexpertos en la categoría, pero a día de hoy estamos muy contentos.
“Cuando llegas al Real Zaragoza, lo primero que te viene a la cabeza es ayudar a devolverlo a primera división”
A pesar de que tuvisteis una mala racha al principio, una parte importante de la afición siguió confiando en vuestro juego y en lo que hacíais. ¿Creéis que eso afectó para dar ese salto en la segunda vuelta y estar peleando por el playoff?
Sí. Sin duda. Aunque dentro del grupo siempre se ha creído mucho en lo que hacíamos, tuvimos una racha mala, nos costó adaptarnos. Si encima desde fuera se apoya nuestro trabajo, te sientes respaldado y puedes seguir trabajando como lo estás haciendo porque crees en ello, es más fácil que las cosas salgan mejor y durante más tiempo.
¿Os gustaría que se repitiese el recibimiento de la semana pasada en el partido contra el Almería?
Nos encantaría que fuese así siempre. Es un plus importante. La afición es un valor fundamental para cualquier equipo y nosotros tenemos muchísimo potencial en ese sentido. La gente siente mucho y se entregan. Ojalá siempre estén ahí porque nos ayudan muchísimo.
¿Qué les dirías a esos aficionados si les tuvieses delante?
Es difícil porque creo que les debemos muchas cosas. Sólo les puedo dar las gracias. Desde el momento en el que llegué, siendo un jugador de una categoría inferior que venía a aportar, a ayudar y a crecer, me entregaron todo el cariño y toda la confianza. No puedo hacer nada más que dar las gracias muchísimas veces.
“Nos encantaría que siempre hubiese recibimiento”
¿En qué piensa el equipo ahora mismo?
En el día a día. No tenemos que pensar más que en eso. Hay ilusiones y situaciones que nos hacen estar contentos. Lo más importante es pensar en lo que estamos haciendo, en lo que trabajamos y en lo que creemos. A partir de ahí, hay que crecer y luchar por eso tan bonito que queremos todos, volver a Primera División.
¿Os han podido llegar a venir bien las derrotas contra el Sevilla Atlético y el Rayo para quitaros la presión de ganar siempre?
Todo es depende de cómo lo veas. Sí que es cierto que había mucha euforia, hubo un momento en el que se creyó mucho en el ascenso directo. Es muy difícil. Después de tantos partidos ganados casi seguidos y de tanto que hemos hecho, está lejos. Es una realidad. La otra forma de ascender es tan bonita como el acenso directo. Lo que hay que pensar es en estar bien cada día para luchar y que sea el mismo final que si hubiese sido directo.
Da la sensación de que sois un grupo muy unido y muy humano. ¿Se ve representado dentro del campo?
Sin duda. Cuando trabajas en un ambiente bueno, de compañerismo y de cariño, es más fácil que puedas responder a las malas situaciones. Somos muy buen grupo y muy fuertes. Eso nos ha dado muchas cosas y nos las va a dar de aquí al final.
“En Zaragoza me he sacado un máster. A nivel futbolístico y a nivel personal”
¿Cómo veis estos últimos siete partidos?
Muy difíciles. Cada uno con sus peculiaridades, pero todos con el mismo valor. Todos valen los mismos puntos. Tenemos ganas de afrontar cada uno de ellos como se debe, porque haciéndolo bien puede acabar muy bien todo. Puede ser un final bonito.
¿Qué siente el futbolista en esta categoría en la que sabe que pude ganar a cualquiera pero cualquiera te puede ganar?
Es complicado porque tienes diferentes sensaciones durante el día. Analizas al rival y ves que tiene muchas posibilidades de hacerte peligro, pero también encuentras formas de hacérselo tú. Hay que intentar ser frío en ese sentido: controlar bien las emociones, pensar en lo que haces bien y confiar en ello, confiar en el grupo. A partir de ahí, tienes mucho que ganar. Al final, esto es un juego y hay once más que juegan enfrente de ti y quieren lo mismo que tú. Hay que tener paciencia y creer en uno mismo.
Si acabase ahora la temporada, ¿con qué te quedarías de este tiempo en Zaragoza?
Siempre digo que este año me he sacado un máster. He crecido en muchos aspectos de mi vida. Futbolísticamente, he aprendido a convivir con la presión, que no es fácil. Aun tengo mucho que aprender y ojalá pueda seguir aprendiendo. En lo personal, me quedo con todo lo bonito que he vivido: tener la afición esperándonos a la salida del estadio para celebrar con nosotros la victoria, el recibimiento, ver La Romareda llena… todo lo que se ha vivido dentro del grupo son cosas que van más allá y que te quedan para ti.
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