La responsable de prensa del equipo RedBull KTM Ajo para Moto2 y Moto3 revela la infinidad de presiones dentro del mundo del motor
En el vertiginoso mundo de la MotoGP, la velocidad y la precisión no solo se limitan a la pista. Los pilotos, figuras icónicas del deporte de motor, enfrentan cada día una intensa combinación de presiones internas y externas que trascienden las carreras. Desde la exigencia de rendir al máximo en cada vuelta hasta la constante exposición pública en un entorno donde las redes sociales amplifican cada emoción, cada gesto y cada caída, la vida de estos atletas de élite está lejos de ser sencilla.
En este escenario, Beatriz Sánchez, coordinadora de comunicación del equipo de RedBull KTM Ajo y exalumna de la Universidad San Jorge, desempeña un papel crucial. Es guardiana de la privacidad de los pilotos y, al mismo tiempo, encargada de maximizar su visibilidad y la de sus patrocinadores. Una tarea compleja que exige equilibrio entre proteger a los deportistas en momentos de vulnerabilidad y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas plataformas digitales para conectar con audiencias globales.
¿Cuántos años lleva desde que empezó en MotoGP?
En el Mundial llevo tres años. He terminado ahora la tercera temporada con el equipo, con RedBull KTM Ajo. Tiene equipo en Moto3 y en Moto2, por lo tanto, es como si gestionara dos equipos dentro de la misma estructura. Al final, son dos equipos independientes dentro de la misma estructura. Yo empecé en 2017 haciendo las prácticas en el circuito.
¿Cómo describiría el estilo de vida de los pilotos que llevan en los grupos?
Si lo tuviera que definir con dos palabras, sacrificio y pasión. Porque al final los vemos como superestrellas que van a 250 km por hora en una moto, pero nunca se ve realmente, al igual que en otros deportes, todo el sacrificio y trabajo diario que hacen los pilotos, en este caso, en casa. Ya sea en entrenos, el tiempo que pasas fuera de casa, viajes, el cansancio, lesiones… Es una parte que no se habla mucho a veces, pero que también está ahí, que no se puede olvidar, y en este caso pueden ser lesiones más graves por el tipo de deporte que implica y el riesgo que implica el motociclista. Es un entorno muy competitivo, ves muy cerca a los deportistas, a los pilotos, y ves que hay un cierto clima de tensión o que están bajo mucha presión a la hora de rendir o a la hora de competir durante la temporada. El factor psicológico también es clave, pero también depende mucho de la personalidad que tiene cada piloto.
En mi caso, estoy con cuatro y cada uno es completamente diferente al otro, entonces tienes que saber también cómo es cada uno de ellos, ver sus tiempos, cómo trabajan.
Desde el equipo de comunicación, ¿existe algún tipo de protocolo o filtro para amenizar la presión que llega a los deportistas y evitar que se vean tan afectados por lo que puedan decir desde fuera?
Personalmente, les digo que intenten no hacer mucho caso a las redes sociales. Al final, cuando las cosas van bien, todo el mundo es maravilloso, pero cuando vienen mal dadas, ahí es cuando se ve quién realmente está contigo. Sabemos el doble filo que tienen ahora mismo las redes, que cada vez son más tóxicas. Incluso cuando ganas, hay veces que te critican. En esos casos, les digo que se centren en su trabajo, que hagan un “reset” y piensen en la próxima carrera. También, cuando termina toda la acción en pista y empiezan a bajar revoluciones, intento trabajar con ellos en momentos más calmados. No dejan de ser personas con estados de ánimo, y es importante respetar eso. A veces es mejor esperar a que estén más tranquilos para evitar hablar en caliente, porque ahí es cuando vienen los problemas y las polémicas crecen.
¿Qué hábitos comunes comparten los pilotos para mantenerse tranquilos, calmarse y estar en plena forma?
Son muy de rutinas. Aunque sean diferentes, todos tienen hábitos marcados, como calentamientos antes de subirse a la moto o ciertas manías, como subir siempre desde el mismo lado. Esas rutinas y la constancia, tanto dentro como fuera de los circuitos, son fundamentales. Además, el entorno juega un papel clave para mantener la estabilidad.
Hablaba de redes sociales, ¿cómo se gestiona la imagen de los pilotos?
Depende de la política del equipo, pero nosotros intentamos mostrar la parte humana del piloto, lo que no se ve. La gente está cansada de las típicas fotos en curva; quieren conocer al deportista detrás del casco. Sin embargo, debemos equilibrar eso con las exigencias de los sponsors y cuidar la imagen que proyectamos. Aunque los pilotos gestionan sus redes, les damos sugerencias. Las redes son un escaparate más, nos guste o no, pero intentamos que reflejen tanto el lado personal como el profesional.
¿Cómo influye la relación con los patrocinadores en las rutinas de los pilotos?
Gestiono la agenda de entrevistas y actos, buscando momentos adecuados para no romper demasiado sus rutinas. Por ejemplo, intentamos concentrar actividades con sponsors los jueves, cuando hay menos acción en pista. En casos puntuales, ajustamos según la importancia del patrocinador. Con pilotos tan jóvenes, de 18 años, hay que enseñarles que esto es parte del trabajo. A veces no les gusta, pero hacer feliz a un fan o cumplir con un patrocinador es importante y tiene su recompensa.
¿Cree que empezar tan jóvenes puede ser más beneficioso o perjudicial para ellos?
Es un sacrificio enorme. Por ejemplo, con José Antonio Rueda, alcanzar la victoria fue un momento en el que todo el esfuerzo valió la pena. Sabemos que los jóvenes en la élite renuncian a experiencias normales de su edad, pero son conscientes de que es el precio por perseguir su sueño. Si no eres constante y no te sacrificas, no puedes competir al más alto nivel.
No todos pueden ser campeones del mundo al final del año, solo uno. ¿Cómo gestionan esa presión?
Son muy conscientes de que, si no lo dan todo, no podrán lograrlo. Por ejemplo, ves que un piloto hace un quinto puesto, que es el mejor resultado de la temporada, y aun así está enfadado. O logra un tercer puesto y está frustrado. A veces intento hacerles ver la parte positiva, pero no es fácil debido al nivel de competitividad que tienen, incluso con ellos mismos. No se trata solo de competir contra los demás, sino contra su propia mentalidad de «quiero más, quiero más». Sin esa mentalidad, no puedes llegar tan alto. Ellos son los primeros que deben creérselo y están dispuestos a sacrificar muchas cosas para alcanzar la cima. Han apostado todo, han hecho un «all-in«, y por eso están donde están.
Desde fuera, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrentan para mantener ese nivel de excelencia?
Hoy en día, la constancia. En motociclismo, hay cada vez más carreras y más juntas. Una lesión grave puede hacerles perderse dos o tres carreras, y eso dificulta mucho remontar y volver a la pelea. También es crucial cometer los menos errores posibles, porque hay factores externos, como un toque con otro piloto, que pueden arruinar una carrera. Es una competencia muy difícil de gestionar.
Cambiando de perspectiva, ¿qué percepción tienen los aficionados sobre los pilotos?
En mi caso, trabajamos en categorías más pequeñas, aunque somos muy competitivos. Con Pedro Acosta, por ejemplo, hemos notado que, cuando los resultados son buenos, las cifras en redes sociales se disparan. Sin embargo, cuando no estás constantemente ganando, la atención puede estancarse un poco. Creo que la percepción del público depende mucho de lo que ven en televisión o en redes sociales, pero eso es solo una parte del piloto. Al final, el público ve un personaje, pero detrás hay una persona con su propia vida.
Cada vez parece más importante mostrar la faceta personal del piloto, más allá de la pista. ¿Qué estrategias utilizan para conseguirlo?
No mostramos su vida en casa, pero intentamos abrirnos más en redes sociales. Cosas tan simples como las rutinas de los pilotos antes de una carrera llaman mucho la atención. Aun así, respetamos sus espacios personales, especialmente en momentos clave como la clasificación o el día de la carrera. Todo se hace de forma progresiva, tanto para el piloto como para el equipo. Tampoco se trata de exponerlos en sus momentos más vulnerables, ya que, aunque ese contenido puede tener mucho tirón, también los hace más susceptibles al odio de las redes.
P: ¿Qué tan importante dirías que es para un piloto o un equipo tener esa presencia en redes sociales?
R: Hoy en día es fundamental. Por ejemplo, en España, donde ver motociclismo es de pago, llegar a un público más joven es complicado. Las redes sociales son una herramienta clave para conectar con ellos y mantener su interés. Un joven de 18 años probablemente no pueda costearse todas las suscripciones necesarias, así que las redes se convierten en su principal fuente de contenido. Entonces, claro, las redes sociales ahora mismo son una plataforma muy importante para que des visibilidad a tu patrocinador, a tu equipo y a tus pilotos, porque es mucho más difícil. Con el fútbol, por ejemplo, creo que está pasando exactamente lo mismo. Cada vez es más difícil que puedas acceder a consumir ese producto. No quiere decir que sea un mal producto, sino que está siendo simplemente más difícil poder acceder a él. Para llegar a otros públicos que antes no se llegaba, basta fijarse, por ejemplo, en las audiencias cuando ponen una carrera en abierto. Es que se disparan.
Las redes sociales ahora juegan un papel importante, ¿cree que este cambio ha sido muy acelerado?
Ha cambiado muchísimo. Cada vez se les da más importancia a las redes sociales. Ahora veo que hay más videógrafos en los equipos, dedicados exclusivamente a generar contenido en vídeo. Tener a alguien grabando reacciones del equipo, del piloto…En las últimas vueltas de una carrera importante, como cuando David Muñoz ganó su primera carrera, capturar la reacción del equipo fue algo especial. Es contenido que conecta con la audiencia. Pero, claro, hay limitaciones por los derechos de imagen, especialmente, en eventos como estos. A veces no puedes generar tantas imágenes como quisieras o hacer ciertos contenidos para los patrocinadores. Sin embargo, creo que poco a poco están siendo más flexibles. No es algo que suceda de golpe, pero sí veo que ceden un poco más y permiten más licencias para hacer cosas en los circuitos.
Al avanzar hacia esa exposición más pública, ¿no hay también una paradoja, entre mostrar todo y proteger la privacidad del piloto?
Exactamente. Hay situaciones en las que se hace complicado. Me ha pasado ver pilotos llegar al box después de un mal día, llorando porque están frustrados. En esos momentos ves a cámaras acercándose demasiado, y tienes que intentar proteger al piloto. No puedes prohibirles grabar porque están haciendo su trabajo, igual que tú haces el tuyo. Yo también he sido periodista y entiendo lo que es intentar hacer tu trabajo lo mejor posible. Pero hay veces en las que toca decir, con educación, “por favor, no te acerques tanto”. A veces incluso te metes un poco en medio para intentar proteger al piloto o evitar mostrar detalles sensibles, como la moto dañada después de una caída. Con las marcas también hay restricciones de privacidad, y en esos casos, proteger es fundamental.
¿Cree que esta relación entre exposición y privacidad seguirá siendo un desafío para el futuro?
Sin duda. A medida que crece la demanda de contenido y la accesibilidad se vuelve más complicada, la presión para mostrarlo todo seguirá aumentando. Pero la clave estará en encontrar ese equilibrio, en saber hasta dónde abrirse sin comprometer al piloto o al equipo.
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