Desde 2010 se ha incrementado un 16% las personas ‘sin techo’ en Zaragoza, según estudios realizados en el último trimestre por la Cruz Roja en la capital aragonesa. La complejidad del fenómeno hace que esta cifra tenga matices muy diferentes según qué organización o ámbito se refiera a ella. Por ejemplo, en los últimos años, el Albergue Municipal de Zaragoza registra un 40% menos de ocupación.
Trescientos voluntarios recorrieron el 22 de noviembre las calles de Zaragoza y contabilizaron 187 individuos que dormían a la intemperie. Este dato no refleja todos los perfiles de las personas que acuden a los centros de acogida. Se diferencian, en primera instancia, aquellos sin hogar, seguido por la gente sin recursos alimenticios, familias que requieren de guarderías gratuitas y todas aquellas personas que tienen un trabajo precario y que no pueden costearse una vivienda.
La capital aragonesa cuenta con distintos tipos de asociaciones y centros destinados a la intervención social. Hermandad de Ntra. Sra. del Refugio y Piedad, el Albergue Municipal, Cáritas Diocesana y el comedor social de la Parroquia del Carmen son algunas de las instituciones encargadas a la atención de los más necesitados.
“Llevo cinco años sin trabajar y me da vergüenza salir a la calle a pedir, por eso vengo a estos comedores para poder llevarme algo a la boca”, comenta John Essuman, desempleado ghanés. El comedor social de la Parroquia del Carmen lleva 36 años en funcionamiento todos los días del año. Cuenta con unas instalaciones con cabida para 117 personas pero la asistencia máxima podría llegar a 190. “Contamos con ocho o diez voluntarias en la cocina, y en la calle hay seis voluntarios más que reparten tarjetas de acceso al comedor a los sin techo”, explica Isabel Aliaga, coordinadora de cocina de la parroquia.
Otros de los servicios que ofrecen este tipo de centros es el alojamiento, como es el caso del Albergue Municipal de Zaragoza. “Tenemos 85 habitaciones individuales, más 11 apartamentos, más dos espacios de emergencias con 14 y 12 camas respectivamente, más un espacio para los mendigos de la ciudad con otras 12 y luego cuando todo eso se nos desborda ya en emergencias, entonces habilitamos en colchonetas espacios como la propia sala de televisión”, explica Gustavo García Herrero, director del Albergue Municipal desde hace 16 años.
Este centro ha experimentado un descenso anual en la ocupación, y ha pasado de 4.353 personas en 2001 a 2.600 personas en lo que va de año, algo significativo dada la actual situación económica. “La respuesta es que no hay más personas que usen el albergue, lo que no quiere decir que haya menos personas en la calle, que es distinto. El albergue lo usan personas que a veces no son personas sin hogar, sino que son trabajadores precarios que vienen en busca de trabajos temporeros en la fruta, en la vendimia, y como Zaragoza esta en un lugar de paso, se nota mucho en esos momentos. Entonces desde que ha empezado la crisis muchas de esas personas ya no vienen, porque ¿para qué van a venir si saben que no van a tener trabajo?”, explica García Herrero.
A diferencia del Albergue Municipal, el Refugio de Zaragoza ha sufrido un aumento de usuarios. “Hace dos años y medio venían aquí 30 familias al mes a buscar alimentos, con la crisis esto ha aumentado y tenemos lista de espera de 90 personas”, dice Manuel Marqueta Arias, hermano mayor del refugio. El centro dispone de un colectivo de 400 voluntarios que ofrecen 200 comidas diarias.
Una de las iniciativas que hace particular al Refugio de Zaragoza, es su iniciativa “La gota de leche”. Es un área donde atienden a 350 niños al año desde que nacen y hasta que cumplen 14-16 meses de edad, tiempo en el que se les da asistencia pediátrica, se les alimenta y también a sus padres que son personas necesitadas. “En la guardería tenemos a 57 niños de 19 nacionalidades distintas y cuatro continentes. El coste de la guardería son 16.000 euros mensuales, y lo que nosotros recaudamos son 4.000 euros. Los niños vienen a las nueve de la mañana y se van a las cinco de la tarde”, apunta Marqueta Arias.
Por otro lado, otra de las instituciones con proyectos para los ‘sin techo’ es Cáritas Zaragoza. “El objetivo de este proyecto es ofrecer y realizar en su caso, un proceso de acompañamiento social a aquellas personas que sufren un proceso más o menos grave de desarraigo, reestructuración social, aislamiento social o marginación. Trabajando conjuntamente con el individuo de sus necesidades, su historia e iniciando así un proceso de recuperación”, indica Margarita Torrejón, gestora de la información de Cáritas Zaragoza.
No es solo una organización la que se ocupa de apoyar este problema de intervención social, son todo un conjunto de organizaciones las que trabajan de manera coordinada y en colaboración, para poder sacar adelante el día a día de estas personas con graves contratiempos.
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