Hacer de la economía un motor de cambio de la sociedad para hacerla más justa, solidaria y sostenible. Con esa premisa, Javier Ortega, presidente y fundador del Grupo La Veloz y ex presidente de REAS (Red de Economía Alternativa y Solidaria), y José Manuel Gracia, de la Asociación Financiación Solidaria y de COOP 57, visitaron el jueves la Universidad San Jorge. Repasaron los fundamentos teóricos de la conomía social, explicaron algunos proyectos en profundidad y se detuvieron en su relación con la banca ética.
José Manuel Gracia aclaró los principios básicos de esta forma alternativa de economía, basada en el trabajo y la asociación de los trabajadores. “Economía social hace referencia a todas las cooperativas en las que los trabajadores se unen con un fin propio y beneficio común, a aquellas empresas en las que lo importante es el desarrollo personal y social de sus trabajadores y no el ánimo de lucro”, destacó Gracia.
Los principios de cualquier empresa social son: la equidad e igualdad dentro de la empresa independientemente del sexo, edad, discapacidad o cargo del empleado; el trabajo como aquello que permite el desarrollo de las capacidades; responsabilidades del empleado con el medio ambiente a corto y largo plazo; sin carácter lucrativo, las empresas deben ser eficientes sin centrarse en conseguir el mayor beneficio a costa de los demás; la cooperación como un valor más humano, rentable y eficaz y el compromiso con el entorno.
Normalmente, la economía solidaria se encuentra dentro de la economía social aunque no siempre van unidas. La economía solidaria engloba todos los servicios de carácter público prestados por asociaciones sin ánimo de lucro, como las fundaciones u ONGs. Sus entidades pretenden satisfacer las necesidades de la sociedad a las que el sistema económico no da respuesta. Estas asociaciones se van uniendo para tener más fuerza como en el caso de REAS, red de redes.
Este sistema económico rechaza la cultura de los principios capitalistas que buscan el máximo beneficio al menor coste sin prestar atención al sistema de producción. Por ello, la economía social y solidaria propone a la ciudadanía reclamar su poder económico para construir un sistema de convivencia igualitario en un planeta sostenible. “Nuestros actos como consumidores tienen consecuencias. El comprar en una gran superficie no tiene la misma repercusión que hacerlo en un pequeño comercio, por ejemplo. A través de nuestras acciones favorecemos a un modelo económico u otro”, señaló Ortega. De hecho, el consumo responsable es una de las bases de esta economía.
Ambos ponentes destacaron en todo momento la capacidad de los consumidores para crear alternativas que no aumenten los beneficios de unos pocos a costa de la inclusión y pobreza de otros. Por ello, Javier Ortega quiso compartir su propia experiencia para demostrar que hacer algo diferente es posible.
Javier Ortega se enfrentó a la crisis económica de 1993 montando junto a unos amigos una cooperativa, la primera ecomensajería. “La veloz” se encarga del transporte urgente y de la distribución de documentación y paquetería. Intenta ser económicamente viable respetando el medioambiente por lo que su transporte dentro del casco urbano se realiza en bicicleta.
“La veloz es un claro ejemplo de que se puede competir contra el resto de empresas haciendo las cosas de forma diferente”, resaltó Ortega. La ecomensajería se basa en un componente empresarial más allá del factor económico, en una autogestión horizontal con equidad salarial y una gran valoración de la incidencia externa de sus acciones. Lleva funcionando ya 19 años y entre otros reconocimientos empresariales, fue finalista en el Premio Aragonés a la Responsabilidad Social de las Empresas en 2004 y ha obtenido numerosos galardones.
Este éxito impulsó a sus fundadores contribuir en 1996 con un proyecto de reinserción social junto a la Asociación de Vecinos del Casco Histórico dedicado a la venta y reparación de bicicletas, Recicleta. Este proyecto pasó a formar parte del Grupo La Veloz en 2004. También en 2001 crearon la asesoría Nabata, dirigida a todos los emprendores de entidades sociales y solidarias que necesiten la consultoría o el apoyo del que en su momento careció la ecomensajería.
José Manuel Gracia, al igual que Ortega, es miembro de Coop57, una cooperativa que destina sus recursos a dar préstamos a proyectos de economía social y solidaria que promuevan el empleo, el asociacionismo y la solidaridad en general así como la sostenibilidad sobre la base de principios éticos y solidarios. “Es otra forma de economía que intenta dar crédito a quien la banca comercial no se lo da”, defiendió el cooperante.
Su principal diferencia con los bancos convencionales es que esta forma de financiación apuesta por el protagonismo de las personas en el ejercicio económico. Para ello, cualquier persona que deposite su dinero en estas entidades como socio colaborador decide a qué proyecto destinarlo y está ligado a él acudiendo a sus asambleas y conociendo a sus trabajadores.
Se puede unir a ella cualquier entidad de economía social y solidaria que sea socialmente útil y comparta sus principios de coherencia, compatibilidad, democracia, transparencia y desarrollo local y arraigo social. Se encuentra dentro de lo conocido como banca ética y cada vez cuenta con más socios colaboradores que le confían su dinero, según apuntó Gracia. Otras de las entidades más conocidas a nivel nacional son Fiare o Triodos
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