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Los pequeños empresarios abren nuevos caminos en tiempos de crisis

La economía aragonesa sigue pagando las consecuencias de la crisis. Más de 100.000 personas han perdido su empleo en los últimos años y se espera que el paro siga creciendo en los próximos meses. En 2011, el número de Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) aumentó un 12% con respecto al 2010. Además, a nivel nacional, uno de cada tres empleados ha agotado su prestación por desempleo. A pesar de estos datos, gracias a las oportunidades que ofrece la economía social (también conocida como tercer sector) muchos trabajadores han decidido crear una empresa por cuenta propia con el objetivo de sortear los efectos de la situación económica actual.

“En tiempos de crisis, la creatividad, la estrategia, el trabajo y la previsión de futuro son los ingredientes de la receta que permitirá a las empresas anticiparse a los vaivenes de los mercados”, aseguraba el consejero de Economía y Empleo, Francisco Bono, durante la inauguración de la VIII edición del Foro Aragón Empresa. En dicho acto, el consejero afirmó que, pese a las dificultades, “estamos en un momento fértil y creativo que posibilita que aparezcan nuevas ideas”. Por todo ello, las iniciativas empresariales surgidas en los últimos años, muchas de ellas avaladas por la economía social, cobran una importancia especial en el sector económico aragonés.

Uno de los pilares de la economía social es que el trabajo y el bienestar de los socios prevalecen sobre el capital. Este hecho permite que los trabajadores unan sus fuerzas y se asocien en cooperativas, sociedades laborales o mutuas en las que el interés general prima sobre el particular. En Aragón, la economía social genera el 3,5% del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad y la Asociación Aragonesa de Cooperativas y Sociedades Laborales (ASES) se encarga de representar a más de 350 empresas privadas de las 1.560 existentes.

Durante la crisis, cerca del 7% de las empresas de economía social se han visto obligadas a echar el cierre. No obstante, desde ASES se asegura que, en los últimos años, muchos de los trabajadores que han perdido su empleo han decidido establecerse por cuenta propia. Y es que, en vista de la situación, muchas personas han decidido crean su propio puesto de trabajo.

José María Andrés Navarrete, gerente de ASES, asegura que “las empresas pertenecientes al ámbito de la economía social han vivido la crisis de un modo similar al del resto de organizaciones”. Andrés confirma que las mayores afecciones se han dado en las PYMES, aunque “ha habido grandes compañías que se han tenido que acoger a un ERE para seguir adelante”. A pesar de todo, el gerente de ASES afirma que “este tipo de organizaciones empresariales han aguantado un poco mejor la crisis porque disponen de una mayor elasticidad que el resto de opciones”.

Según Andrés, “las organizaciones representadas en ASES tienen ‘la ventaja’ de poder apretarse más el cinturón que los trabajadores por cuenta ajena, ya que están bastante más dispuestas a reducir salarios o trabajar más tiempo”.

Las características propias de la economía social hacen que, tras haber perdido el empleo, muchos trabajadores decidan emprender una aventura empresarial en solitario. Elena Barriendo, técnico de ASES, asegura que “montar este tipo de sociedades no tiene por qué suponer un gran desembolso económico”. De este modo, sostiene que “con poco dinero de muchos bolsillos se puede sacar adelante un proyecto empresarial”.

Barriendo afirma que “el número de solicitudes de información para crear este tipo de negocios ha aumentado en el último año, sobre todo, entre las personas de más de 45 años”, y añade: “Muchos deciden usar su prestación por desempleo para financiar una nueva compañía. Con ese dinero, una pequeña inversión inicial y un par de socios, se crean nuevas empresas, la mayoría de ellas sociedades laborales, donde el 51% del capital está en manos de socios que trabajan en su propio negocio”. Del mismo modo, el gerente de ASES, José María Andrés, destaca que este tipo de iniciativas también se da entre los más jóvenes: “Ellos no se quedan parados. Si no hay posibilidad de entrar al sector privado tienden a montar su propia empresa y, por tanto, ser autónomos”.

A nivel nacional, más de 2 millones de personas están vinculadas con el tercer sector, cuya facturación anual ronda los 86.000 millones de euros (el 8% del PIB). El descenso del consumo en los últimos años también ha afectado a este tipo de empresas. Sin embargo, Andrés se muestra optimista y  pronostica que “con un poco de esfuerzo, la economía social sobrevivirá y seguirá existiendo muchos años más”.

Escrito por: Jorge Lisbona

Universidad San Jorge