Alfonso Corral, profesor en la Universidad San Jorge, está realizando una tesis doctoral sobre la primavera árabe y todo lo que a este tema respecta: terrorismo islámico, igualdad y derechos.
María Ángeles Penella y Patricia Esquillor.- ¿Cómo es la situación actual de los países que han vivido su primavera árabe particular?
Alfonso Corral.- Son muchos los Estados que han sufrido la primavera árabe en su seno. Esta semana, por ejemplo, hemos comprobado como el Gobierno tunecino rechazaba la sharia (la ley islámica) como una de las fuentes principales de la nueva legislación. Por otro lado, en Siria la represión continúa mientras el bloque occidental espera el voto favorable de rusos y chinos para tomar parte en el conflicto, pues la cifra de muertos supera los 8.000 en estos momentos según el Observatorio de Derechos Humanos. Después, en Egipto parece que la revolución se encuentra en un punto muerto, es decir, no evoluciona a la velocidad que podía esperarse, pero ya se sabe que estos procesos son lentos y están cargados de contratiempos. En cambio, Libia espera con ánimo la celebración de las elecciones de junio para formar el gobierno que redactará la nueva constitución. Sin embargo, estas generalizaciones no son provechosas y habría que profundizar detalladamente en cada uno de los casos.
M.A.P. y P.E.- ¿Han tenido efectos positivos esas revoluciones?
A.C.- Por supuesto, siempre y cuando pensemos en la población, en el ciudadano que decide manifestarse para mejorar su situación. La historia ha demostrado que los valores democráticos son buenos. Eso sí, toda democracia debe ampararse en unos mecanismos de control al servicio de la nación, como, por ejemplo, un poder judicial eficaz e independiente. De todos modos, los efectos de las revoluciones deberán estudiarse a largo plazo. Pese a que ha pasado más de un año desde que todo comenzara en Túnez, todavía es pronto para posicionarse cuando las personas han permanecido sumidas a estos tiranos durante tanto tiempo.
M.A.P. y P.E.- El terrorismo ha vuelto a Occidente tras los asesinatos en Toulouse, ¿cree que estos terroristas se forman en Europa o que por el contrario son instruidos en sus países de origen?
A.C.- Por regla general, estos terroristas reciben adiestramiento en Afganistán o Pakistán. Se desconoce todavía si Mohamed Merah pertenecía a Al-Qaeda, pero en estos lugares esta organización terrorista cuenta con bastante poder. En el caso de Merah se sabe que estuvo allí, es más, los servicios de inteligencia de Estados Unidos conocían que Merah había viajado a Afganistán. Sin embargo, el pasado 12 de marzo un inmigrante marroquí de culto suní atacó una mezquita de culto chií en Bruselas causando la muerte de su imán. El móvil de su ataque, según su comparecencia ante los tribunales belgas, fue la desesperación por el conflicto sirio, pues culpa de ello a los chiíes.
M.A.P. y P.E.- ¿La defensa de su religión es la única causa de este terrorismo?
A.C.- La defensa de la religión es una de las causas de los atentados, pero la venganza muchas veces juega un papel superior. Volvamos al pasado y pensemos en los atentados del 11M. ¿Fueron realmente por la defensa de su religión? ¿Por qué Merah atenta contra esas personas concretamente? La respuesta parece sencilla.
M.A.P. y P.E.- En el último acto de un supuesto miembro de Al-Qaeda (asesinatos en Francia), ¿el fin principal de estos hechos fue la defensa de su religión?
A.C.- En el caso de sus primeros actos contra los militares magrebíes, desde la distancia, puede parecer que sí. Sin embargo, se cree que sus último asesinatos, los del colegio judío, se realizaron de manera indiscriminada. Podemos pensar que Merah se movía por la islamofobia, el antisemitismo o que simplemente se trataba de un perturbado que grababa sus atentados.
M.A.P. y P.E.- ¿Es tan extrema la situación de estos países y por eso no les importa morir por conseguir sus objetivos?
A.C.- La muerte de Merah ha impedido conocer cuáles eran sus objetivos. Él había nacido en Francia, mientras que sus padres sí eran de procedencia argelina. A mi juicio resulta impensable que actuara guiado por la situación en la que se encuentra Argelia. Por el contrario, el odio y los fallos en la integración de los inmigrantes, unido a la facilidad con la que se accede a este tipo de adoctrinamiento en la red han podido ser las verdaderas causas. Son cosas distintas.
M.A.P. y P.E.- ¿Cómo consiguen que la religión sea tan importante en la vida de estas personas? ¿Cree que uno de los motivos puede ser la falta de desarrollo «internacional»?
A.C.- Nunca se puede entender una religión como el islam desde una cultura tan diferente como la europea, que ha bebido tanto del cristianismo. Para los auténticos musulmanes el islam es el componente principal de sus vidas, todo lo hacen por Alá. Y cuando me refiero al auténtico musulmán no debe entenderse al simpatizante de Al-Qaeda, al salafista, al islamista, hablo del ciudadano de la calle, el trabajador, el estudiante. Hans Küng explica que el cristianismo también fue así en el pasado, pero que ha evolucionado hasta pasar a ser más bien un componente cultural en la vida de muchos europeos en la actualidad. Buena culpa de ello tienen el protestantismo, las revoluciones liberales, la revolución industrial o el surgimiento de movimientos como el marxismo, el anarquismo o el socialismo. En cuanto al desarrollo internacional, ¿no le parece lo suficientemente importante cómo se han articulado estas revoluciones por medio de las redes sociales? Los árabes son plenamente conscientes de lo que pasa en el mundo, debemos derribar los viejos estereotipos. Los jóvenes saben hasta dónde se puede llegar cuando se pierde el miedo. No somos el ombligo del mundo.
M.A.P.y P.E.- Tras estas revueltas, Túnez y Marruecos celebraron elecciones en las que las fuerzas islamistas fueron las más votadas. ¿Tiene Occidente que preocuparse por este hecho?
A.C.- El islamismo también ha triunfado en Egipto y seguramente lo hará en Libia, pero nunca hay que confundirlo con el fundamentalismo o el salafismo. En Alemania, la canciller Angela Merkel pertenece al partido Democracia Cristiana y nadie se escandaliza. En el caso de Egipto, el partido islamista Justicia y Libertad de los Hermanos Musulmanes ha sabido estar cerca de los ciudadanos.Son países sin apenas tradición democrática y, por el momento, la mayoría de los egipcios no quieren eslóganes occidentales y sí un trozo de carne o pan para llevarse a la boca. Estos partidos islamistas fomentan la beneficencia, es decir, ayudan a las personas en su día a día, con sus problemas. Hay que superar los clásicos prejuicios. Occidente lleva mucho tiempo interfiriendo en la vida de las naciones árabes. Debemos dejar que los pueblos evolucionen en su seno, eso sí, fomentando el diálogo, la paz y las relaciones internacionales. Muchas veces este diálogo se crea para sacar provecho de las energías (petróleo y gas) o de las cuestiones geoestratégicas (el conflicto palestino-israelí). En mi opinión, este tipo de relaciones deberían ser mucho más solidarias.
M.A.P. y P.E.- Además, próximamente (12 de mayo), el país más poblado del Magreb, es decir, Argelia, va a celebrar unos comicios electorales. Las encuestas dicen que habrá mayoría islamista en el Parlamento. ¿Cree que esto puede provocar la revolución que no se llevó a cabo el año pasado?
A.C.- Argelia ya ha vivido su propia revolución. Fue uno de los primeros países que sufrió manifestaciones y enfrentamientos por unas fuertes subidas de precios en productos de primera necesidad durante los primeros días de 2011. Además, el Gobierno está llevando a cabo importantes reformas (Ley de Partidos, Ley de Prensa, etc.). Más que una revolución, las elecciones pueden producir una situación que parece preocupante: el auge de las posiciones islamistas significó una cruenta guerra civil a lo largo de los años noventa. Habrá que permanecer expectantes.
M.A.P. y P.E.- Si tuviera que valorar del 1 al 10, el poder que los grupos terroristas islámicos tienen en los países árabes, ¿qué nota le pondría?
A.C.- Siempre es infructuoso valorar un tema como el terrorismo. Simplemente diré que la gran mayoría de los árabes sienten dolor y, como todas las personas en su sano juicio, detestan este tipo de actos. Una de las proclamas que se escuchó con el asesinato de Bin Laden decía que “las revoluciones árabes mataron a Bin Laden antes de que lo hicieran los americanos”. Los árabes son pueblos pacíficos y lo han demostrado. No se puede poner en duda, basta con volver la vista a Tahrir. No hay que extrapolar lo común de una minoría a la gran mayoría, caeríamos en un craso error.
Escrito por: María Ángeles Penella y Patricia Esquillor, alumnas de 4º de Periodismo en la Universidad San Jorge.
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