Entrevistas

Julián Giral, piloto profesional de motos y estudiante USJ: «Apostar todo para no ganar nada, mentalmente, te destroza»

Por Pilar Bernal

Cada vez son más quienes reivindican la importancia de la salud mental en el mundo del deporte de élite. La gimnasta olímpica Simone Biles, el nadador Michael Phelps o el futbolista Andrés Iniesta han sido algunos de los deportistas que se han atrevido a contar la  parte más compleja y oscura del deporte. Como ellos, el alumno de la Universidad San Jorge, Julián Giral (Zaragoza, 2002), piloto profesional de motociclismo y actual subcampeón de España en el Campeonato de Superbikes, ha querido sumarse a esta lista hablando de la importancia de la parte mental en el mundo deportivo.

¿Cuánta importancia tiene tener una buena salud mental a este nivel de exigencia?

El motociclismo es un deporte que, más allá de lo físico, es muy mental. Se coordinan muchos movimientos y el nivel de tensión es muy elevado. Es primordial tener buena salud mental para mantener el ritmo y nivel que quieres.

«Te das cuenta de que se te acaban los recursos para seguir motivado»

Con diez años ya tenía un equipo que dependía de sus resultados ¿Cómo fue manejar toda esa presión siendo tan pequeño?

Son muchos años desde que empecé a correr y la presión ha ido cambiando. Cuando eres pequeño es como un juego, pero luego todo cambia. Cuando estás ahí, no te tratan como un niño, sino como un adulto y eso es duro. Hay que saberlo gestionar, ya que, dependiendo de cómo lo hagas, te puede pasar más o menos factura. Muchas veces, esas situaciones te cambian a nivel personal y te convierten en la persona que eres.

¿Cómo mantiene esa motivación y esa estabilidad mental cuando los resultados no acompañan?

No voy a mentir, es complicado. Al final, te tienes que hacer fuerte en los momentos duros, porque cuando todo va bien, siempre es fácil mirar hacia delante. La sensación de no ganar, de lesionarte, de caerte, es muy frustrante. Cuando trabajas y ves que los resultados no llegan, te planteas muchas cosas ¿Qué es lo que está pasando? ¿Debo cambiar el método de trabajo?¿Estoy progresando o no?

«Da igual lo que te hayas esforzado, si los resultados no acompañan, no sirve»

¿Ha tenido algún punto de inflexión donde se diera cuenta de que quizás debería prestar más atención a esa parte mental?

Sí, el punto de inflexión fue en 2019 y 2020 durante mi primer y segundo año del Campeonato del Mundo Junior en moto3, que además coincidía con los años de bachillerato. Eran muchas cosas para gestionar. Te das cuenta de que, poco a poco, se te acaban los recursos para seguir motivado. Ahí decidí contactar con un psicólogo. Necesitaba que alguien me aportará un poco de frescura mental. Muchas veces, cuando los deportistas trabajamos con psicólogos deportivos, es porque buscamos reordenar nuestra cabeza. Buscamos tranquilidad.

En ocasiones, los deportistas de élite son vistos como gente privilegiada que debería dar las gracias por su posición, pero ¿qué hay más allá de esa “parte bonita”?

Me ha pasado siempre. Al final, la gente que te sigue sólo ve los viajes que haces, los circuitos que recorres o las experiencias que vives. Por lo que, de cara a la galería, parece todo fantástico. No obstante, no todo son privilegios. Muchas veces me pondría en el lugar de ellos. Cuando eres deportista poca gente o nadie se fija en lo que hay detrás. No se valora el esfuerzo que tienen unos u otros, ni a todo a lo que se renuncia.

La gente suele fijarse más en los trofeos que ha conseguido, pero no en las horas que hay detrás ¿Esa creencia le ha hecho ser más duro consigo mismo?

Sí, pero también creo que en el deporte tienes que ser duro, autocrítico. Debes afrontar la realidad cuando las cosas no salen y también cuando van bien. Al final, lo que queda escrito en los libros son los resultados de cada año. No hay otra forma de calificar el éxito. La calidad de un piloto se mide en los campeonatos que tiene. Da igual lo que te hayas esforzado, si los resultados no acompañan, no sirve. Es muy común poner en duda a muchos deportistas por sus resultados pensando que no trabajan lo suficiente y muchas veces, es justamente lo contrario.

«La presión me influyó mucho y las caídas que tuve fueron un reflejo de mi salud mental»

¿Ha pensado alguna vez que había fracasado solo por no llegar a donde los demás esperaban?

Sí. Los éxitos y fracasos se miden por los resultados que tienes, pero, no solo en el deporte, sino en la vida en general. El éxito se alcanza muy pocas veces. En una carrera de motos cuando salimos treinta pilotos, aunque el objetivo de los treinta sea ganar, solo uno conseguirá la victoria.

¿Recuerda algún momento crítico en su carrera como deportista?

Uno de los días más duros como deportista fue en el año 2020, que además coincidía con mi cumpleaños. Era plena pandemia, los calendarios de la temporada cambiaron y la selectividad me tocó en medio de la competición. Renuncié a la EVAU para hacerla en septiembre y así poder disputar las carreras. Era uno de los años más importantes de mi carrera. Si no lo hacía bien en ese campeonato, que era el trampolín al mundo de MotoGP, estaba fuera. Llegó el día de la carrera. Cuando estaba remontando posiciones me caí. Después de ese cero vinieron varios más, peleando incluso por la victoria en muchas carreras. Llegué a Motorland, el circuito de casa, y me fisuré el dedo. Eso me impidió correr el resto de la temporada.

Giral afirma que «los niveles a los que se lleva el cuerpo cuando estás en una competición tan extrema, son antinaturales».

¿Cómo valora ese año?

En lo que a números se refiere la temporada fue un desastre, pero a nivel de trabajo diría que ha sido la temporada donde más he trabajado, con entrenamientos dobles o incluso triples a lo largo del día. Todo para conseguir cero puntos en un fin de semana. Entonces, te das cuenta de que todo lo que pudo salir mal, salió mal. La presión me influyó mucho y las caídas que tuve fueron un reflejo de mi salud mental. Apostar todo para no ganar nada, mentalmente, te destroza.

Un estudio llevado a cabo con deportistas de alto rendimiento llegó a los resultados de que un 40% sufrió trastornos alimenticios ¿Cómo se gestionan esas dietas?

Ahora que corro en categorías donde las motos son mucho más potentes, dos o tres kilos no se notan, pero cuando estaba en moto3, donde las motos eran más pequeñas, un kilo era un mundo. Las dietas eran duras y con catorce o quince años tener que pasar hambre se hace duro, sobre todo siendo deportista, donde la cantidad de estrés que lleva el cuerpo tanto a nivel físico como mental es enorme.

¿Qué era lo más complicado?

Es difícil llegar a casa después de entrenar todo el día y comerte una ensalada. Durante los fines de semanas muchas veces nos alimentábamos de arroz blanco, pechuga y café para mantenernos activos y eso para el cuerpo es una bomba de relojería. El deporte de élite es así, cuando las diferencias son mínimas, tienes que buscar alguna ventaja por algún lado. Por eso, pienso que el deporte de élite no es sano. Los niveles a los que se lleva el cuerpo cuando estás en una competición tan extrema, son antinaturales.

Con todo lo que hay detrás: la presión, el dinero, las expectativas ¿Disfruta de las carreras?

Sí, pero se disfruta de una forma diferente de cuando eras pequeño. De pequeño lo ves como un hobbie. Luego empiezas a entrenar cinco o seis días a la semana, la gente apuesta por ti y entonces, acaba siendo tu trabajo y ya no lo disfrutas de la misma manera, tienes esa presión de hacer las cosas bien.

«Si volviera a nacer lo repetiría aun sabiendo que estaría equivocado»

¿Han merecido la pena todos estos años?

No estoy seguro. Me he quedado a las puertas de MotoGP y, aunque sí que he llegado al Campeonato del Mundo de Superbikes, no he cumplido con el objetivo inicial. Diría que es un medio fracaso, medio éxito por nombrarlo de alguna manera.

Sabiendo lo que sabe ahora, ¿volvería a hacer lo mismo?

He vivido muchas cosas, muchas experiencias… también he renunciado a mucho. Mucho tiempo con mi familia, mucha tranquilidad y mucha paz, que eso no se valora muchas veces. Creo que la frase sería, como la canción de Fito y Fittipaldi «Me equivocaría otra vez» (Risas). Si volviera a nacer conociendo esto lo repetiría aun sabiendo que estaría equivocado. Al final, mi objetivo en la vida siempre ha sido ser el mejor, y no me cansaría de intentarlo.

Universidad San Jorge