La Compañía de Teatro Montearagón lleva casi 10 años celebrando funciones benéficas en Zaragoza. Han representado 16 obras diferentes para más de 15 asociaciones como ATADES, RED MADRE, ARAPRODE. Se trata de un grupo de padres y madres del Colegio de Fomento Montearagón que en 2008 decidieron empezar a actuar como un hobby, pero pronto se convirtió en una forma de ayudar a distintas asociaciones de la ciudad que lo necesitan. Paz Ríos, miembro de este grupo solidario desde el comienzo, cuenta cómo empezó todo y su experiencia personal.
Por: Isabel Armentia Eizaguerri
¿Cómo surgió la Compañía de Teatro Montearagón?
Todo empezó en octubre de 2008 cuando el profesor de teatro del colegio Jose Enrique López nos escribió una carta para ver si queríamos formar parte de un grupo de teatro de padres.
¿Qué le llevó a aceptar la propuesta?
Había muerto mi madre en el mes de mayo de ese año y me afectó mucho. Siempre vestía de negro, adopté un uniforme de luto. Tras seis meses, no terminaba de pasar el duelo y entré en un círculo del que no podía salir. Decidí apuntarme por hacer algo nuevo y salir de la rutina. Cuando llegué a casa, la noche después del ensayo, empecé a pensar en cómo iba ser el vestuario de mi personaje, en el tiempo que tenía para aprenderme el papel, ahí empecé a darme cuenta de que estaba ilusionada con algo.
El hecho de tener una meta, el proceso de estudiarme el texto, de diseñar y elaborar mis vestidos, todo ello ha hecho que me cambiara la vida.
¿Qué le aporta el teatro?
No solo me ha permitido desarrollarme como actriz, sino también poder diseñar, que es mi pasión. También poner en marcha los diseños que imaginaba para los personajes. Me ha permitido desarrollar mucho la imaginación. El hecho de tener una meta, el proceso de estudiarme el texto, de diseñar y elaborar mis vestidos, todo ello ha hecho que me cambiara la vida.
¿Cuando y cómo empezó a ser benéfico?
Estrenamos la primera obra en Navidad en el colegio, pero no tenía mucho tirón, aunque las obra era buena. La primera vez que lo hicimos fuera fue en la parroquia de Santa Engracia y en El Carmen. A raíz de ello se empezó a convertir en un proyecto solidario. Fue genial el estreno en el colegio, pero luego ya no iba a verlo nadie porque no tenía tanta repercusión. A partir del 2010, la crisis estaba totalmente instaurada, así que las asociaciones nos pedían ayuda porque les habían quitado muchas subvenciones.
Lo más importante es que sabemos el fruto que da nuestro trabajo y para que salga bien debe haber trabajo en equipo.
¿Todo el dinero va íntegro a las asociaciones?
Va destinado el 100% de la entrada. Ahora estamos recaudando una media de 2.000 euros por actuación. Tenemos que trabajar mucho en cada obra. Nosotros mismos llevamos el decorado de nuestras casas, elaboramos todos los trajes. Antes el escenario nos lo dejaban gratuito, pero ahora nos empiezan a cobrar por los gastos de iluminación y limpieza. Ahora pagamos por actuar. Cuando nos dicen qué mérito tenemos con lo que hacemos de forma altruista por estas asociaciones, yo digo que la recompensa es mucho mayor porque sentimos que recibimos mucho más de lo que damos .
¿Qué es lo que reciben?
Nos ha permitido encontrar nuevos amigos, tener un nuevo hobby y, además, todo repercute para gente que lo necesita. Es bueno para los demás y mejor aún para los nosotros. Nuestro director ha sido también un elemento de unión muy importante.
¿Cómo han perdurado tanto tiempo unidos?
Es sorprendente cómo un grupo de personas ya mayores hayan forjado esta amistad. Para estar unidos durante diez años tiene que haber un elemento de base que es el cariño que nos tenemos, hemos vivido experiencias que nos unen. Además, lo más importante es que sabemos el fruto que da nuestro trabajo y para que salga bien debe haber trabajo en equipo, tener una meta tan importante por la que trabajar es la clave. Ahora nos conocemos muy bien y, a veces, tenemos nuestras discusiones como en cualquier familia.
A partir del 2010 la crisis ya estaba totalmente instaurada, así que las asociaciones eran las que nos pedían ayuda.
¿Cuántos son en la compañía?
Ahora somos entre 23 y 25, un grupo de edad relativamente semejante. Como no hay obras para tanta gente nos dividimos en dos grupos, así nos permite hacer dos obras y colaborar con más asociaciones en la misma temporada.
¿Cuáles son los nuevos proyectos?
Esta temporada continuamos con “La venganza de la Petra” (Carlos Arniches) porque han entrado en nuestra lista de peticiones nuevas asociaciones como: Infancia Uganda para la que representaremos la obra en Daroca, Senior en Red y la Fundación A.P.E. También estamos trabajando en la adaptación que ha realizado D. Jose Enrique López, nuestro director, de «Qué bello es vivir», que estrenaremos próximamente.
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