Estudió en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha trabajado en Andalán, El Día, El Periódico de Aragón, El Mundo y Antena 3. Desde hace 15 años es director de contenidos de Radio Zaragoza. Asegura que la crisis ha repercutido en la calidad del periodismo y teme que la los recortes conviertan a la radio en un medio de segunda. Además, afirma que la rentabilidad económica se ha impuesto a la labor social de los medios de comunicación y no descarta nuevas reducciones de plantilla en las emisoras locales de la cadena SER en Aragón.
Dragón Digital.- Lleva 30 años en la profesión. Ha trabajado en medios como Andalán, El Día o El Periódico de Aragón. ¿Cómo fue trabajar allí?
Plácido Díez.-. En Andalán aprendí muchísimo, fue una escuela estupenda. Hacíamos muchas entrevistas y reportajes de denuncia. Era un periodismo muy próximo. De ahí di el salto a El Día, un periódico que nació en 1982. Fue una experiencia muy enriquecedora. Empecé como becario y llegué a ser director con solo 27 años. Posteriormente participé en la creación de El Periódico de Aragón, donde fui director adjunto. Montar un periódico es algo apasionante, pero al año y medio necesitaba cambiar. Llevaba mucho tiempo en prensa escrita y me fui a Madrid para aprender televisión. Tiempo después volví a Zaragoza y llevé la corresponsalía de El Mundo. Llegué a trabajar en el gabinete de comunicación del Gobierno de Aragón. Estuve dos años, pero necesitaba más ritmo y en 1997 me vinieron a buscar de la cadena SER. Yo no había hecho radio en mi vida, era de mentalidad escrita, pero he ido aprendiendo poquito a poco y ahora me encuentro muy a gusto. La inmediatez te engancha, poder contar las cosas casi en el momento en que se producen es muy adictivo.
D.D.- ¿Cómo ha evolucionado el periodismo desde entonces?
P.D.- Hemos pasado de un periodismo de gente filantrópica que quería desarrollar una labor social al dominio de los bancos y los fondos de inversión. Nos hemos endeudado mucho y los bancos han tenido que venir al rescate. El enfoque ha cambiado radicalmente. El editor sigue un libro de estilo y tiene un compromiso con la redacción, pero los bancos y los fondos de inversión no tienen esa sensibilidad social. Para ellos solo importa la cuenta de resultados. Ahora hay que ser rentables económicamente, la rentabilidad social ha pasado a un segundo plano.
D.D.- ¿Cuáles diría que son los pilares de la programación de Radio Zaragoza?
P.D.- Es una programación coordinada con la cabecera nacional. A partir de ahí, tenemos el valor indiscutible de nuestros comunicadores. La audiencia cree en ellos. Acompañamos a la gente en los buenos y en los malos momentos. Radio Zaragoza quiere seguir siendo el medio de referencia en Aragón. Tenemos más competidores que nunca, pero ese es nuestro camino. Además, mantenemos programas propios con contenidos muy pegados a lo local como es el caso de La Rebotica. Es un programa de análisis e interpretación que está pensado para la gente que toma decisiones. Tenemos una audiencia muy cualificada.
D.D.- ¿Cómo ha cambiado Radio Zaragoza desde 1997?
P.D.- Cuando vine me encontré una radio con mucha gente y una tremenda penetración social en Aragón. Era un medio líder que había creado opinión durante muchos años y que incluso se había puesto por delante en algunas causas como la lucha contra el trasvase del Ebro. Poco a poco he visto cómo se ha ido depurando. Hemos ido reduciendo plantilla porque, probablemente, era una estructura un poco pesada. Ahora se ha conseguido un equilibrio perfecto entre veteranos y jóvenes. La SER es una emisora comercial privada que cumple una función social, pero también tiene que buscar la rentabilidad económica. Éste es un negocio que siempre ha dado beneficios, tanto a nivel local como nacional, pero ahora estamos pasando por la peor etapa de todas, yo no he vivido una situación igual desde que empecé en la profesión. No obstante, seguimos defendiendo una idea: el periodismo de proximidad es importantísimo. La radio local es fundamental, ya que te da cercanía a la gente, conocimiento del territorio y fidelización. Todo eso se puede perder en la medida en que nos vayamos centralizando. Me da mucho miedo que alguien de Madrid piense que la radio local no es rentable y decida suprimirla. Me parece que sería un paso atrás enorme. Es un modelo que hay que defender a muerte, aunque lo cierto es que la pérdida de ingresos es continua, aun no se ve la salida y temo que pueda comprometer nuestra estructura actual. Con menos gente nos tendríamos que limitar a hacer periodismo de declaraciones. En el supuesto de que ocurriera dejaríamos de cumplir nuestra función social. No podríamos vigilar al poder ni crear una opinión pública saludable.
D.D.- ¿Temen perder a sus oyentes aragoneses si se sigue con esta política de centralización?
P.D.- Sí, me preocupa mucho porque ahora mismo somos la cadena con más penetración social en la comunidad y eso lo perderíamos. El oyente es muy inteligente y sabe cuándo le das la espalda o cuándo te estás equivocando. Por eso, vamos a defender a nuestros oyentes a muerte, no queremos perder nuestra posición. La SER es una de las cadenas que articula España y replegar las emisoras de todo el territorio sería un error tremendo.
D.D.- La SER es el medio radiofónico de referencia, pero en los últimos años la calidad del periodismo de ésta y otras emisoras se ha visto comprometida por los recortes. ¿Quién tirará ahora del carro?
P.D.- Nadie. La radio se convertirá en un medio de segunda. Hasta ahora ha sido siempre un medio de primera, ha jugado finales muy importantes y las ha ganado. Ha estado presente en las movilizaciones contra la guerra de Iraq, en el 11-M… Son razones de peso para que la SER aguante al máximo, ya que este tipo de despliegues son importantísimos para el país y se perderían. Estamos en un momento muy delicado. Como unidad de negocio todavía ganamos dinero, pero como grupo tenemos una deuda y yo no sé hasta qué punto el grupo se puede ver obligado a tomar una serie de decisiones que comprometerían nuestra presencia en todo el territorio. La SER tiene que mantener su estructura como está ahora mismo. Creo que el periodismo local siempre va a tener vida, sobrevivirá a todas las crisis.
D.D.- ¿Cómo ha cambiado Radio Zaragoza desde que empezó la crisis?
P.D.- En Aragón tardamos más en notar los efectos de la crisis por la Expo. Desde entonces hemos reducido bastante la plantilla. Hemos intentado hacerlo de la manera menos traumática posible, aunque para el que se va es un trauma tremendo. Hemos intentado recolocar a la gente. Si hay un hueco en una emisora local o en el matinal de Madrid enviamos a alguien de aquí. Ahora mismo en contenidos tengo a cerca de veinte personas, no me puedo quejar. Es una buena cifra, todavía podemos seguir haciendo un periodismo de calidad pero hemos reducido mucho. En las emisoras locales también ha habido una reducción significativa. Si antes teníamos a tres o cuatro personas en cada una ahora solo quedan dos y tienen que hacer de todo.
D.D.- ¿Se van a tener que tomar nuevas medidas para hacer frente a la crisis?
P.D.- No depende de mí, pero es posible. Ya tuvimos un ERE y se habló de un segundo expediente pero, afortunadamente, está en punto muerto. Es probable que tenga que haber más reducciones de plantilla. Si tienes que reducir la deuda y compensar la pérdida de ingresos imagino que lo más fácil es atacar al personal, somos el coste mayor. Espero que aguantemos así, pero el año que viene va a ser difícil. Yo soy un puente entre la empresa y los trabajadores. Entiendo que hay que hay que tomar medidas económicas y defenderé a nuestros periodistas a muerte, pero si hay un imperativo económico yo lo único que puedo hacer es aceptarlo o marcharme.
D.D.- ¿Cómo ve el futuro para los que salimos de las facultades de comunicación? ¿Podremos entrar a formar parte de medios como la cadena SER o ya no hay hueco para nosotros?
P.D.- La profesión está cambiando radicalmente, aunque el objetivo siempre es el mismo: contar buenas historias. Creo que hay una especialización en lo digital que os abre una puerta, pero en el periodismo convencional están casi todas cerradas. De hecho, se están cerrando para los que estamos dentro. Por aquí han pasado muy buenos becarios y, sin embargo, los hemos tenido que despedir cuando acababan la beca. Es lo que peor llevo. Intentaremos paliar eso en la medida de lo posible, pero no se puede vivir permanentemente de becas. No es justo, uno tiene que tener un sueldo digno y crece profesionalmente. Ahora vamos hacia el modelo de vendernos a nosotros mismos como empresa. Tendréis que tener una mentalidad empresarial, buscar ideas rentables y especializaros al máximo. A mí me dieron mi primera oportunidad a los 22 años, pero vosotros, en el mejor de los casos, no vais a poder ganar un sueldo digno que os permita estabilizaros hasta que no tengáis unos 30 años. En este momento, las divisiones que mejor están funcionando son las de América. Trabajar allí tiene una serie de desventajas, pero están generando más ingresos que las de España. Hay compañeros que se han marchado a países como Colombia o Chile. Yo no me cerraría esa puerta.
D.D.- ¿Hay sitio en Aragón para tantos periodistas?
P.D.- Ahora mismo no. En mi época no había ninguna facultad de Periodismo aquí y ahora tenemos dos. Es excesivo, ya que no responde a las necesidades del mercado. Lo mismo pasa en Arquitectura. Tendría que haber un acuerdo entre las dos universidades. No obstante, ganará el que mejor se forme. En este sentido, el inglés es muy importante. Vuestra generación deberá saber pensar en inglés. Es algo básico.
D.D.- Con la llegada de la televisión se dijo que la radio desaparecería, pero no fue así. ¿Qué futuro le espera a este medio en la era de Internet?
P.D.- Un futuro bueno. Internet suma oyentes. El problema es que nuestros oyentes tienen unos cincuenta años de media. Por eso, tratamos de captar a los jóvenes a través del deporte con programas como Carrusel Deportivo o El Larguero. Yo le veo un futuro tremendo. Internet resta a los medios impresos, ya que el oyente que se va a lo digital no suele comprar la versión en papel, pero en la radio ganamos oyentes. Además, tienen la posibilidad de oír la radio a la carta.
Informa: Jorge Lisbona
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